Dirigentes de Radicalismo para Todos rindieron homenaje a la memoria de Carlos Perette al cumplirse doce años de su fallecimiento. Los dirigentes destacaron que “se cumplieron el día 18 de junio, doce años de la desaparición física de don Carlos H. Perette. Vaya un homenaje para el entrerriano que más alto llegó en un cargo público en la República Argentina”.
En un comunicado firmado por el diputado provincial Fabián Rogel, el concejal Sergio Menéndez y los dirigentes Néstor Golpe, Luis Brasesco, recuerdan que Perette fue “concejal de Paraná; fue electo diputado provincial entre 1946 y 1950 y entre 1950 y 1952; diputado nacional en los periodos 1952 y 1955 y 1958 y 1962; candidato a gobernador en 1962 en elección que fue anulada, y en 1963 junto al Presidente don Arturo Illia ocupó la Vicepresidencia de la Nación. También fue senador nacional y presidente de bloque entre los años 1973 y 1976, hasta el golpe de Estado; y finalmente fue embajador desde 1984 a 1989 en la República Oriental del Uruguay”.
“Carlos Humberto Perette representa en la República Argentina, la pléyade de los dirigentes que muere pobre por la República, con sus convicciones intactas, su lucha clara sin claudicar en sus principios. Ni siquiera quiso cobrar la jubilación de Vicepresidente de la Nación. Esperó hasta tener el último año de aporte para acceder a la jubilación ordinaria”.
“Era de Paraná. En el partido también, cuando fue copado por los sectores más conservadores, lo veían como el italianito, el hijo de inmigrante, el hijo del sastre. Y en Paraná también, como dice el refrán Nadie es profeta en su tierra, alguna vez se lo vio a don Carlos Perette como la expresión de la política clásica; y cuando pasó todo lo que pasó en la República Argentina, nos damos cuenta que murió un hombre perteneciente a una legión de la que pareciera ser que la matriz ya no está”, expresaron.
“El gobierno que él conformó fue elegido por la voluntad popular, con la proscripción del peronismo; eso tratan de recordar algunos con una mirada parcial de la historia. Diríamos que integró un gobierno que, a pesar de no tener la integridad de la legitimidad de derecho, fue echado por tocar los más importantes intereses económicos de la República, o, como decía don Arturo, de las veinte manzanas que rodean la Casa de Gobierno: por defender la ley de medicamentos de Oñativia y el salario mínimo, vital y móvil y por derogar los contratos petroleros que habían enajenado el patrimonio nacional”.