
Sin reelección posible, y mientras espera una ayuda de la Casa Rosada que parece no estar disponible, su respuesta hasta ahora ha sido una fuerte suba de impuestos, el férreo control de la prensa a través de la publicidad oficial y la cooptación de intendentes y diputados de la raquítica oposición radical y de disidentes peronistas en la provincia.
Ajeno a las críticas, y a caballo de su abrumadora mayoría legislativa, Urribarri se propone en los próximos meses revalorizar en la provincia la popular figura del prócer José Gervasio Artigas. Promete además avanzar en ambiciosos proyectos de obra pública, como un moderno hospital, del que hoy sólo pueden verse los cimientos, y un megaestadio de fútbol en Paraná, que hoy parece frenado por la dificultad “para conseguir inversores”, según reconocen voceros de la gobernación.
En principio, los números provinciales parecen desmentir la siempre optimista visión del gobernador. Según la consultora Economía y Regiones y datos de fuentes oficiales, un 73 por ciento de los fondos con los que cuenta la provincia proviene de la Nación. Un déficit permanente de alrededor de 600 millones de pesos; una deuda pública de 4.412,9 millones de pesos, y una deuda flotante de cerca de 2.000 millones de pesos son los números que distintos dirigentes de la oposición, como el radical Atilio Benedetti y el ex gobernador peronista Jorge Busti, esgrimen como principales razones de la crítica. “Estamos lejos de vivir en el paraíso”, afirmó Benedetti, diputado y ex candidato derrotado ampliamente por Urribarri en las elecciones del año último. “La genuflexión del gobernador rinde poco a los entrerrianos; la provincia está en estado de asfixia creciente”, agregó.
Coincidió con Busti al recordar las dos emisiones de Letras del Tesoro que Urribarri ordenó en lo que va de su segundo mandato, y en los títulos de deuda que el gobernador estaría por lanzar en las próximas semanas. “Toma deuda para tapar agujeros. Y hace lo que no se debe: tomar deuda para pagar gastos en lugar de usarlos para obras”, dijo Busti, datos en mano y sin ocultar su enojo hacia quien impulsó “cuando medía dos puntos” como candidato en 2007.
“Voracidad”
La oposición entrerriana pone el acento en la “voracidad” del fisco entrerriano, y sobre todo en el sonado aumento del impuesto inmobiliario rural, con incrementos que llegan hasta el 400 por ciento. “Muchos pequeños productores van a quedar en la calle el año que viene”, pronosticó Busti.
Desde el gobierno entrerriano justificaron la presión fiscal sobre el campo. “Les estamos aplicando la ley a todos. Y el objetivo político es aumentar la capacidad de financiamiento propio”, afirmó a La Nación Marcelo Casaretto, titular de la Agencia Tributaria de Entre Ríos (ATER). Orgulloso por el aumento “de más del 43 por ciento en la recaudación interanual” que consiguió desde enero último, Casaretto aseguró que “se trata de una directiva del gobernador, destinada a cobrarles lo que corresponde a quienes tienen capacidad contributiva. Obviamente, si les cobrás te van a insultar”, agregó el joven funcionario, que recordó los elogios que la Presidenta destinó a esta política tributaria el 30 de agosto último, en su última visita a la provincia.
A falta de más declaraciones oficiales -ni el gobernador ni los ministros Diego Valiero (Economía) y Adán Bahl (Gobierno) aceptaron hablar-, tres voceros oficialistas se empeñaron en atribuir muchos de los males “a la herencia que dejó Busti”, aunque reconocieron que “la provincia no escapa a la realidad del país y tiene que acomodar sus números”. Destacaron las obras ferroviarias, las autopistas, las mejoras educativas y la gran producción avícola que se dieron en la provincia.
Se alegraron por el reciente pase de cuatro intendentes y cuatro diputados provinciales que respondían a Busti a las filas del oficialismo, algo que el ex gobernador definió como “compra de voluntades”. Y centraron sus críticas a la “subjetividad” del Canal Once, único medio importante que no responde al oficialismo, ya que los diarios Uno y El Diario, la emisora LT 14 y el Canal Nueve tienen una mirada más afín a las políticas del gobierno provincial.
“Urribarri no quiere ser presidente”, ironizaron desde la Casa Gris. Negaron que el gobernador pretenda reformar la Constitución para buscar un tercer mandato consecutivo, algo que desde la oposición no descartan. “La Presidenta le hizo muchos gestos”, destacan sus voceros, esperanzados en que Urribarri reciba, a pesar de todo, la bendición del kirchnerismo con vistas a 2015.