En la provincia ha habido muchos anuncios grandilocuentes en los últimos años que no llegaron a buen puerto. Un informe periodístico mostró algunas de las obras que fueron presentadas con bombos y platillos pero que nunca pudieron ponerse en funcionamiento. Es la primera parte de un informe que traerá otros capítulos con aquellos proyectos que quedaron por fuera en este primer recorte. 

¿Qué fue del estadio único de Paraná?

El 23 de septiembre del 2011, en un acto en el estadio del Atlético Echagüe Club, el entonces gobernador de la provincia Sergio Daniel Urribarri presentó el proyecto del Estadio único de Paraná. La iniciativa proponía montar un gran estadio en el Acceso Norte de la capital provincial, más precisamente en los terrenos donde hoy está el Parque Botánico. 

La provincia se había hecho de esos terrenos gracias a una decisión del Concejo Deliberante de Paraná pero que luego el Municipio logró recuperarlos ya que aquella ordenanza establecía que en caso de no ser utilizado con los fines previstos, el inmueble volvería a manos de la capital provincial. 

En enero del 2012, una comitiva del oficialismo viajó hacia el caribe brasileño en el marco del proyecto de estadio único. Liderados por Urribarri, la intendenta Blanca Osuna, el ministro José Lauritto y los funcionarios Juan Javier García y Guillermo Federik emprendieron un viaje hacia la ciudad de Natal, donde se construyó el estadio Río Grande Do Norte que fue terreno del Mundial 2014 que se realizó en el vecino país. La idea era que el estadio de Paraná sea similar al de Natal. 

La obra del estadio único de Paraná fue valuada en su momento en más de 450 millones de pesos y en su momento se aseguró que la meta era inaugurar parcialmente las obras en 2013. Parte de esto se anunció en junio del 2012, con la presentación de la maqueta digital (que tuvo un costro de 12.499 pesos). 

Además del costo de la realización de la maqueta, otros diez millones de pesos fueron destinados al proyecto que quedó en la nada. A través de dos decretos. El 2 de mayo del 2012, Urribarri firmó el decreto Nº1192 a través del cual dispuso una partida de 5.000.000 de pesos para gastos de "fotocopias, librerías e insumos en general", según constó en la norma rubricada por el entonces gobernador. Además, el 29 de agosto del mismo año firmó un segundo decreto (Nº2919) donde giró un monto similar para la construcción del estadio. Diez millones de pesos para un estadio que nunca fue. 

Estadio único de Concordia

A principios de este año se conoció que el gobernador Gustavo Bordet le hizo entrega de seis millones de pesos al Municipio de Concordia para avanzar en el Estadio único después de 24 años desde el primer anuncio.

Durante la gobernación de Jorge Busti, más precisamente en 1996, Sergio Urribarri (entonces presidente de la Liga de Fútbol de Concordia) y Julio Larocca (quien después ocupó cargos en AFA) se dio el primer anuncio de la construcción del Estadio, informó El Entre Ríos.

Para el inicio del proyecto se contó con un aporte de 200 mil dólares que venían del Tesoro Nacional con los que se construyeron las gradas de cemento como así también los movimientos de la tierra. Este giro de dinero generó denuncias contra Urribarri y Larocca que recayeron en sede judicial, pero los acusados justificaron esos fondos con un contrato de publicidad entre la Liga de Fútbol de Concordia y el Banco de Entre Ríos. Esto provocó que el juez que tuvo la denuncia en su despacho, el actual vocal del STJ Martín Carbonell, considere que estaba justificada la erogación de dinero.

En febrero del 2014, Urribarri ya como gobernador prometió la licitación de la obra del Estadio. Pero esto nunca ocurrió.

El año pasado, el Concejo Deliberante de Concordia aprobó una partida presupuestaria de 6 millones de pesos para la realización de la obra. Este dinero se iba a sumar a otros seis millones de pesos que iba a aportar el gobernador Bordet, promesa que cumplió a principios de este año. La obra está a cargo del empresario Eduardo Marcelo Chezzi. Allí se prometió cerrar el polideportivo que también incluye una cancha de hockey sobre césped sintético de agua y una pista de atletismo.

Las termas, el parque acuático y el cristo redentor de Diamante

No se trata de tres emprendimientos distintos. Son parte de un mismo proyecto aunque no se pensó en las tres alternativas todas juntas sino que fueron siendo manotazos de ahogado de las gestiones peronistas. Ninguna trajo solución. 

Las termas en Diamante fueron una idea originaria de la Unión Cívica Radical (UCR) que nunca se había concretado. En 2003, cuando asumió Juan Carlos Darrichón, el dirigente justicialista se propuso realizar el complejo termal. En 2005 consiguió el certificado de prefactibilidad de exploración y perforación en las 160 hectáreas que originalmente eran propiedad del Ejército Nacional. Para la adquisición del inmueble, el Municipio debió pagar 2.100.000 pesos que pretendía recuperar gracias a la gestión pública del complejo termal, ya que Darrichón se negó a la inclusión de la inversión privada. 

Pero el proyecto comenzó a trabarse. En primer lugar, las perforaciones estuvieron a cargo de la empresa mendocina La Motta que tuvo también a cargo las perforaciones de las termas de Villa Elisa y Victoria. De hecho, hubo particularidades respecto a estos otros municipios: la perforación en Villa Elisa fue más barata que la de Diamante y la de Victoria empezó a hacerse con anterioridad a pesar de que Diamante había licitado primero. El costo de las perforaciones realizadas por la firma mendocina fue de 1.200.000 que salieron de la Caja de Jubilaciones del Municipio. Cabe mencionar que los 2.100.000 de pesos también fueron aportados por el órgano previsional diamantino. Es decir, los jubilados y aportantes de Diamante pagaron las perforaciones y el inmueble donde se iban a realizar el complejo termal que nunca se realizó. Para esto se contó con la aprobación del Concejo Deliberante con la sola oposición del bloque del radicalismo conducidos por Rodolfo Parente. 

Las perforaciones no arrojaron los resultados previstos ya que el caudal de agua termal encontrado no alcanzó a llenar más de una pileta. Las características del agua eran similares a las de María Grande, con 40 grados de temperatura y un alto contenido de salitre. Esto generaba un riesgo ambiental que evitó que el proyecto pueda conseguir la habilitación de la Secretaría de Medio Ambiente ya que el proyecto preveía tirar los residuos termales al río Paraná. 

Pero como las obras ya habían comenzado y el proyecto termal no caminaba, ya con la gestión de Claudia Gieco se pensó en un parque acuático con piletas de agua fría. Dicho emprendimiento iba a ser inversión de empresarios de Diamante y se lo anunció como el complejo Sunset Station. El acondicionamiento de las instalaciones y las piletas que faltaban construirse se realizaron con una suma de 3.250.000 de pesos provenientes de las arcas del gobierno provincial con cinco decretos firmados por Urribarri. 

Es decir, que sumando lo que le costó a la Caja de Jubilaciones de Diamante y los decretos del gobierno, el proyecto termal –primero- y el complejo acuático de piletas frías después le costó a los ciudadanos un total de 6.550.000 pesos. Pero el complejo de piletas frías tampoco caminó. 

Lo que quedó como dato de color fue un sueño empresario que pretendió construir un cristo redentor en el predio. Supuestamente, los 50 metros de alto iban a superar en tamaño al que está en la cima del Corcovado, en Río de Janeiro. Los concejales peronistas llevaron a un grupo empresario liderado por el productor teatral y representante de futbolistas Daniel Comba. También estaba en la comitiva el empresario habitual contratista del Estado provincial, Miguel Marizza. Fue justamente Marizza quien aseguró ante los concejales diamantinos que había tenido un sueño en el cual había un cristo enorme en la provincia y que por las barrancas de Diamante, aseguraba que el sueño había sido allí. La premonición no se concretó, tampoco. 

Otro dato al pasar: Darrichón tiene una causa judicial abierta por no haber hecho los aportes a la Caja de Jubilaciones del Municipio a pesar de que se le descontaba todos los meses a los trabajadores estatales. Eso, sumado a los millones que se destinaron a las termas y nunca le devolvieron al órgano previsional, puso en crisis financiera a la Caja con serios riesgos de quedar bajo la órbita del sistema provincial.