El atleta paranaense se fue a vivir a Rosario para perseguir su sueño de ser atleta profesional. Para solventar los gastos trabajó en una empresa, en una fábrica de heladeras y en una fábrica de bicicletas. Vendió empanadas y organizó rifas. El pasado fin de semana en España ganó dos Medallas de Bronce representando al país. “Cumplí el sueño de correr para Argentina. Siempre quise vestir la celeste y blanca para que me vea mi mamá desde el cielo”, confesó.
Por Pablo Rochi
En el deporte no es la primera vez que hay que situarse en la historia de un protagonista que mediante su esfuerzo, dedicación y superación logró grandes resultados. En ésta, como en cada una de ellas, hay particularidades que provocan admiración.
El paranaense Julián Molina es uno de los tantos deportistas que, a pesar de contar con infinidades de trabas y piedras en el camino, nunca dejó de creer en sus condiciones y en perseguir sus sueños.
Molina dejó todo por trascender en el atletismo, su verdadera pasión. Se fue a vivir a Rosario para estar cerca de Cristian Crobat, su actual entrenador. Al principio trabajó en una empresa en el cordón industrial a 2 horas de Rosario. Después, lo hizo en una fábrica de heladeras y posteriormente en una fábrica de bicicletas.
Cuando se quedó sin trabajo, vendió empanadas para poder seguir costeando sus participaciones en competencias nacionales. Lo hizo hasta que en el 2018 ganó la media maratón de Buenos Aires, un antes y un después en su carrera deportiva.
Julián Molina acaba de hacer historia. El entrerriano brilló en el Iberoamericano que se desarrolló el pasado fin de semana en Alicante, España, donde consiguió dos Medallas de Bronces en sus dos intervenciones: 3.000 metros con obstáculos y 5.000 metros llanos.
Desde Huelva, donde ahora concentra para sus próximas competencias, Molina charló con ANÁLISIS para contar sobre su gran presente.
-Un fin de semana histórico. ¿Cuáles son las sensaciones con estos resultados?
-Tuve muy buenas sensaciones en los 3.000 metros con obstáculos porque llegué muy bien físicamente y había trabajado bien los obstáculos para ganar esa medalla. Y en el de 5.000 metros llegué un poco cansado y con molestias en mis isquiotibiales por los saltos, pero es normal porque tuve un solo día de recuperación. No muchos se animan a correr dos pruebas en un torneo tan importante. Creo que corrí muy inteligente porque con el nivel que había muchos no entendían cómo me había recuperado tan rápido y cómo corrí tan fuerte. Creo que fui más fuerte mental que ellos y por eso logré una medalla más.
-¿Por qué son tan importantes estás medallas para tu carrera deportiva?
-Son muy importantes porque ahora me gané la beca del Enard (NdR: Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) para vivir un año más del atletismo y seguir progresando. Además, cumplí el sueño de correr para Argentina. Siempre quise representar a mi país y vestir la celeste y blanca para que me vea mi mamá desde el cielo; que me vea cumplir mis sueños de representar a mi país de la mejor manera y sí que lo he hecho.
-¿Dónde crees que estuvo la clave para alcanzar estas medallas?
-La clave fue entrenar ordenado y disciplinado, y siempre consciente de lo que mi cuerpo podía dar.
-Entraste en la historia para el atletismo argentino. Han pasado un par de días de las medallas. ¿Caes en lo que conseguiste?
-Sé que hice historia, pero mi gira por Europa recién está empezando y me veo capaz de lograr más cosas porque acá el nivel es otro y eso te lleva a mejorar. La verdad, sí caigo en lo que conseguí porque sabía que había hecho una muy buena preparación y sabíamos con mi entrenador en que podíamos correr. Solo había que mantener la calma, correr, disfrutar y demostrar lo que sé hacer dentro de la pista.
(La nota completa en la edición gráfica número 1130 de la revista ANALISIS del viernes 27 de mayo de 2022)
