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La tragicomedia del pato y los patitos

La tragicomedia del pato y los patitos

Una columna de opinión de José Elinson.

Por José Carlos Elinson

(Especial para ANALISIS)

“Son pocos, pero son”, dice el gran César Vallejo en su inmortal Los Heraldos Negros.

Ni punto de comparación, claro con el tema a desarrollar en esta pequeña entrega.

Estos no son pocos, en realidad, cual acto de la dramaturgia más o menos vernácula, van saliendo a escena a medida que el argumento así lo requiere.

Primer acto

Primer cuadro: los abogados de avanzada

Relativamente jóvenes abogados que aparecen con los estandartes de la libertad para los acusados rescatando viejos “apotegmas”, como gustaba decir al general cuando hablaba para determinados auditorios.

Ellos son los portadores de argumentos que si bien poco originales, dan pie a la introducción de temas que a medida que transcurren los minutos van tomando formas cercanas al conflicto. “Son pocos, pero son”.

Segundo cuadro: Una línea media más bien avezada

Una línea media con algo de ataque y bastante de defensa abre el segundo cuadro presentando abogados con más ¿cancha? ¿calle? ¿esquina?, trajes de confección pero de marca y la pasión puesta en argumentar lo inargumentable pero con intersticios para hacer lugar a cierto lucimiento de las defensas técnicas que asisten a los sospechados.

Segundo acto

Primer cuadro:

Aparece en escena Marquitos Ibáñez Menta llevándose por delante una platea ávida de debate a fondo donde se ventilen los temas denunciados por ANÁLISIS que rebotados en esferas judiciales dejan mal parados a los otrora patrones de veredas creadas en febriles imaginaciones de gusto y conveniencia.

Correcto, como siempre, Marquitos hace gala de una dialéctica y retórica que suelen dejarlo bien parado frente a su ocasional audiencia, el abogado hace un paneo sobre la historia que los ocupa y que ya fue introducida por los equipos precedentes, pero poniendo acentos donde hacía falta y dejando en suspenso todo o parte de aquello que se convertirá en el transcurso del juicio en el meollo de una de las contiendas legales más fuertes en la historia judicial de esta provincia.

Segundo cuadro:

Rauli Chicho Serrador, con su estilo correcto, distendido, sentado, que hace recordarlo en sus intervenciones en la Cámara de Diputados de la Nación, expone un fuerte apoyo a la introducción del colega Marquitos, moviendo a cuasi ridiculizar argumentos de las defensas del acusado.

Tercer cuadro: La mesa está servida

Ubicados con luz a giorno los querellantes y defensores en sus respectivos estrados, fiscales, jueces y demás funcionarios de la escala judicial, está todo en orden para dar comienzo a una instancia que, de no mediar interrupciones (esperables), marcará un hito como se dijo antes en la historia judicial entrerriana.

Displicente, un perfil que debe suponer le sienta bien, y una sonrisa socarrona que debe imaginar le da chances de éxito.

De indumentaria “casual”,,, como para restarle formalidad a la cita, el mayor de los patos denuncia desde lo gestual una especie de desprecio por cuanto lo rodea. El esá por encima de cuanto lo rodea. El está por encima de todo. De ser un insignificante asador de club (dicen),en su Arroyo Barú natal a gobernador de la provincia, el salto tiene connotaciones cualitativas y cuantitativas. A ambas arriesgó su suerte el pato mayor y paulatinamente las mieles del éxito fueron endulzándole distintas instancias de su vida.

Claro, ¿cómo no iba a mirar todo por encima del hombro como se mira a los enanos del circo?

Tras una lectura no tan extensa como tediosa, por fin da comienzo la función que insumió menos tiempo que la introducción.

Por lo que pudo verse el fenómeno se repetirá tantas veces como sea necesario.

Marquitos encabezando la retirada como si un plazo estuviera a punto de vencer, el Pato Mayor departiendo distendido con el interlocutor de turno, Rauli, con paso relajado, y saco abierto camina sin prisa por calle Laprida.

Algún poco ocurrente dijjo “nada nuevo bajo el sol”.

Otro, un poco más avispado acotó “tanta cháchara…”,

-¿Cómo dijo? Nada, que es como usted dice, “nada nuevo bajo el sol”.

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