Jaque a la reina

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Conflicto agropecuario: un camino bloqueado por la intransigencia

Hugo Remedi

El conflicto del campo no quedó acotado sólo al contexto nacional donde en verdad se generó en toda su dimensión. Por el contrario, en nuestro caso viene poniendo en jaque la convivencia social y ahora política de Entre Ríos. Un problema que nació sectorial y que no fue a tiempo tratado con respeto, ahora camina devorando a su paso gran parte de la credibilidad del gobierno nacional y, por otro lado, sigue generando problemas en todo el país. La intransigencia le sigue ganando a la reflexión prudente y nuestra provincia sufre más que ninguna por esos avatares. Alfredo De Ángeli, aunque feroz centro de las críticas oficiales, continúa incólume erosionando a los rivales que siguen saliendo por los rincones del cuadrilátero kirchnerista a enfrentarlo. Se multiplican los especuladores y los precios estallan devorando los sueldos. El segundo capítulo de la novela arrasó la disfrazada convivencia entre Jorge Busti y Sergio Urribarri y dio lugar, asimismo, a la resucitación de moribundos políticos de la oposición. Nada está como entonces en Entre Ríos.

Pese a que ya han pasado más de cinco meses del cambio de gestión de gobierno, la mayoría de la gente, cuándo habla de él, sigue llamando “Presidente” a Néstor Kirchner. Confusión rutinaria que, sin dudas, abre interrogantes que no muchos se han detenido a analizar.

¿Será tal vez un acto fallido de esa gran parcialidad social que incluye políticos, dirigentes, periodistas, gente común, etcétera o será acaso que buena parte de la sociedad tiene internalizado que el “verdadero” Presidente sigue siendo el rostro masculino del matrimonio que ejerce el poder en Argentina?

De dilucidar este entuerto, surgirán seguramente algunas de la respuestas que la circunstancias exige para interpretar el camino que a recorrer se viene.

Evidentemente, el conflicto con el campo quebró aquella concepción monolítica que había puesto en marcha el entonces Presidente Kirchner de que todo lo podía, y de que su poder lo iba a ir consolidando desde la decisión permanente de llevar el disenso al terreno siempre triunfante del enfrentamiento

Pero Cristina no es Néstor, por lo pronto. Entonces, ¿por qué ganaba Néstor sus combates? Bueno, sabrán los estudiosos en el tema dar las respuestas más adecuadas y precisas, pero tal vez sí se podría aportar alguna humilde idea desde estas líneas. Por ejemplo: tiene mucho más oficio en el ejercicio del Poder Ejecutivo, usa mejor el tono de los discursos y la psicología de quienes lo escuchan, achica el estado deliberativo de su entorno haciendo una fuerte concentración del poder y se viste bastante más arruinado que su mujer con la importancia que ello implica, como valor identificatorio dentro del tejido social, sin que ello signifique una banalidad a despreciar.

Y así como no son iguales a la hora de gobernar, la reacción popular de hoy tampoco es la misma a la que había cuando Néstor era el Presidente en ejercicio.

Cristina, en verdad, tuvo “aguante” mientras el país fue haciendo la plancha, es decir, los casi cuatro primeros meses de gestión. Inmediatamente después, cuando apareció el conflicto con el campo, el “aguante” se trasladó a Puerto Madero y Néstor tomó las riendas de la situación. Salió a vapulear al campo con discursos agresivos, echó al ministro de Economía Martín Lousteau y ordenó a sus mosqueteros endurecer la posición oficial contra los chacareros vernáculos e impedir de ese modo que cunda el “mal ejemplo”.

Y mientras el grupo de choque de Luis D’Elía, Emilio Pérsico, Jorge Ceballos, Humberto Tumini y otros amenaza tomar las calles ocupadas por los productores del campo, los intelectuales del kirchnerismo imaginan a su modo un frondoso escenario ideológico donde intereses imperialistas van quemando etapas. Primero irán en busca del gobierno del boliviano Evo Morales, vaticinan el asesinato de Hugo Chávez, imaginan la toma de la bastilla, la invasión a Cuba y, al fin, dan por sentado el asalto definitivo del macabro proceso desestabilizador con un golpe de Estado en la Argentina…

En realidad, y con mucho respeto lo digo, los que están a la vera de ruta, y más allá de las ideas que profesen, no me impresionan en verdad y sin subestimarlos como los autores o cómplices de este “monstruoso contubernio desestabilizante de la región” que creen ver los aggiornados setentistas del kirchnerismo.

¿Se puede visualizar hoy detrás de los reclamos del campo una situación de esta magnitud? No pareciera. En todo caso se podrá estar o no de acuerdo con los reclamos o con su metodología e incluso con la historia casi llorona del campo, haya perdido o haya ganado plata, pero suponer un avance golpista montado en el último vagón del conflicto agrario en realidad parece una fantasía estruendosa. Más bien parece un mensaje apocalíptico pergeñado por oficialismo hoy en el poder destinado a generar exabruptos de alarma y de ese modo desalentar ante la sociedad el punto central del conflicto. En todo caso, el gobierno de los Kirchner intenta enfrentar un problema de monedero desde un tono ideológico que la sociedad en su conjunto no entiende en su real dimensión.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

La provincia estuvo representada por la secretaria de Energía, Noelia Zapata.

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Opinión

Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Cultura

Un espacio de salud mental pensado para adolescentes y jóvenes.

El beneficio es en el marco de plan federal FortalecER Teatro.

La actividad se realizará el próximo lunes en la FCEDU.