
Desde septiembre de 2004 hasta agosto de 2015, el salario mínimo medido en dólares tuvo un aumento ininterrumpido, con excepción de 2014, el año en que la crisis financiera global afectó las cuentas argentinas. Al inicio del gobierno de Kirchner el ingreso vital era de 149 dólares, mientras que al final del ciclo K llegó a 607 dólares.
Cambiemos lo modificó en junio de 2016, pero por el efecto de la devaluación de ese año bajó de 607 a 477 dólares. En julio de 2017 Macri lo volvió a subir (en pesos pasó de 6.810 a 8.860). Ese incremento sí se vio reflejado en la comparativa en billete verde: de 477 trepó a 519 dólares, con un dólar oficial a 17,06 pesos. Pero en julio pasado el salario mínimo “dolarizado” retomó la caída libre: bajó a 343 dólares, con la divisa a 29,08 pesos.
La semana pasada el gobierno nacional resolvió sin acuerdo de la Confederación General del Trabajo (CGT) ni la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) dar un incremento de 25 por ciento. La suba llevará el salario mínimo de los actuales 10.000 a 12.500 pesos, pero se abonará de la siguiente forma: 7 por ciento en septiembre; 6 por ciento en diciembre; 6 por ciento en marzo del próximo año y 6 por ciento en junio de 2019. ¿Cuánto cotizará el dólar para entonces?
Al cierre de esta nota el SMVyM se mantiene en 10.000 pesos, pero la moneda estadounidense se disparó a 30,30 pesos. Los embates económicos externos y los problemas financieros domésticos lo desinflaron más aún hasta caer a 330 dólares, un nivel muy similar al de 2007. Lo que se podría decir que el salario mínimo, vital y móvil viajó atrás en el tiempo. Pero, no.