Silvio Méndez
En un avance en lo que vagamente se denomina “transparencia pública”, el Honorable Concejo Deliberante (HCD) de la ciudad ha subido a su sitio oficial de Internet un listado con la nómina de sus empleados. Allí figuran con su nombre y apellido, así como número de legajo, los 219 trabajadores que prestan servicio al Cuerpo. El padrón del elenco incluye también a los 15 ediles y personal político.
También se detallan los 28 empleados de la Defensoría del Pueblo de Paraná, que depende institucionalmente del HCD. En total figuran 247.
Se trata de una medida que la actual gestión ha tomado en el afán de encarar un ordenamiento administrativo y de las cuentas del Concejo, en donde los números del ítem de personal históricamente han estado viciados, siendo poco claros. Tampoco era regular el modo en que se entablaba la relación laboral de los contratados políticos “de obra” de las concejalías, ya que según supo ANÁLISIS, en la gestión pasada casi ninguno de ellos emitió su correspondiente factura por sus remuneraciones. Sólo ese dato es un verdadero escándalo.
Otros de los aspectos sobre los que se intenta poner orden son en ciertos gastos desmedidos que tenía el Concejo, como lo fue el alquiler de fotocopiadoras. Según fuentes cercanas a las finanzas del municipio, en 2015 se erogó desde el HCD una suma cercana a los $250.000, sólo por la cantidad de copias realizadas en ese período en las máquinas que proveía una conocida comercio del rubor de la ciudad. A este monto, obviamente, se debe sumar una importante cantidad de hojas utilizadas para realizar tales copias.
También llamó la atención en la gestión entrante algunos costos de alquiler de inmuebles, como lo fue el caso de la sede del Club Social de Paraná, que demandó $60.000 por mes. A cambio de esa importante transacción, la vivienda pudo ser denominada por un tiempo “Casa de la Ciudad”. Cabe aclarar igualmente que en ese histórico y emblemático lugar tenían lugar las sesiones cuando estuvo en restauración la cúpula del recinto, así como regularmente los jueves se realizaban encuentros artísticos.
En fin, así las cosas, la restricción y ordenamiento de gastos en el Concejo también llegó a la planta, cuyo número fue congelado, ya que se considera supera en buena medida los necesarios para un funcionamiento de una institución de estas dimensiones. Del mismo modo se limitaron las adscripciones –las afectaciones de empleados estatales de otras dependencias–, a las concejalías. El número se restringió a cuatro (4), ya que se presentaban irregularidades como la de empleados que no iban a trabajar estando asignados al HCD, otros que solicitaban la renovación automática a pesar de haber expirado el período legislativo, o la incorporación de adscriptos que pretendían que sus puestos conservaran ciertos adicionales en sus sueldos estipulados en su lugar de origen, pero que el Concejo no se lo tenía previsto.
