Murió Tito Steiner, el atleta más completo de la historia del deporte argentino

Murió Tito Steiner, el atleta más completo de la historia del deporte argentino

El decatleta, olímpico en Montreal 1976 y ausente de Moscú 1980 por el boicot, tenía 72 años.

La muerte de Tito Steiner enluta al deporte argentino. El atleta más completo de la historia del país, falleció este jueves a los 72 años y luego de haber estado internado en el Hospital Alemán por una neumonía. A pesar de haber nacido en Paraguay, se trató de un notable representante nacional en las décadas del 70 y 80.

Steiner conquistó en tres oportunidades el prestigioso Campeonato Universitario de Estados Unidos y también en tres oportunidades se ubicó en el top 10 mundial de una de las disciplinas -combinación de 10- más exigentes del programa atlético. En junio de 1983 estableció el récord sudamericano con 8.291 puntos, que permaneció largo tiempo imbatible. Y, de hecho, desde aquel momento resulta intocable como récord argentino. Y ya pasaron más de cuatro décadas. Lo hizo en Provo, Utah, la ciudad donde cursó sus estudios universitarios, además de representar a la Brigham Young University de esa ciudad en las competencias atléticas.

El atletismo argentino ya había tenido un valor de primera clase mundial en decathlon, el gran Enrique Kistenmacher, quien “acarició” el podio en los Juegos Olímpicos de Londres, donde terminó 4° pese a una lesión sufrida en la segunda prueba (el salto en largo).

Kistenmacher fijó récords que permanecieron por más de dos décadas, hasta justamente la aparición de Tito. Un digno sucesor. Este no solo dominó el decathlon en nivel sudamericano -ganó la medalla de oro de los campeonatos en Rio de Janeiro 1975 y Montevideo 1977- sino que logró la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de San Juan de Puerto Rico 1979, en una época en la cual el podio era casi inaccesible a nuestros atletas.

Tal como citamos, el decathlon define a los “atletas más completos”, aquellos que son capaces de unir velocidad con la suficiente coordinación y fuerza, abordando las más dispares pruebas: 100 metros, salto en largo, lanzamiento de bala, salto en alto y 400 metros llanos durante el primer día, 110 metros con vallas, lanzamiento del disco, salto con garrocha, lanzamiento de jabalina y 1.500 metros en la jornada final. Steiner había aparecido como un gran valor en lanzamientos debido a su poderoso físico, pero más adelante produjo una importante superación en pruebas como los 110 metros con vallas y salto con garrocha, donde también fue uno de los mejores de Sudamérica.

Tito Steiner había nacido el 1 de mayo de 1952 en Colonia Obligado, Paraguay, en una familia de inmigrantes alemanes. Pero desde muy chico vivió en nuestro país y comenzó a practicar atletismo -también jugó handball como federado- en la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester. Representó a esa entidad, y también al Club Argentino de Atletismo, siempre bajo la guía técnica del profesor Raúl Zabala.

En una nota en la revista El Gráfico contó: “Mi familia vino a la Argentina cuando yo tenía seis años. El año olímpico de 1968 me despertó inquietudes por el atletismo. Se difundía mucho en los diarios y empecé a buscar un lugar para practicar. Así llegué a la Sociedad Alemana en Villa Ballester”.

Zabala lo guió paso a pasó hacia el decathlon, al igual que otro joven y ascendente valor, que luego se radicó en Alemania, Roberto Steinmetz. Steiner debutó como decathleta en la pista de Parque Chacabuco con 6.441 puntos (de acuerdo a la tabla actual) y a los pocos meses logró el primero de sus cuatro títulos nacionales. En 1973 fue el primer argentino en superar la “barrera” de los 7.000 puntos de acuerdo a la tabla antigua. Trabajaba como técnico en ascensores: salía a las 7 de la mañana de su casa en Castelar y atendía el negocio de su cuñado hasta la tarde. Recién a las 16 llegaba a la pista del CEF 1 (el actual CeNARD) para sus entrenamientos atléticos. Y de noche, estudiaba electrónica.

Pese a todo, fue progresando en forma muy sostenida y su debut internacional se produjo en el Sudamericano de Santiago de Chile, en 1974, donde logró la medalla de plata después de un intenso duelo con el venezolano Ramón Montezuma.

Tras un debut olímpico en Montreal 76 que le dejó una sensación de frustración -escaso apoyo para prepararse y viajar, débil infraestructura atlética en nuestro medio- recibió la oferta de la Brigham Young desde Provo y hasta allí se trasladó. Sus progresos en decathlon en EE.UU. fueron notorios, batiendo varias veces el récord sudamericano y ganando el campeonato NCAA de 1977, 1979 y 1981. Su actuación en los Panamericanos de Puerto Rico fue uno de los hitos de su campaña, siendo así el único argentino en el historial que escaló hasta el podio del decathlon, quedando segundo del estadounidense Bob Coffman. Era la primera medalla para un atleta argentino después de doce años, aunque realmente ambicionaba el oro.

La ausencia en los Juegos de Moscú representó una gran frustración. Y aunque tuvo otras excelentes temporadas como las de 1981 y 1981, alcanzando sus mejores puntajes, ya en los eventos internacionales no pudo rendir igual y a sus 31 años se alejó de las competencias.

Trabajó en la promoción de distintas marcas deportivas y en compañías productoras de centros deportivos, principalmente de pistas atléticas. Casado con Hilde Malgay, tuvo tres hijos: Herman (quien también hizo decathlon), Sabine Christopher. “El deporte fue y es gran parte de mi vida. Es la clave, me dio muchísimo, es el pilar de todo lo que soy. Lo haría otra vez y diez veces más”, afirmó en una entrevista.

Siempre planteó las dificultades que significaba ser un “amateur” en todo sentido en un medio atlético de escasos apoyos. Pero, a la vez, siempre fue admirado por su vocación, su entrega y su buena disposición hacia todo el ambiente atlético, al que intentó ayudar en la medida de sus posibilidades. Carlos Gambetta y Santiago Lorenzo, quienes también hicieron campaña atlética en Estados Unidos, fueron algunos de sus mejores herederos en el decathlon. Román Gastald, cordobés, en tiempos más recientes. Ellos mantuvieron la supremacía argentina, al menos en los planos sudamericanos. Y el recuerdo Tito, insuperable.

Aquellos Juegos ganados por el gran Bruce Jenner

Los Juegos Olímpicos fueron la mayor frustración de Tito. Solo pudo asistir a Montreal 76, en condiciones difíciles y cuando aún no tenía ningún fogueo internacional, terminando en el puesto 22° de la competencia ganada por el legendario Bruce Jenner con récord del mundo. Tenía sus esperanzas en Moscú 80, cuando ya era uno de los mejores del mundo. Pero la Argentina no iba, por el boicot. De todos modos, Tito no iba a poder competir allí: meses antes, por una lesión en la espalda, tuvo que ser operado en Utah. Y recién volvió a las competencias sobre fines del 80, publicó Clarín.

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