
El lugar, que actualmente es de propiedad privada, es un espacio amplio y sucio donde faltan vidrios, puertas y todo tipo de aberturas. Como única comodidad, se previó un tendido provisorio de luz, pero hay sectores donde falta el piso y está circundado por pastizales.
Según pudo constatar Diario Río Uruguay, la mayoría de las personas son jóvenes que en gran medida no superan los 25 años, y como hasta el momento no han comenzado a trabajar se encontraban a la espera de que los responsables de su “contratación” les suministren alimentos y comodidades para dormir, ya que duermen arriba de frazadas y colchones que ellos mismos trajeron. Incluso en el grupo hay tres menores de edad de 6 meses, 1 año y 4 meses y otro de 2 años que fueron traídos con sus jóvenes padres.
Los jornaleros aseguran que la promesa consistió en que cobrarían “8 pesos por la bandeja” recolectada y detallaron que los contratistas les abonaron el pasaje para llegar a Concordia, pero ellos deberán costear el boleto para la vuelta.
En esa zona de Benito Legerén, actualmente viven pocas familias que crían animales y están ubicadas a unos 300 metros de lo que fuera el magnífico Frigorífico CAP Yuquerí y casi la misma distancia del río Uruguay, donde los mismos cosecheros han estado pescando para poder alimentarse.
Los cosecheros explicaron que algunos de ellos ya hace varios años que vienen a la región a trabajar, pero en esta oportunidad y que en esta ocasión se les pidió que trajeran sus respectivos colchones y elementos para cocinarse como ollas, platos y cubiertos.
Al momento de llegar, al no contar con un lugar específico para hacerlo, tuvieron que improvisar varias fogatas en el suelo del patio, caminar hasta el río para buscar agua en bidones y aguardan la llegada de los baños químicos que les prometieron, ya que las letrinas de la escuela están tapadas y las duchas no existen.
Otros por su parte, como el caso de un joven de de nombre Ramón, relataron que es la primera vez que llegan a Concordia, porque les prometieron “un trabajo con un pago bueno”, por lo que abandonó la actividad que tenía en Misiones, “dejé para venir a laburar” señaló. Pero en parte se sentía defraudado ya que el empleador “nos pagó el pasaje para venir” y una vez aquí les aclararon que “si queremos volver tenemos que pagarnos la vuelta”.
Recorrida del funcionario de DD.HH.
La Secretaría de Derechos Humanos en Concordia, a cargo del profesor Rubén Bonelli, tomó intervención en el asunto y narró que fueron notificados a partir de un llamado de los vecinos del lugar, por lo que “a las 18 nos constituimos en la Escuela Gayoso que hoy permanece cerrada y en ruinas, donde se carece de aberturas y el cielo raso se cae a pedazos y encontramos a unos 45 trabajadores oriundos de Apóstoles (Misiones) y detectamos tres niños que están con sus respectivas mamás”.
El funcionario explicó, que “hace minutos pudieron conectar la corriente eléctrica, carecen de agua, no hay baños y apenas se ven cuatro colchones para esa cantidad de trabajadores”. También, añadió que se observaban algunas mantas, pero “no hay camas. No hay nada que le permita tener un descanso como corresponde y hasta hay pedazos del cielo raso que se cayeron y está en riesgo la vida de estos trabajadores y los niños”.
Consultado acerca de quién es el contratista que los trajo, Bonelli subrayó que “hasta ahora no aparecieron. Dijeron que iban a hacer una conexión de agua y traer baños químicos y hasta ahora no hay nada de lo prometido”. Asimismo confirmó que “les dijeron que les iban a pagar 8 pesos la bandeja, o sea que el método sería por producción”, dijo y auguró que “al hacerse público esto, seguramente el gremio va intervenir”.
Bonelli comparó la reciente situación con la de años anteriores y sostuvo que “en vez de avanzar, se va a agravando aún más. Parece que hemos retrocedido en la cobertura que se le debe dar a estas personas”.
Es preciso señalar que días atrás, el gremio de la Fruta alertó a las autoridades de que no se estaban desarrollando los controles necesarios y enfatizó que estamos en la época álgida de la cosecha.
(Foto: Diario Río Uruguay)