
Por Víctor Centurión (*) - Especial para ANÁLISIS
La inflación rápidamente explicada se puede considerar como una transferencia de ingresos entre los distintos actores económicos. Frecuentemente se menciona que la inflación puede ser por motivos monetarios ante emisión excesiva de pesos, también puede ser por alza en los costos y siempre se suma la inflación por expectativa “subo los precios por las dudas”.
Pocas veces se escucha hablar de la inflación estructural que sería el típico caso de la inflación en Argentina.
La naturaleza observada, de insistente persistencia del proceso de inflación que, en Argentina, ha alcanzado ritmos y dimensiones descomunales, no obstante la aplicación de una nutrida terapéutica indicada conforme la aplicación a las reglas tradicionales, sugiere la certeza de hallarnos frente a un problema diferente aún no experimentado en otras partes del mundo.
Tal vez el problema persiste debido a que las variables que la actualidad exige introducir en el diagnóstico, fueron prescindidas de hecho.
Hoy, determinados grupos de hombres organizados, jerarquizados y soberanos ejercen en provecho propio y de sus “mandantes” efectos de dominación sobre otros grupos de hombres, en perjuicio de una comunidad que pretende organizarse (el Estado).
Muestra de esta actualidad son los incrementos “a voluntad” aplicados y anunciados en servicios como telefonía, internet, electricidad, gas, medicina prepaga...
Esa inflación se denomina estructural, ya estudiada por economistas argentinos en el año 1966 cuando en Argentina se anunciaba un Proceso de Reorganización Nacional implementando similares medidas económicas a las que por estos tiempos se anuncian.
Hoy que al proceso inflacionario se lo vincula simplemente como un juego de variables medios de pago, velocidades de circulación, cantidades y precios presentando un desequilibrio, es una simpleza que no acierta en el diagnóstico de las causas de la inflación y, por ende, poder iniciar su solución.
Otra vez, como en otros momentos de nuestra historia, se nos presenta como “esto” o el “abismo”
El dinero (medios de pagos) viene siendo reclamado por los responsables de conducir los “pagos chicos” de provincias y municipios; dejarlos sin esos medios de pagos puede asimilarse a dejarlos sin la “sangre” suficiente para que el cuerpo funcione sin desfallecer.
(*) Contador público, doctor en Administración