La artista plástica y luchadora por la vigencia de los derechos humanos, Amanda Mayor, falleció después de soportar una penosa y dolorosa enfermedad contra la cual batalló en los últimos años. Amanda murió ayer en Paraná, donde había sido trasladada la semana pasada, luego de permanecer internada en un hospital de Capital Federal. La reconocida mujer, uno de los emblemas de los derechos humanos en la provincia y el país, era la madre de Fernando Piérola, uno de los desaparecidos en la denominada Masacre de Margarita Belén, en Chaco, en un trágico episodio cometido por la dictadura en diciembre de 1976. Sus restos están siendo velados en las salas de la empresa SASFER y serán inhumados a las 10, en el cementerio Solar del Río, en Paraná, según se indicó a ANALISIS DIGITAL.
Amanda tenía 76 años, era madre de seis hijos y abuela de 20 nietos. El viernes había sido trasladada a la capital entrerriana desde Buenos Aires -donde estuvo más de un mes internada, bajo un estricto tratamiento para soportar la dolencia que padecía- y fue internada en el sanatorio La Entrerriana, en la búsqueda de una recuperación que nunca existió. El lunes por la noche sufrió un paro cardíaco, por lo cual fue derivada a terapia intensiva y ayer a las 8 tuvo una nueva complicación cardíaca, tras lo cual falleció.
Hasta su final batalló por justicia para cada uno de los familiares de las víctimas de la horrenda masacre de Margarita Belén. Amanda Mayor era una de ellas, pero nunca tuvo un rol pasivo. Fue de las primeras personas que se puso al frente de la causa judicial en el Chaco; fue noticia nacional cuando se le ocurrió pintar un mural inmenso en el salón de actos de la Universidad del Nordeste, en Resistencia, con un cura presenciando la sesión de tortura que provocó la inmediata reacción de la Iglesia y por vía judicial se lo hicieron borrar. En los últimos dos años se pasó buena parte de sus días en esa provincia, peleando cada paso del expediente, junto a las valientes medidas del juez federal chaqueño Carlos Skidelsky.
A fines del año pasado Skidelsky emitió un fallo por el cual le permitió a la artista paranaense volver a pintar la figura de un cura en el mural de su autoría. El mural había sido pintado entre julio y agosto de 1986 por Amanda Mayor con la colaboración de estudiantes chaqueños, con la autorización del fallecido rector Armando Romero. Pero a las pocas semanas la figura que representaba la presencia curial desapareció sin el consentimiento de la autora, tras una presentación efectuada por el entonces arzobispo de Resistencia, Juan José Iriarte, ante el ex juez federal Norberto Jiménez, cuya decisión fue que la polémica silueta fuera eliminada. La obra recuerda la participación de distintos sectores sociales en la intervención militar de 1976, fue pintado en el Aula Magna de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la universidad local, cuyas autoridades luego borraron al cura por presiones ejercidas desde la Iglesia. La censura consistió en tapar con una especie de lago azul-celeste al sacerdote de camisa negra que observaba de frente a un joven desnudo, sometido a la picana eléctrica.
En 1998, la propia artista volvió a pintar nuevamente la figura del cura con el apoyo de los alumnos de Arquitectura. Pero nuevamente la figura del sacerdote fue borrada por directivas impartidas por el rector de ese momento, Adolfo Torres, quien ordenó una nueva modificación de la obra acorde con los reclamos eclesiásticos de la década del ‘80. Sin embargo, la artista había inscripto el cuadro en el Registro de la Propiedad Intelectual, trámite que permitió al juez Skidelsky apoyarse en normas que protegen las expresiones artísticas “oficializadas” para ordenar la restauración.
En tanto, en ese mismo mes, Amanda Mayor fue declarada ciudadana ilustre de la provincia del Chaco por la Cámara de Diputados. El proyecto de resolución fue una iniciativa del diputado Daniel San Cristóbal y contó con el voto unánime de los legisladores, ya que se consideró como “un justo reconocimiento a la inquebrantable lucha de esta madre, en la que se pueden ver reflejadas muchas otras, por la aplicación de justicia para los responsables de la mayor matanza colectiva de prisioneros políticos, conocida como la Masacre de Margarita Belén”, consignó el diario local Primera Línea. “Amanda Mayor de Piérola lucha por la verdad, a pesar del ocultamiento de pruebas y de todas las dificultades que encuentran para llegar al esclarecimiento total de los hechos, hace 28 años que visita nuestra provincia buscando el lugar donde se encuentran los restos de su hijo asesinado”, rezaba el proyecto entre sus argumentos.
Antes de ser internada en Buenos Aires -hace poco más de un mes y medio- había comenzado a colaborar en el proyecto de la agrupación Impakto Juvenil y artistas plásticos locales, para pintar carritos, en calle Clark y Casiano Calderón, en el barrio Paraná XVI, con colores y dibujos, pero por el avance de su enfermedad no pudo cumplimentarlo como pretendía.
Amanda no pudo encontrarse con los restos de su hijo Fernando, porque todavía siguen las pericias para determinar dónde fueron sepultadas esos 13 jóvenes acribillados en la madrugada del 15 de diciembre de 1976. Esta mañana se fue al más allá, vestida de blanco; seguramente Fernando la esperaba con los brazos abiertos. Amanda soñó casi 30 años esa escena y hoy la pudo cumplir.
Adhesiones
El partido Nuevo Espacio compartió con familiares de Amanda Mayor el dolor provocado por su fallecimiento. “La conocimos y acompañamos en sus luchas, supimos de su entereza y su espíritu, que aún en medio de una dolorosa enfermedad, le permitía una broma para sus amigos, una palabra para los jóvenes que querían conocer de su búsqueda incansable. Esa que le permitió derrotar todas las complicidades y los intentos de los militares por ocultar la verdad de la masacre de Margarita Belén”, expresaron.
Además, desde el Nuevo Espacio, se rescató “su ejemplo, su figura, su lucha, sus obras, como el monumento que nos reúne en cada convocatoria por la defensa de los derechos humanos, nos compromete más que nunca para seguir su búsqueda, para encontrar el destino de Fernando Piérola y de tantos militantes del pueblo, y para que finalmente se haga justicia con los responsables de la masacre de Margarita Belén, y de todos los crímenes que nos arrebataron a los integrantes de una generación idealista y generosa. Solamente así podremos estar tranquilos de que Amanda Mayor descansa en paz”.
En tanto, el ARI envió un comunicado reconociendo “su lucha política, educativa y en defensa de los Derechos Humanos. Amanda, como todos los militantes que tuvieron un mismo destino, tuvo una vida heroica por los valores por los que luchó. Esos valores siguen vigentes. Hoy la libertad y la justicia de la Patria siguen siendo derechos cuya vigencia sigue pendiente. En ese sentido, Amanda sigue viviendo. Revive como una chispa de fuego siemprevivo que enciende el pecho de cada uno que se indigna ante la injusticia y las humillaciones, que da lumbre a la esperanza de una justicia y una emancipación final; que colme el anhelo de la Paz que derrota la violencia”.
La Subsecretaría de Derechos Humanos de Entre Ríos expresó su más profundo dolor y tristeza por la muerte de Amanda Mayor, artista plástica, referente indiscutible de nuestra cultura y una mujer comprometida durante toda su vida con la defensa a ultranza de los derechos humanos. Convencida que el "bienestar general va a ser una realidad cuando haya justicia", fue luchadora incansable por el esclarecimiento de la mayor matanza colectiva de prisioneros políticos, conocida como Masacre de Margarita Belén. Vivió el arte en carne propia, donde descubrió la esencia de la realidad invisible y la visibilidad de la realidad virtual, y desde allí construyó utopías que la acompañaron hasta el fin de sus días.