Un partido que fue atípico. Una semana de trabajo para planear una forma de jugar que luego no se puede llevar a cabo, ni por uno u otro equipo. La fuerte e incesante lluvia que se desató antes del encuentro jugó su propio papel, que conspiró en contra de las intenciones de Atlético Paraná y Central Goya. Por eso se vio un encuentro desprolijo, deslucido, de entrega y lucha en el mediocampo, impreciso, con muchos pelotazos y pocas jugadas bien elaboradas.

Dentro de ese panorama, la tenencia de la pelota fue del local pero las chances más claras de gol, pocas, las tuvo la visita. No pudo el Gato capitalizarlas y por eso se tuvo que conformar con un empate 0 a 0 en la localidad correntina, en el marco de la 17ª fecha de la Zona 8 del Torneo Argentino B de fútbol.

El punto en tierras visitantes puede cotizar alto en el mediodía de este domingo, después del enfrentamiento entre Deportivo Achirense y Textil Mandiyú –suspendido ayer por las inclemencias del tiempo-, ya que si el elenco Algodonero no suma de a tres, el pasaje del conjunto de barrio San Martín a una nueva instancia se verá concretado.

De todas maneras, el Rojiblanco sigue como único líder del grupo con 32 unidades y no perderá tal condición tras la jornada de este domingo. Mientras que el Negro goyano terminó de consumar en su estadio el descenso de categoría.

Paraná recibirá el próximo fin de semana al equipo de Colonia Las Achiras, en donde cerrará la primera etapa del certamen y entrará en receso hasta el 14 de marzo.

Obligado por la urgencia de sumar de a tres, el Negro goyano desde el pitazo inicial del encuentro mostró una ambición ofensiva con un esquema 4-3-1-2, adelantándose y tratando de generar jugadas de peligro en un terreno que se presentó pesado y rápido, debido a la intensa lluvia.

Paraná se paró con el dibujo 4-4-2 intentando recuperar el balón en la zona media, pero cuando lo logró, estuvo impreciso en los pases y eso hizo que el local se armara de nuevo para adelantarse en el campo y llegar con pelota dominada al área contraria, aunque sin profundidad ni claridad. Mientras que el Decano, en el primer cuarto de hora, prácticamente no pasó la mitad de cancha y cuando lo hizo, Chiavarini intentó un remate de media distancia pero se fue muy desviado.

El trámite del juego se tornó desprolijo y deslucido, con pelotazos y poco juego por abajo. Por ende las situaciones de riesgo frente a los arcos carecieron y recién a los 27 minutos, un desborde de Trinidad por izquierda terminó con centro al área que no alcanzó a darle Chiavarini, siendo ésta la primera llegada clara de la visita. Pero inmediatamente respondió el dueño de casa con un disparo de media distancia de Bello que se fue apenas por arriba del horizontal.

Poco pasaba en el encuentro, que no era bien jugado, y otra vez llegó el Rojiblanco con un cabezazo de Benítez que dio en el travesaño. Se animó el Gato, se adelantó en el terreno y un pase preciso de Chiavarini para el Tincho casi termina en el fondo de la red, pero apareció la mano salvadora del arquero para desviar al tiro de esquina.

El dueño de casa necesitaba el gol, se iba hacia adelante y un cabezazo de Godoy fue a las manos de Baigorria. Se tornó intenso el partido en los minutos finales del primer período, ambos pensando en el arco de enfrente pero mejor armado en las llegadas estuvo el Gato paranaense. Y tras un córner de Trinidad al área, el defensor Dri saltó y cabeceó al gol, pero allí estaba bien ubicado el arquero local que se quedó con el balón.

El segundo tiempo empezó a jugarse bajo un diluvio que paró recién a cinco minutos del epílogo. Por eso la lluvia fue la protagonista en esa etapa. Así, los equipos no pudieron desplegar en cancha lo que se habló en zona de vestuarios en el entretiempo. Por ello el trámite se hizo ordinario, con poco juego asociado, los jugadores no podían a hacer pie y trataron de despejar el balón lejos de su área.

El dueño de casa mostró entrega, actitud, y con ello intentó poner en aprietos al Gato combatiendo en la zona media y buscando asociaciones para generar juego con Suárez, Godoy, Herrera, pero no siempre lograron su cometido. Es cierto que tuvieron más posesión del esférico, pero ello no significó crear situaciones de riesgo. Es más, Baigorria tuvo una sola atajada complicada tras un cabezazo de Gauna que se le metía junto al poste derecho.

Mientras el Decano esperó paciente, ordenado, fue más criterioso para manejar el balón cuando lo tuvo en su poder y así contó con las chances más claras para romper la paridad. El ingreso de Ekkert le dio mayor dinámica por el sector izquierdo y justamente el diamantino fue quien contó con dos remates para convertir. El primero se fue desviado y el segundo tapó el arquero con su cuerpo. Ello sin mencionar el gol de Chiavarini que el árbitro anuló por posición adelantada, en una jugada muy dudosa.

Los minutos finales se vio a un local lanzado en ataque con sus hombres, pero carente de ideas para generar una opción de gol. Y Paraná ya veía con buenos ojos el punto, aunque de contra pudo liquidarlo con otro disparo de Ekkert, el cual esta vez dio en el travesaño. Fue la última jugada de riesgo y el encuentro se consumó, con la esperanza del Decano de clasificar hoy a otra etapa y la desazón de los goyanos porque perdieron la categoría, finaliza El Diario.