Es importante tener en cuenta el siguiente punto: Del acuerdo para la provisión de biodiésel en 2012, ratificado por la Resolución ministerial 56/2012, participan 27 empresas, con una capacidad de producción de 3,2 millones de toneladas. De ese total, 16 son firmas con una capacidad inferior a 50.000 toneladas año, es decir medianas o chicas.
Las mismas, están radicadas en todo el interior productivo del país, en San Luis, en Entre Ríos, en el sur de Buenos Aires, en el oeste bonaerense, por citar solo algunas regiones. Y son empresas de capitales nacionales que apostaron a seguir integrándose en la cadena de agregado de valor, transformando primero la soja en expeller y aceite y luego el aceite en biodiesel.
Éstas tienen el 35 por ciento de la provisión del corte obligatorio. Pero con el nuevo valor de 4.405,3 millones de pesos quedan sin ningún tipo de margen o el mismo pasa a ser negativo, según publicó el sitio Biodisesel.
Teniendo en cuenta el siguiente cálculo, el valor del aceite en el mercado interno ronda los 820/830 dólares. A eso hay que agregarle, de acuerdo a los especialistas en industrialización, unos 130 dólares de costo de transformación, lo que lleva el resultado final a 950 dólares. Por otra parte 4.405,30 pesos/tonelada a una paridad oficial de 4,61 da 955 dólares por tonelada. ¿Y la renta por el agregado de valor?
Por el lado de las exportaciones, la situación tampoco parece razonable. De mantener un excesivo diferencial de derechos de exportación de 12 puntos porcentuales entre el aceite y el biodiésel (que viene de arrastre desde 2008 y que llevó a la presentación de un panel en la OMC) ahora se pasado al otro extremo: “cero”. Se supone que la política de derechos de exportación tiende a favorecer los procesos de transformación. Entonces ¿cómo podría estar igual la materia prima (el aceite), que el producto de su industrialización (el biodiésel)?
Efectos colaterales
El abrupto cambio de reglas de juego es un mazazo para el desarrollo de un modelo de agregación de valor en origen. Hay muchos proyectos de bioetanol en marcha, cuyas inversiones son multimillonarias y que vienen de cooperativas o asociaciones de productores rurales. De hecho, uno de ellos comenzará a operar este mismo mes. ¿Pueden sentir que en cualquier momento también ellos serán víctimas de los virajes de la política?
También pegará fuerte sobre el productor primario de soja. El argumento bajo cuerda de los aceiteros, es que el diferencial entre el aceite y el biodiesel era lo que les permitía pagar mejor por el poroto de soja, porque tenían más margen para comprar. Con la misma lógica pero ahora en sentido contrario, ahora podríamos espera una caída en el precio que los productores reciben por el poroto.