Antonio Tardelli
De inmediato, el abogado de Viale consideró que el sector al que pertenece, la Corriente Arturo Illia, debía promover el nombre de Benedetti, funcionario del Banco de la Nación Argentina. El empresario es la figura principal de la Corriente Illia, desde donde también habían manifestado sus aspiraciones los dirigentes Juan Carlos Arralde y Gustavo Cusinato. Todavía no hay una definición orgánica. En fin: voluntarios sobran.
Pero el panorama es complejo. Se extrañan en el radicalismo las grandes líneas internas que ordenen conforme preferencias ideológicas o estilos de militancia. La dispersión es una de las formas de la debilidad. Así, un candidato de un espacio, Arralde, puede perfectamente participar de un almuerzo patrio organizado por un referente de otro, como el intendente de Paraná Sergio Varisco, y tomarse con él una fotografía nada inocente. Todo podrá justificarse, en fin, en apelaciones al consenso. Abundan las invocaciones a la unidad en un escenario donde apenas si se perciben vocaciones personales que recolectan apoyos sin recurrir, al menos por el momento, a un núcleo de definiciones que le dé algún sentido a la construcción.
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Las elecciones internas del Pro, que este fin de semana debía elegir en Entre Ríos autoridades, quedaron limitadas a una disputa local en Nogoyá. Los resultados de la votación, en la que según informaron los macristas votaron unas doscientas personas, son menos importantes que el paso de comedia que la antecedió. Fue todo un tema el sitio donde debería votarse. Se determinó en un momento que las mesas recolectoras de votos serían ubicadas en la sede de la UCR. La reacción enojada de algunos afiliados radicales obligó a dar marcha atrás con la curiosa decisión.
El episodio es significativo porque exhibe la confusión reinante entre los dirigentes y los militantes de Cambiemos. Aunque el espacio no se agota en ellos, macristas y radicales no terminan de saber muy bien qué cosa es ese colectivo que comparten. No saben si son una coalición de gobierno, un frente electoral, una fusión de partidos u otra clase de experimento. Ignoran si son lo mismo o si son una cosa distinta. Los radicales desconocen si los de amarillo juegan en el mismo equipo, o no, y en todo caso si eso es para siempre o temporario. A la inversa, lo mismo. ¿Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo? ¿Me prestás tu sede para mi interna?
Cambiemos es un oficialismo de características inéditas. Un partido reducido a la gravitación personal de un empresario devenido en Presidente debe tratar, en el distrito entrerriano como en otros, con una fuerza de desarrollo territorial más amplio y a la que el entendimiento con el Pro devolvió al gobierno. Eso sí: en un rol secundario. La UCR es cola en el orden nacional y su subordinación no se ve compensada por su mayor peso en los municipios. En lo que a su dinámica de funcionamiento se refiere, la identidad de Cambiemos está en formación. En ese contexto debe confeccionarse una lista de candidatos.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS del miércoles 7 de junio de 2017)
