(De ANÁLISIS)

Después de una semana de haber desaparecido de su despacho y de las actividades oficiales, Prensa del gobierno de Entre Ríos a instancias del Ministerio de Salud, informó que su titular Guillermo Grieve tiene dengue: en realidad, luego de que ANÁLISIS confirmara y publicara el diagnóstico preciso previo a que este domingo se le diera un tardío tinte oficial.

Contrario a lo que se tenía como conducta arcaica, la enfermedad de un Presidente es por su gravitación institucional, información que debe tomar estado público con la rigurosidad que cada caso demanda. De allí deviene que a todo funcionario público le caben las generales de la ley, sobre todo si la jerarquía institucional es creciente. Y con exactamente la misma dimensión que tiene cualquier medida que se toma desde los estamentos estatales y que genere consecuencias sobre un montón de gente.

En cambio, si durante varios días de conocida la enfermedad de este funcionario no era necesaria visibilizarla, surgiría el interrogante entonces que por qué, luego de aparecida la noticia, surgió curiosamente la versión oficial. Trabajar a demanda entonces, como eje de estrategia: quizás.

Del ocultismo, de tanto uso en el pasado y totalmente prescindible en el mundo de las redes sociales que estamos sufriendo, deriva la incertidumbre como la madre de todas las bacterias que imposible es desconocer en el mundo de la comunicación institucional. Que es precisamente quien tiene que cercar la desinformación para que en consecuencia la sociedad destinataria de los mensajes que bajan sanitariamente lleguen cargados de certezas y de ese modo ofrezcan la tranquilidad necesaria.

El peligro latente es que este tipo de conducta se reitere como modelo de alborotar información de superficie permeable a generar protagonistas y no hechos concretos.

Salud no es ni el Teatro Colón, ni Cosquín Rock y mucho menos tiene que tener artistas exclusivos, simplemente porque trabajar en la estructura sanitaria es pasarse la vida perdiendo sangre a cada rato. Y por más vocación de servicio que se tenga, siempre es un lugar destinado a sufrir.

Prudencia ante las batallas ganadas y resistencia ante una realidad que ataca a diario es casi el ADN de estar en esos desiertos de pelea diaria. Sabe Dios que en estos lugares uno se levanta todos los días para solo ver estallidos de cerca y seguir.

Y por eso de que siempre se vive perdiendo, o solo ganando pequeñas batallas, es que es absolutamente indispensable cultivar desde lo más alto de la pirámide el más bajo de los perfiles. Lo otro, es solamente vender fundas de colores mediáticas que no se sabe qué tienen adentro o lo que es peor: saber si hay algo adentro.

Sufriendo los avatares de un gobierno nacional que se ha desligado del tema de la salud pública, las provincias en general tampoco reaccionaron a fortalecer una campaña más acorde con lo que viene sucediendo con este flagelo del dengue, incluida Entre Ríos.

La estrategia sigue siendo publicar las recomendaciones de rigor que ya se vienen reiterando desde hace años, pero con otra realidad a la actual y, por otro lado, relatar semanalmente la cantidad de casos que crecieron geométricamente, todo lo cual parece bastante escaso como política sanitaria. Y a eso sumarle (o restarle) dos videítos donde en uno aparece el gobernador haciendo promoción de repelentes y otro donde se puede observar al ministro divirtiéndose de modo desatinado con un coequiper tirándose off en medio de risotadas al estilo del uso de spray en jornadas carnavalescas.

El titular de la cartera tiene dengue, lo adelantó ANÁLISIS, y luego lo ratificó el gobierno y ahora falta que hagan otro comunicado diciendo que lo mismo le sucede a otra alta funcionaria del mismo ministerio.

El tema no es que tengan dengue el ministro y una de sus funcionarias, el problema es que siempre están llegando tarde y que cambiaron la sustancia de lo que es gestionar en la salud, por la foto de rutina, o el tiktok de oferta diaria.

La salud hoy por hoy está requiriendo a casi el 10% de la gestión de gobierno, bastante más que lo ofrecido hasta ahora. Quizás reformulando algunas cuestiones que tengan que ver con re enamorarse de otros valores se pueda mostrar bastante mejor lo que se hace en favor de la salud de los entrerrianos.

Tarde y a escondidas no es una respuesta de gestión.

Por cierto, bueno sería que estas perfidias dejen sus enseñanzas y no terminen siendo como lo que alguna vez dijo el inefable Ringo Bonavena: en referencia a que la experiencia es como un peine que te acercan cuando ya estás pelado.