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Mirando la educación de estos tiempos

Por Hugo Héctor Pais (*)

Hace años se habla de las TIC, incluso se han generado diversos cursos, especializaciones, diplomaturas, etcétera, en formación en ello. Hoy día se nos presenta como gran alternativa la inteligencia artificial (IA) la cual es una obra más de la inteligencia y creatividad del propio ser humano, a la que no ha podido imprimir emociones, sentimientos y se constituye en un hábil instrumento de datos e información generados, producidos y ordenados por el propio hombre. En síntesis, la IA es sin alma, carece de una cuestión fundamental que solo es un don al ser humano.

Pero no deseo de modo alguno negar la importancia de la tecnología en la educación y en la vida misma, porque mucho se ha dicho y poco se ha hablado, de cómo ella facilita la inclusión de todas las personas en la diversidad, dejando de lado prejuicios, facilitando y motivando los procesos de aprendizaje, intercambiando conocimientos, propiciando la participación activa de los estudiantes en las actividades escolares, así dio sus frutos en la pandemia, se puede hoy hablar de una educación híbrida.

Es de reconocer que esta tecnología:

* Permite desarrollar nuevos métodos de enseñanza

* Ofrecer materiales didácticos alternativos

* Fomentar el trabajo en equipo

* Aumentar la capacidad de adaptación

* Desarrollar el pensamiento critico

* Agilizar y mejorar la comunicación

La tecnología, indiscutiblemente, ha facilitado cambios culturales y sociales en la humanidad y facilita un entorno donde el educador se convierte en facilitador de aprendizajes y promotor de cambio de paradigmas

También debemos señalar, que conforme estudios realizados en niveles de alta investigación  académica,  la tecnología influye en los procesos neurológicos, de allí que la neurociencia observe y proponga el cómo mejorar los procesos de aprendizajes, provocando emociones en los estudiantes y despertando la atención, pero a su tiempo, indica los riesgos de estar todo el tiempo frente a las pantallas y aconseja recuperar el aula como comunidad de aprendizaje, favoreciendo procesos cognitivos, exaltando la empatía con los pares, recuperando el valor de la lectura compartida, el dialogo, la discusión y provocando experiencias multisensorial y en contacto con la naturaleza. Usar tecnología, “no implica”, abandonar la relación personal y el estar verdaderamente en el mundo.

Unir tecnología con humanidad, supone mantener vivo ese espíritu en el docente, de conocer verdaderamente a sus alumnos, fomentar la curiosidad y el relacionar todo con experiencias previas, utilizar las emociones como motor de emprendimiento educativo, generando un ambiente favorable y fomentando: el encuentro personal, el dialogo creativo, el descanso ocioso y la actividad física-

Procuro en síntesis decir, la tecnología y la inteligencia artificial, no reemplaza algo tan humano como nos lo explica la neurociencia, que es propio de la humanidad, las emociones. Y realmente preocupa, el aislamiento en que se plantan tantos niños y jóvenes, porque no adultos también, que no es sano ni contribuye al equilibrio emocional.

La tecnología es herramienta, no es humanidad. Sabiamente alguien dijo hace años, solidarizase es humanizarse, pero hoy la tecnología fría, no es humanización, menos, emociones, es muchas veces aislamiento, soledad, cuando nos hacen creer que, al estar interconectados, no estamos aislados. Cuidar a nuestras jóvenes generaciones, es brindarles una educación integral, pero no un encierro en un callejón sin salida.

(*) Hugo Héctor Pais es docente, autor del libro “Tutoría con adolescentes en la nueva escuela secundaria”.

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