
El dictador chileno Augusto Pinochet murió a los 91 años en el Hospital Militar de Santiago en el que estaba internado desde hace una semana, cuando sufrió un infarto de miocardio. El deceso -confirmado por un escueto comunicado del centro médico- se produjo a las 14.15, poco después de un parte que reportaba una mejoría en su salud. Tenía 91 años y nunca llegó a ser condenado por los crímenes cometidos durante su gobierno de facto.
El propio centro médico confirmó la noticia en un escueto parte en el que comunicó "el sensible fallecimiento del ex Presidente de la República y ex comandante en jefe del Ejército, general Augusto Pinochet Ugarte".
"A las 13.30 horas el paciente sufrió una inesperada y grave descompensación que obligó a su traslado en estado crítico a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde se aplicaron todas las medidas médicas de resucitación no lográndose la respuesta médica positiva, falleciendo a las 14.15", precisó el comunicado que reproduce Clarín.
El dictador, que tomó el poder el 11 de setiembre de 1973 con un golpe de Estado contra el entonces Presidente constitucional Salvador Allende y gobernó Chile con mano dura hasta 1990, había sido trasladado el jueves a una sala de cuidados intermedios. Fue después de mostrar lo que hasta ese momento era una sorprendente recuperación, tras la angioplastía a la que había sido sometido el domingo pasado.
Al momento de su descompensación, la esposa de Pinochet y algunos de sus cinco hijos estaban en la capilla del hospital participando en una misa por la salud del ex dictador y por el cumpleaños de su cónyuge, que este domingo cumplió 84 años.
De inmediato la familia se dirigió a las dependencias donde murió el ex mandatario militar. También ex generales del ejército empezaron a llegar al centro médico, al igual que el comandante en jefe del ejército, general Oscar Izurieta.
Todavía resta ver cuáles serán los efectos de su muerte en un Chile en el que los odios alrededor de su figura habían vuelto a surgir con fuerza en los últimos días, con enfrentamientos entre sus detractores y simpatizantes en la puerta misma del hospital donde estaba internado.
Hasta ahora, el gobierno de Michelle Bachelet no dio una palabra definitiva sobre si el dictador tendrá o no funerales de Estado, tal cual era su pretensión.
El año pasado, cuando todavía era candidata a la presidencia, Bachelet descartó un funeral de Estado para el dictador. Pero, tras asumir el poder, el gobierno señaló que hay normas de protocolo que deben cumplirse. En los últimos meses, el Ejército declaró que en caso de que Pinochet muriera existe un procedimiento que se aplica a los ex comandantes en jefe. La familia del general manifestó que prefiere una ceremonia privada.
En Plaza Italia más de 200 personas se congregaron de modo espontáneo para festejar la noticia de la muerte del dictador. En automóviles haciendo sonar sus bocinas, con banderas chilenas y gritos de "Asesino", los chilenos manifestaron su alegría por el deceso y su repudio contra Pinochet.
En contraposición, a las puertas del Hospital un grupo de seguidores que acompañó y manifestó su apoyo al militar en las últimas semanas se mantiene en el lugar, lamentado la noticia y en medio de ataques de llanto. Al retirarse de centro médico, Ambrosio Rodríguez, quien fuera abogado del Ministerio del Interior durante el régimen militar, elogió la figura del dictador y lo calificó como "un ciudadano ilustre".