
Según la fiscalía que impulsó las denuncias, el religioso alquiló la lujosa propiedad en 2002, cuando a raíz de la acusación en su contra por la que finalmente fue condenado, utilizó el dinero de la Fundación para vivir cerca de ella, pese a que no podía tener acceso.
En la causa, la defensa de Grassi planteó una probation, esto es, realizar tareas comunitarias a cambio de evitar ir a juicio oral y público, pero el Tribunal lo rechazó. El dueño de la casa quinta, Alberto Mirenda, había denunciado una deuda por la falta de pago de varios meses de alquiler, consignó Infobae.
El cura también tiene otra causa a partir de un informe realizado por el programa "Periodismo Para Todos (PPT)" en la que se detectó el desvío de bienes y alimentos, que eran parte de las donaciones que recibía la Fundación Felices los Niños, hacia la Unidad 41 de Campana, donde Grassi purga su pena.
El religioso está detenido por haber recibido una condena de 15 años de prisión por "abuso sexual agravado por resultar sacerdote, encargado de la educación y de la guarda del menor víctima, reiterado, dos hechos, en concurso real entre sí, que a su vez concurren formalmente con corrupción de menores agravada".