Claudio Cañete
La presentación de la murga Falta y Resto este fin de semana fue el momento propicio para dialogar con Alberto Felici, productor y responsable de la Alternativa Musical Argentina (AMA) que trajo al grupo uruguayo nuevamente a Paraná. Felici rememoró el origen y las luchas de este movimiento cultural que se originó en los 70, en años difíciles de silenciamientos. Pero también denunció que la Municipalidad de Paraná le dio fecha solamente hasta julio en el Teatro 3 de Febrero, lo que significa que el Ciclo se sufrirá un corte tras 23 años de continuidad de una propuesta que resistió la censura de la dictadura y las debilidades de la democracia. La llegada de Joan Manuel Serrat es uno de los hechos más contundentes que la AMA produjo en los últimos años. Ahora va por más: Felici anticipó a ANALISIS que trabaja para la llegada de Jaime Roos en octubre al Anfiteatro Héctor Santángelo.
El domingo la murga uruguaya Falta y Resto, de gira nacional, brindó su nuevo espectáculo en el Teatro 3 de Febrero a sala llena. Todo fue en el marco de una nueva producción de la Alternativa Musical Argentina, dentro de su ciclo 2005. ¿Pero qué es la Alternativa? Quizás por el paso de los años -han sido 23 años- y por una cuestión generacional muchos no tengan en claro que no se trata de una mera productora de espectáculos, sino que cada propuesta es la continuidad de una serie de ideales ligados a la cultura independiente y a un concepto de difusión de los artistas que por fuera del marketing del stablishment, se ganaron a fuerza de sacrificios su popularidad. Alberto Felici es el responsable de AMA y, acompañando a los murgueros en este caso, concedió esta entrevista no sin prometer una segunda parte para hablar de esta historia, que merece largo espacio, a la vuelta de Resistencia y Posadas, donde continúa la gira de los uruguayos.
-Desde la vuelta a la democracia hasta ahora, ¿qué transformaciones ha tenido la Alternativa Musical Argentina? ¿Cómo surgió?
-Entre fines de la década del ‘70 y comienzos de los ‘80, con el grupo Magma estábamos incursionando fuertemente en el camino de la mixtura del rock con el folclore. Eso nos alejaba del encuadre que en aquella época la industria preveía para la música popular argentina.
Aquí, el mandato de la industria y los medios era que debías pertenecer a un género determinado; paradójicamente la música del mundo había comenzado a cambiar a partir de la mixtura que ensayaban los Beatles, por ejemplo. Pero había un retardo en el espacio de la industria cultural donde uno quedaba como un desubicado. Por lo tanto, se debían tomar otros caminos para crecer y trascender. El giro musical nos alejó del rock preestablecido y por lo tanto de una porción del público que nos seguía desde el ‘74. En esa huella musical coincidimos con un sinnúmero de propuestas que se estaban gestando a lo largo y ancho del país. Nuestro ideal era la independencia, ser emisores de un mensaje que nos representara y no receptores solamente. Por lo tanto apostamos a un repertorio propio, edición en sello propio, infraestructura propia. Hasta el día de hoy puedo decir que esos ideales siguen intactos, lamentablemente puedo implementarlo con artistas que hoy produzco y no con Magma.
En aquella época se luchaba como se podía contra la mentalidad pacata del medio, había que tocar covers en inglés o imitar pájaros. Pero estaba claro que lo que no había que hacer era “decir algo” en las letras. Por eso temas como Posdata para una resurrección o Nuestro río jamás fueron difundidos por una sola radio de Paraná. Recién cuando versionamos la Canción de cuna costera (de Linares Cardozo), un sector de los difusores nos otorgó algún crédito para ser difundidos. En ese contexto la idea de la Alternativa Musical Argentina nació sola, sin esfuerzo, simplemente saliendo a recorrer el país y juntándose con todos los que padecíamos la misma indiferencia. Ese laburo de contactar y tejer un país musical alternativo lo hice yo. Y costó mucho laburo hacerlo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
