" Además de Justicia necesitamos que confluya un proyecto de país", dice el autor del artículo.
Por Iván Pesuto
Para ANALISIS
El inesperado diálogo telefónico poselectoral entre el presidente Mauricio Macri y el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández (cuando parecía que todo se desmadraba); y más recientemente las exposiciones de ambos, en el Seminario Democracia y Desarrollo que organizó Clarín en el Malba, nos hacen ilusionarnos con un incipiente indicio de calma y madurez política, como si estuviéramos soñando que estamos pasando unos días de vacaciones en Finlandia o Noruega.
Ambos coincidieron en la necesidad de “preservar las reservas”.
Y en síntesis, Macri además de su histórico pedido de disculpas por su anterior discurso, hizo un llamado a “construir acuerdos”. Dijo, por ejemplo: "...No podemos seguir en una guerra casi terminal, porque de ahí no se consigue nada". "Esto que se ha logrado en otros países que nos rodean lo tenemos que lograr aquí también. Nunca creí que la grieta era el camino"; "el diálogo y el acuerdo es la manera de construir", el desafío pasa por "unir en una transformación".
Por su parte, Alberto rechazó el default y también habló sobre un “gran acuerdo multisectorial”, parando la pelota para hacer “...un enorme acuerdo con empresarios, el Estado y sindicatos y donde cada uno respete su parte". A la vez que reconoció que “una de las cosas buenas que han pasado en este tiempo es que tenemos un INDEC que funciona con independencia y cuenta lo que nos pasa”, abriendo las puertas para que su titular Jorge Todesca, pueda continuar en sus actuales funciones en el INDEC si él gana las elecciones. Cuestionó con dureza a Guillermo Moreno y a su vez dijo que “
Milagrosamente, el dólar se clavó en 57 y Fernández dijo que en 60 estaba bien.
Desconozco hasta el infinito si en lo macroeconómico esto es correcto o no, pero hay que reconocer que la especulación cambiaria, a pesar de tener las tasas de interés más altas del mundo, se serenó un poco...
Un alarmista de los que nunca faltan también podría acudir a la vieja frase hecha: la calma que precede a la tormenta.
O será que, por fin, somos los testigos únicos y privilegiados que están asistiendo al parto de una nueva República?
Ese milagro es posible en Argentina, que da para esto y mucho más.
Pero tamaña refundación solo sería posible si asentamos
En primer lugar, con cimientos de una Justicia ciega y efectiva: estará
Pero también y en forma complementaria, en esa mezcla fundante de hormigón, además de Justicia necesitamos que confluya un proyecto de país. Políticas de Estado para mediano y largo plazo. Ponernos por fin de acuerdo, más allá de los circunstanciales Presidentes de turno, en cómo vamos a encarar el flagelo de
Para nuestros hijos. Y para los hijos de ellos.