El ministro de Ambiente y un debate que hay que dar

El ministro de Ambiente y un debate que hay que dar

Por Jorge Oscar Daneri (*)

La posición política manifestada por el ministro de Ambiente de Argentina, Juan Cabandié, en el ámbito de una comisión legislativa y en relación a los efectos negativos producidos por la aplicación del glifosato en los territorios –con producción de semillas modificadas genéticamente, sus daños a la salud humana y a otros reinos de vida, como a los ecosistemas en general y el agua en particular–, generó fuertes reacciones de los sectores que representan al agronegocio. Todo esto en un contexto sumamente delicado por los efectos del coronavirus y las políticas públicas en ejecución que buscan un menor impacto negativo en la salud de todos los habitantes de la nación.

La pandemia ha demorado debates institucionales relevantes para un futuro urgente que esta crisis global expone crudamente en relación al cambio de época que transitamos y ahora, con semejantes escenarios, se manifiesta final y definitivamente, como crisis de civilización.

No existen dudas de que las afirmaciones del ministro han generado turbulencias no menores hacia los colegas que gestionan roles articuladores dentro del gobierno. Deben existir conversaciones cruzadas, como urgentes, pero donde en resumen, esta dramática realidad que el ministro expone y se expone con total honestidad, amerita a convocar a una mesa redonda necesaria y ojalá constructiva.

¿Constructiva de qué, para quiénes, en función de qué intereses?

El Presidente de la Nación en reiteradas oportunidades se ha reflejado en la visión de la encíclica «Laudato Sí», es una referencia central de sus políticas y que en este ejercicio de conducción democrática que lidera en la mesa redonda de los consensos básicos como los comunes denominadores para la lucha frente a la pandemia, puede resultar ser la mejor herramienta como constante, como sistema de conversación política sistemática y abierta a la diversidad y desde ella la posibilidad de consensos impensados en la nueva Argentina, que debería germinar en estos tiempos necesariamente radicales y nuevos, como modos o formas de hacer y ejercer la política desde la gestión oficial como desde los partidos y coaliciones de oposición.

El debate de una transición democrática hacia sociedades sustentables, no solo en cada provincia sino en cada territorio a escala local, humana, también en nuevas regiones que estratégicamente se puedan reconstituir como áreas de tránsito hacia la agrecología en la visión clara y participativa de lo que cada unidad territorial desde sus diversidades culturales, biológicas y por lo tanto productivas puede aportar hacia adentro de dichas regiones primero y sus excedentes compartir con otras, como también con naciones cercanas y hermanas.

Recuperar como reconceptualizar las soberanías, bien en plural es ahora, quizás más que nunca, política de Estado.

Soberanía alimentaria, cultural, educativa, digital, energética y de salud, pasan a ser debates centrales para los nuevos modelos de autosuficiencia, libertad, solidaridad y fraternidad para con nuestros propias comunidades y sus gentes, como para con los pueblos de Sudamérica primariamente.

Por estas razones en el análisis posible de contexto y más allá de la gravedad y prioridades de los tiempos urgentes presentes, no es para nada inoportuno que el ministro tenga la valentía, y quizás coherencia convencida de que sus palabras expresan el sentir, el pensamiento estudiado de una comunidad diversa y no menor de argentinos que están y estamos dispuestos a transitar estos caminos de construcción de otros mundos posibles, desde el mismo llamado de «Laudato Si», el Foro Social Mundial, como del Manifiesto por la Vida por una Ética para la Sustentabilidad.

Más allá que el ministro Juan Cabandié no lo diga en esta instancia, afirmo que de lo que se trata es de debatir sobre «línea de dignidad» para las mayorías argentinas, línea de dignidad que se conforma en cada municipio, comunidad, villa, en cada región, y que se puede intentar conceptualizar como aquella forma de vivir bien nacida de las propias comunidades negando el concepto de consumidor masivo y de necesidades ilimitadas para pasar al de suficiencia básica material y satisfacción cualitativa ilimitada en el acceso al conocimiento, diálogos de saberes y sus diversidades culturales locales-nacionales.

El ejercicio en la construcción de consensos que va enseñando el cómo abordar la crisis del coronavirus, puede llegar a ser en el ámbito del Consejo Económico y Social el espacio del diálogo de saberes políticos, académicos, sociales y populares ideal para transitar en paz, sabiduría política y nuevos modos de gestión, tan vitalmente necesarios en semejante y graves escenarios de cambio ambiental global.

De igual manera existe una convocatoria a la Unidad Nacional que de manera permanente el Presidente y su núcleo de confianza más cercano en la gestión, exponen en el marco de las temáticas centrales para salir de esta crisis de modelo económico, social y por lo tanto político.

Cabandié no solo no fue inoportuno, lo hace en este delicado contexto, por lo que resulta ser más que acertada su posición y el momento más que elegido, provocado. Bienvenido sea para transparentar lo que hasta ahora se conversa desde modos de hacer y construir poder institucional y mega corporativo, de más de lo mismo. Las cartas están arriba de la mesa del poder democrático de los pueblos.

El Presidente debe salir de la crisis de la pandemia, para ingresar al debate de cómo salir de la simplificación productiva y cultural a la que el extractivismo voraz nos ha llevado y así acordar esos comunes denominadores a los que Raúl Alfonsín nos convocaba consensuar para transitar hacia sus efectividades conducentes. Ahora de eso se trata, lo llamamos esculpir un Estado de derecho y bienestar ecosocial.

Y sí, » cuando llegue el alba, viviré, viviré…», viviremos,

«A un costado del olvido, mis sueños maduraran,

reventando en luz florecidos,

cuando llegue el alba

viviré, viviré».

(*) Abogado, integrantes de la Unidad de Vinculación Ecologista (UVE) de Fundación La Hendija de Paraná, Entre Ríos. Miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas. Publicado en ERAVerde.

 

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