Detuvieron a un presunto estafador que actuaba en Entre Ríos y Uruguay

Un importante trabajo de investigación dirigido por el jefe Departamental de Policía, Mario Leonángeli, permitió que finalmente este domingo pasadas las 9 fuera apresado.

Un suboficial de la Policía logró dar con el hombre, cuando realizaba una de las habituales maniobras de engaño, en este caso, “paseando” por Colón a dos hombres, oriundos de Santa Fe, que le habían entregado minutos antes un paquete con 7.000 pesos, porque creían que habían hecho el negocio de su vida al comprarle al sujeto un equipo de refrigeración.

Como en la mayoría de sus estafas, le habría dicho que debían esperar que le trajeran desde la Aduana del Control Integrado del Puente Internacional Colón Paysandú los equipos, depositados allí, donde trabajaba supuestamente su progenitor.

Nada de esto era cierto y ante la presencia de una decena de uniformados, optó por entregarse, y fue detenido hacia las 10, por disposición del fiscal de Turno de Colón.

Se encuentra detenido y alojado en la Jefatura Colón, mientras avanza la causa por supuesta estafa, y se tomaron declaraciones al chofer del remis, medio que solía emplear para “pasear” a las personas que engañaba, y a testigo del procedimiento, cumplido frente a las telecabinas “Avenida” de Perón casi 12 de Abril, casi frente a la Plaza Washington de Colón.

A pesar de las decenas de denuncias y causas, y otros tantos allanamientos a su domicilio, es esta la primera vez que cae preso Panizza D Angelo, publicó El Entre Ríos.

Historia

Panizza D Angelo, tiene 39 años y habría comenzado con las defraudaciones y estafas en plena adolescencia, en su ciudad, en Concordia y después en Paysandú.

Establecido hace más de un lustro en Colón, mediante llamadas telefónicas, contactos personales y las herramientas que le brinda Internet, habría defraudado, se presume, a más de medio centenar de personas de toda la provincia, Buenos Aires, Santa Fe y otros puntos más distantes del país, con el mismo ardid: la venta a precios irrisorios, de autos, electrodomésticos, muebles, estadías, pasajes, alojamientos, fondos de negocios y otros numerosos servicios y objetos.

Por lo general solicitaba el envío de “señas”, “adelantos” por Wester Unión y otros medios, siempre por cifras cercanas o superiores a los 5000 pesos, que, claro está, nunca recuperaban los confiados compradores, cuando después finalmente comenzaban a sospechar, viajaban a Colón.

Luego, esgrimía diferentes “argumentos” para no lograr concretar la operación, y otros tantos para despojar de los montos a los incautos, y muchos más para escapar de los que por último, cansados de los reclamos, se apersonaban en Colón. Muchos, incluso, esperanzados en obtener lo comprado o recuperar lo depositado, accedían, ante sus convincentes argumentos, en forma increíble, a entregarle nuevas e importantes sumas de dinero.

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