
El escarabajo de oro es una divertida sátira al mundo del cine independiente y un proyecto que muta hasta convertirse en otro sin sentido, que tapa una fallida búsqueda de un tesoro, de la mano del autor de Castro, y Linda Fina-Stina Sandlund, una documentalista sueca.
El filme cuenta en el guión con la participación de Mariano Llinas, autor de la recordada Historias extraordinarias.
La premiación fue anunciada por el director del Bafici, Marcelo Panozzo, y el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, en un encuentro con la prensa que tuvo lugar en el Centro Cultural Recoleta, donde se concentró una parte de la actividad del evento cinematográfico más importante de Buenos Aires.
Casi medio centenar de filmes argentinos animaron la muestra, con películas nacionales de nivel y buenas presencias, incluso fuera de la competencia, donde se vieron El color que cayó del cielo, de Sergio Wolf, sobre meteoritos, y La ballena va llena, una performance a propósito de arte y migrantes del colectivo La Estrella de Oriente, con personajes como Marcelo Céspedes, Daniel Santoro y el Tata Cedrón como impulsores.
En materia internacional, más allá de la premiada, que gracias al reconocimiento tendrá distribución y exhibición local garantizada, se vieron otras obras destacables, como todas las premiadas o merecedoras de menciones. Además de los filmes de apertura, The Congress, animación del israelí Ari Folman, o el de cierre del sábado The Scond Game, del rumano Corneliu Porumboiu, un relato autorreferencial del autor de Bucarest 12:08 y Policía, adjetivo.
También en el bloque internacional se vio la singular Iranian, de Mehran Tamadon, que plantea temas de actualidad desde una estructura narrativa audaz, mientras que en el argentino propuestas con niñas o adolescentes como las cordobesas Atlántida, de Inés María Barrionuevo y Ciencias naturales, de Matías Lucchesi, que deviene road movie. O Juana a los 12, que tiene como centro a una alumna de colegio privado estigmatizada, y, con otro eje, el ejercicio más o menos documental Si je suis perdu, c’est pas grave, de Santiago Loza, singular observación de un taller teatral.
También hubo documentales de muy buen cuño, tales los casos de Amancio Williams, de Gerardo Panero, sobre el arquitecto argentino; Burroughs: The Movie, de Hoeard Brookner, sobre el escritor estadounidense; Cosano: la vida secreta de un vestido, de los hermanos Diego y Pablo Levy, sobre el diseñador de moda argentino; o el brasileño y oportuno Temple of Emotions: The Maracana, de Gerhard Schik, entre otros.
Los más de 400 filmes, entre largos y cortometrajes fueron apoyados por un público entusiasta de más de 400 mil espectadores a razón de tres o cuatro películas cada uno, superando así la cifra de 300.000 espectadores que fue la del 2013, que indica existe un público importante para este tipo de propuestas, indica Télam.
Además también tuvieron muy buena recepción las actividades organizadas en el Centro Cultural Recoleta, no obstante en esta entrega se percibió una menor presencia internacional, más allá de jurados y directores invitados.
Son merecedoras de aplauso las ediciones del catálogo, de casi 500 páginas, así como la versión facsimilar del guión de Arroz con leche, comedia de Carlos Schliepper, coescrito con Julio Porter, con comentarios de varios especialistas, que como el ciclo dedicado al director en el Malba, recupera la obra de un gran cineasta que muy lejos de la independencia siempre trabajó para grandes estudios.