
“En la construcción de memoria, sabemos que los testimonios adquieren una importancia fundamental”, expresó la legisladora y añadió: “El 10 de Diciembre es una fecha de singular importancia en nuestro país por celebrarse los 31 años de recuperación democrática. Desde 1983 estamos transitando el período democrático más largo de nuestra historia. En estos años hemos palpado un crecimiento sostenido en la preocupación, concientización, promoción y defensa de los Derechos Humanos para que ‘Nunca más’ se cometan crímenes de Lesa Humanidad”.
“Durante años algunos sectores de la sociedad civil fueron los que lucharon contra el olvido, por recuperar la memoria, reclamaron los derechos y le enseñaron al Estado que debe dar respuesta frente a esto, lo que nos interpela y compromete a accionar como legisladores. En la construcción de memoria, sabemos que los testimonios adquieren una importancia fundamental”, acotó.
Gilda Bona, escritora y dramaturga argentina, premiada a nivel nacional e internacional, a través de la narración de vivencias en la dictadura, escribe Memoria en la Fragua, obra que abordada desde la literatura, el arte y/o educación, y posibilita “explicar el genocidio a partir de la recuperación de la identidad de los desaparecidos, que es donde se encuentra la clave para comprender el fenómeno represivo, que no se desató azarosamente sobre cualquiera, sino sobre los cuerpos de los militantes, pero también, y principalmente, sobre toda la sociedad argentina por medio del poder ejemplificador del terror”.
“Muchos de los relatos que integran este volumen se transformaron en monólogos que una larga lista de actores pronunció sobre los escenarios de Teatro por la Identidad. En todos ellos, a partir de la evocación de los detalles que entraman el devenir cotidiano -como los zapatos con olor a pata de Aníbal, el gato de Diana, los ñoquis que no llegó a comer Coco o las botitas de Juana- la figura de los desaparecidos parece rasgar la foto en blanco y negro en la que quedaron congelados para reconstruir el fluir de la vida. Algunos dialogan entre sí, y entrecruzan las horas de mate, guitarra, libros y amores juveniles con los días urgentes de la militancia. El trazo de Gilda se detiene en cada gesto, y enlaza paciente y obstinadamente los hilos. Para ofrendar un tejido textual que recupera los ideales y las luchas de toda una generación. Una polifonía de voces que interpelan, con la verdad concreta de su legado, nuestro presente”.
“En este tiempo histórico de democratización de la sociedad, desde este ámbito legislativo debemos reconocer y prestigiar las presencias literarias que construyendo memoria activa, colectiva, nos traen al presente las dolorosas ausencias provocadas por el Terrorismo de Estado. Con la firme convicción de no permitir el olvido de los hechos pasados porque están íntimamente ligados a nuestro presente, para que podamos sostener y consolidar nuestra democracia con memoria, verdad y justicia construyendo un ‘Nunca más’ en forma participativa, cotidiana y continua”, completó.