Un control policial de la cuarentena en Paraná. (Foto: ANALISIS)
Por José Carlos Elinson (*)
No se puede creer, no es Paraná, no es Entre Ríos, ni siquiera la Argentina, es el mundo el que está en pie de guerra contra el coronavirus.
Es verdad, no estábamos preparados para semejante ataque, pero no fuimos los únicos, cada país, cada región tomó las riendas del problema sumándose a las directivas de los referentes de salud que están poniendo lo mejor de sí para aportar a la solución –compleja- del problema.
La primera síntesis que aparece con claridad como mensaje a la población es “quedate en tu casa”, recomendación que no empieza y termina en cuatro palabras sino que refiere a los recaudos necesarios para que los mismos ciudadanos sean y se sientan protagonistas de la batalla que se está librando.
Quedarse en casa es una manera sencilla pero efectiva de disminuir los riesgos de propagación del coronavirus, es decir, en otras palabras, cuidarse y cuidarte. De eso se trata la colaboración que desde nuestra simple condición de ciudadanos de a pie podemos, sin demasiado esfuerzo pero con las convicciones en alto, acercar a los que trabajan y ponen en riesgo sus propias vidas para tratar de salvar las nuestras.
Entonces llegaron ellos, diría Serrat, los de siempre, los más vivos de la esquina, los que se las saben todas y ciegos y sordos a cualquier recomendación, los habrá hecho sentir unos vivos bárbaros salir a la calle contraviniendo las medidas dispuestas para proteger su propia salud, y la de cuanta persona quede, por proximidad, expuesta al contagio.
Cuarentena en Entre Ríos: Se produjeron 41 detenciones en las últimas horas. (ANÁLISIS DIGITAL, 21 de marzo de 2020).
“La vida es dura amigo, con la filosofía poco se goza”… apuntaría el gran Raúl González Tuñón; y es cierto, no son tiempos para filosofar, pero tampoco para perderlo capturando en la calle a los enemigos públicos que no dudan en exponerse y exponer a sus conciudadanos a una posible muerte anunciada por efectos del coronavirus. No es un juego, muchachos, no es una picardía adolescente, es la diferencia entre la vida que tratamos de conservar y el fallecimiento inapelable a manos del Covid-19.
Es mucho lo que está en juego, nadie es ajeno a esta realidad que nos ha cambiado la perspectiva de nuestra cotidianidad en cuestión de horas.
Apostar por la vida es hacerlo por vos y por el otro.
Apostemos entonces.
(*) Especial para ANALISIS