Antonio Tardelli
Siempre será mejor que la gestión estatal se desenvuelva conforme objetivos definidos y explícitos. Por estas horas, en la Cámara de Diputados, el espacio institucional donde mayormente se ventilan las diferencias existentes en el partido de gobierno, se estudian dos iniciativas, los proyectos de leyes de turismo y de presupuesto, que subrayan hasta qué punto lo institucional puede estar condicionado por los avatares de una interna partidaria. Pero es posible que en aspectos centrales, aquellos que expresan la dirección de una política y que en definitiva la definen, las distancias se acorten y las desavenencias se diluyan.
El problema, en última instancia, es cómo se construyen las decisiones. Crítico de las políticas del Poder Ejecutivo, decididamente alineado detrás del ex gobernador Jorge Busti, el diputado peronista Eduardo Jourdán afirma que los legisladores acaban frustrados una vez que escuchan las explicaciones de los ministros acerca del proyecto de presupuesto. Salvo, acota Jourdán, quienes obtienen alguna “migaja” en forma de beneficio para su departamento. Al margen de su clara definición en la interna, el diputado da en el clavo al apuntar los mecanismos mediante los cuales se edifican los consensos. Esos beneficios arrancados por algún legislador, así como las conquistas que obtienen los intendentes, son la reproducción en miniatura del sistema de acumulación del poder central. La suma de las prebendas, desparramadas a lo largo y a lo ancho de la geografía nacional a través de decisiones discrecionales, es lo que refuerza la distorsión institucional en materia de distribución de los recursos. Es, en fin, lo que refuerza el centralismo y la injusticia.
La norma que procura regular la actividad turística, con un injerto que abre las puertas a la explotación privada de los juegos de azar, y el proyecto de presupuesto, pieza clave para cualquier gobierno, disparan debates significativos. Informes elaborados por legisladores del oficialismo puntualizan que los gastos vienen aumentando en mayor medida que los ingresos. Desconectar esa realidad del avance del poder central sobre las arcas provinciales supone un recorte que empobrece el análisis. Cierta pereza intelectual, hija tal vez de la resignación política, conduce a enfocar en cuestiones que nada definen a menos que se las ubique en un panorama más amplio.
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