Un relevamiento fotográfico realizado en Paraná da cuenta de un impactante cierre masivo de comercios. Se trata de una serie de fotos efectuadas como parte de una tarea docente llevada adelante por un profesor de la Tecnicatura en Economía Social. Son instantáneas de locales vacíos, disponibles y en alquiler, lugares en donde antes hubo actividad en rubros de todo tipo. En redes sociales, el álbum contó con 400 publicaciones, pero la investigación alcanzó a contabilizar 700 persianas bajas de un total que se estima podrían ser más de 1.000 en el último año. La motivación de la investigación es también reflexionar sobre el fondo de la cuestión que apunta a una concentración económica y una política de ahogo de la producción nacional. Desde Apyme entendieron que el panorama forma parte de un rumbo que ha fulminado el mercado interno y que se hace imperioso revertir.
Silvio Méndez
Impresiona un poco ver todas esas imágenes juntas. Porque reunidas así, una detrás de otra en un álbum, se puede tomar cierta dimensión del volumen e impacto que significan tantos negocios cerrados en la ciudad. Esa fue la idea que motorizó el relevamiento que entre agosto de 2018 y julio de 2019 realizó Maximiliano Elberg.
Docente de secundaria, de la Tecnicatura Superior en Economía Social y Desarrollo Local, Elberg proviene también de una familia de pequeños comerciantes y de allí su inquietud de llevar a cabo un registro de lo que califica como “cierre masivo” de puntos de venta al consumidor final, tal como se lo denomina técnicamente.
Se estima que en el último año han cerrado sus puertas más de mil comercios en la capital provincial, de los cuales en esta indagación se censaron unos 700, y un número de 400 imágenes pasaron a divulgarse a través de redes sociales. El registro pretende asimismo llegar al fondo de la cuestión y desentrañar el porqué de esta realidad que se ha visto agravada el último tiempo. Entender esta situación para poder imaginar salidas que permitan una reactivación que derrame beneficios en común.
“La situación actual, las medidas políticas y económicas tomadas en los últimos años, sumadas a una concentración económica de muchos años en manos de comercios extranjeros como nunca vimos –de China, Estados Unidos, Francia– que genera una situación inédita en nuestra historia de cierres y traslados de locales en la ciudad. Esto plantea un verdadero desafío para que se asuma: cómo resolver el desempleo, recuperar el mercado interno y revertir esta situación de quebranto. El comercio de nuestros vecinos es el que peor castigo recibe y menos recursos tiene para sobrevivir. La situación que está a la vista de todos se repite en todas las provincias argentinas. Un presente angustiante y un futuro desconcertante para los que aún quedan en pie”, señala el docente que se ha ocupado de dar cuerpo a una impresión generalizada.
Antecedentes
Elberg en diálogo con ANÁLISIS entiende que se está frente a un “proceso inédito, nunca había ocurrido en nuestra historia, como tampoco una concentración tan grande en tan pocas manos”. Este relevamiento de comercios minoristas locales se inició a mitad de 2018 hasta el presente, aunque se puede rastrear poco antes la situación de merma en la actividad. “El cierre de comercios comenzó a fines de 2016, principios de 2017, cuando estaban cayendo muchos comercios. Pero en 2018 se registran caídas como moscas y cierre masivos de los comercios. El punto es que saqué 200 comercios cerrados, después eran 300, 400, 500, y llegué prácticamente a 700 fotos de comercios cerrados, y ahí decidí dar por terminada la recorrida y estudio porque no me daba más el estómago para hacerlo. Yo tuve 30 años un negocio familiar, vengo de una familia de comercio minorista. Sé lo que es un mostrador desde que soy chico, porque mi viejo me crió en el mostrador. Mi mamá no podía cuidarnos en otro lado, así que nos cuidaba en el negocio. Conozco todos los vericuetos, todas las variables que tenés en un comercio pequeño. Se le dice comercio minorista a lo que es el comercio al consumidor final. El que llega al consumidor final. La diferencia es entre un Walmart que llegue al consumidor final, un Changomás, un supermercado chino o un Día, y otra cosa es que llegue un almacenero de barrio o el que tiene una despensa o granja. Son cosas totalmente distintas, una diferencia de escala en cuanto a lo económico que es tan poderosa que no hay forma de competir con ellos. Como no hay forma de competir con semejante poder financiero, económico, logística, comercial y de comunicación, con la espalda financiera que dan las tarjetas para los descuentos, reintegros de IVA, y como tienen todo servido, no queda otra que cerrar, borrarte del mercado y directamente desaparecer”, disparó.
(Más información en la edición gráfica 1102 de la revista ANALISIS del jueves 15 de agosto de 2019)
