Cuatro años sin represores detenidos

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Cómo están las causas por delitos de la dictadura en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay

Valentín Bisogni
(desde Concepción del Uruguay)

El 16 de marzo de 1977, Jorge Emilio Papetti se encontraba haciendo el servicio militar en el Regimiento Caballería de Tiradores Blindados 6 de Concordia. Allí mismo fue detenido ilegalmente y habría sido trasladado a Paraná donde murió debido a las torturas recibidas. Tras la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final, en 2004 fue reabierta la causa iniciada por su familia. A cuatro años de reiniciada la investigación, no hay un solo represor detenido, en una situación que se repite y que preocupa. La situación es similar en la investigación por las desapariciones de Oscar Dezorzi y Norma Beatriz González en Gualeguaychú. Otro dato: la Nación y la provincia no se han constituido como querellantes en las causas que se investigan en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, como sí lo hicieron en Paraná.

El juez federal de Concepción del Uruguay Guillermo Quadrini había fallado en contra de un pedido de inconstitucionalidad de la Ley Número 25.779 que anuló las leyes de obediencia de vida y punto final. Fue en septiembre de 2004 en una resolución en la que consideró a los delitos de lesa humanidad como “cosas no juzgadas” y calificaba a las leyes de impunidad como “repugnantes al género humano”. El fallo se había dado en el marco de la Causa Número 55.045 caratulada “Fiscalía General solicita desarchivo / Causas por la desaparición de personas Área Concordia”, en la que están imputados varios represores, entre ellos Naldo Miguel Dasso, Horacio Alberto Goris, Gonzalo Jaime López Belsue; Jorge Echeverría, Juan Ignacio Aleman, Miguel Galeano y Héctor Aníbal Amarillo por las desapariciones del soldado Jorge Emilio Papetti, Sixto Francisco Zalazar, Julio Alberto Solaga y Mario Valerio Sánchez; y por secuestros y torturas.

La defensa de los militares involucrados apeló el fallo de Quadrini y el expediente fue a parar, el 27 de abril de 2005 a la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal instancia superior adonde arriban las causas por delitos de lesa humanidad. Retornó al Juzgado Federal el 7 de febrero de 2007, pero semanas después volvió a ser solicitado por la misma Sala IV y desde esa fecha se aguarda su devolución para que continúe la investigación.

Dicha sala fue duramente cuestionada por los organismos de derechos humanos y por familiares de desaparecidos por la lentitud con la que resuelven los pedidos de inconstitucionalidad de la nulidad de las leyes de la impunidad, medida que los represores utilizan para dilatar los tiempos procesales. El cuestionamiento popular es que allí “se duermen los expedientes” sin poder llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación o regresar a los juzgados federales de primera instancia.

La historia del soldado Papetti

En el libro Rebeldes y ejecutores, del periodista Daniel Enz, se describe claramente el hecho ocurrido en 1977. Jorge Emilio Papetti había ingresado el 20 de abril de 1976 como soldado conscripto al Regimiento Caballería de Tiradores Blindados 6, en Concordia. El 16 de marzo de 1977, casi ya de baja y ascendido a dragoneante, fue detenido dentro de la unidad mientras estaba de guardia. Algunos de sus compañeros oyeron sus gritos de protesta cuando se lo llevaban y alertaron sobre lo sucedido.

Al día siguiente, el padre del dragoneante se entrevistó con el teniente coronel Naldo Miguel Dasso, que era jefe de la unidad, en presencia del segundo jefe, el mayor Osvaldo Antonio Larocca. Dasso explicó que Papetti, sospechoso de extremismo, había sido trasladado a otra ciudad “por órdenes superiores” pero que a la altura de Villaguay se había fugado después de haber obtenido permiso para ir al baño en una estación de servicio. El padre presentó el caso ante el juez de Instrucción de Concordia, Oscar Satalia Méndez.

Sin embargo, un detenido declaró posteriormente que el 18 de marzo de 1977 fue secuestrado en su domicilio y trasladado al Regimiento 6, que allí lo encapucharon, lo golpearon y lo picanearon para después exigirle que reconociera a unos detenidos. Cuando le levantaron la capucha vio, entre otras personas, a Papetti muy lastimado, con posible fractura de costillas y una tos persistente.

Ambos fueron luego trasladados a un lugar cercano a la represa de Salto Grande, donde los interrogaron y torturaron nuevamente. Por la noche los llevaron a la cárcel de Concordia y desde allí a la ciudad de Paraná, por la mañana, en un camión tanque acondicionado para transportar personas de modo clandestino. En la capital provincial fueron alojados en el Escuadrón de Comunicaciones Blindado 2 y más tarde en la Unidad Penal Número 1, donde funcionaba un centro de torturas denominado Casa del Director.

Papetti fue dado de baja de su regimiento el 28 de mayo de 1977 por “primera deserción calificada”; y Naldo Miguel Dasso fue ascendido a general en 1984.

El cuerpo del dragoneante Jorge Emilio Papetti continúa desaparecido. Desde la nulidad de las leyes de impunidad, Dasso está nuevamente imputado en la causa, en la que también se investigan las desapariciones de Julio Solaga, Sixto Zalazar y Mario Valerio Sánchez.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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