Miriam Lewin.
La periodista y titular de la Defensoría del Público, Miriam Lewin, quien brindó su testimonio en el juicio a las Juntas Militares como ex detenida-desaparecida, brindó sus impresiones y sensaciones sobre la película “Argentina, 1985” que recrea la labor de la Fiscalía para enjuiciar a los responsables de la última dictadura militar.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Lewin recordó que “siempre que se reflejan en la pantalla situaciones que una vivió hay cierta prevención o cierto prejuicio de que no estará bien reflejado, pero en este caso está muy bien reflejado el clima de época, el compromiso del equipo joven de la Fiscalía que era el encargado de recibirnos porque (Julio César) Strassera estaba prácticamente desbordado por el trabajo”.
Comentó que los miembros del equipo fiscal “eran quienes nos recibían en ese entorno tan intimidante, (en la película) la Fiscalía está bien reconstruida pero la verdad es que el entorno en que nos recibían era un poco intimidante con sillones de cuero, con boiserie en las paredes, bastante similar aunque menos imponente que la sala del juicio; la sala de audiencias era realmente muy imponente, tal como se ve en la pantalla”. Como ejemplo de esa sensación, mencionó “lo que era declarar con los nueve pares de ojos de los nueve comandantes en jefe de las Juntas clavados en la espalda”.Sobre esa época, Lewin analizó que “Argentina venía de un larguísimo periodo de gobierno de dictaduras militares fuertes, más o menos cruentas –la última indudablemente fue la más cruenta de todas- y de gobiernos civiles muy débiles; el poder militar estaba todavía vigente y fuerte y se ve claramente en la película cómo el mismo Strassera dudaba de la voluntad del gobierno de Raúl Alfonsín de llevar adelante este juicio que primero se intentó hacer en la justicia militar. Eso se ve también muy bien en la película, está muy bien explicado, y la situación en la que estábamos las y los familiares y los sobrevivientes de los centros clandestinos de detención –en mi caso el de Virrey Cevallos y la ESMA- era muy difícil tomar una decisión acerca de si declarar o no teniendo en cuenta las condiciones de inseguridad en las que estábamos”.
Sobre esto, contó su caso particular: “Me armaron una causa acusándome de un delito antes de declarar, desde la Fiscalía me indicaron que dejara por un tiempo mi trabajo –trabajaba en una revista para niños, era de mis primeros trabajos como periodista, y tuve que pedir licencia- y además me indicaron que en los días previos a declarar y posteriores no durmiera en mi casa”. “Cuando una persona piensa que se enfrenta a declarar a un poder constituido y tan sanguinario como el poder militar, y después desde la misma Fiscalía le dicen todas estas cosas, la verdad es que había que pensarlo dos veces. Yo personalmente nunca dudé, no sé si porque soy judía y me acordaba de los juicios de Núremberg”, relató.
Rememoró también que estuvo detenida “aproximadamente 10 meses y medio en Virrey Cevallos y otro tanto en la ESMA, después hubo un periodo de libertad vigilada donde en cualquier momento el Tigre Acosta o Astiz me tocaban el timbre de mi departamento, y trabajaba en lugares que ellos controlaban, y después de eso recién me dejaron irme al exilio, y allí estuve hasta que volvió la democracia y pude declarar, primero con el rabino Marshall Meyer en el consulado de Nueva York y después en Argentina ratifiqué frente a la Conadep”.
“Llegué en agosto de 1984 del exilio, cuando volví fue muy importante animarme a declarar con el rabino Marshall Meyer –que era integrante de la Conadep- en Nueva York y después ratifiqué la declaración en Argentina en la Conadep, donde me atendieron Graciela Fernández Meijide y Eduardo Lázara, y después mi caso fue uno de los seleccionados para declarar en el Juicio a las Juntas, era el caso 2365, y declaré en julio de 1985”, agregó.
Por otra parte, Lewin consideró que “la película es un vínculo toda una nueva generación que no está muy enterada de lo que pasó; además la película tiene un gran mérito, que no es una película en blanco y negro, sino que tiene matices, donde Strassera no fue siempre un héroe, para mi gusto habría que haber abordado la vida posterior de Moreno Ocampo, yo tengo mis reservas acerca del recorrido posterior de Moreno Ocampo, no del de Strassera que renunció después de las leyes de perdón, de Punto Final y Obediencia Debida, que no es menor”.
Respecto de Strassera, mencionó que “mucha gente lo respetaba y lo quería porque, más allá de lo que pudo no haber hecho durante la dictadura, después su trayectoria fue impecable, también en cuanto a austeridad ya que en sus últimos años se tomaba el (colectivo) 29 para ir a su estudio”.
“Cuando uno piensa en los pibes y pibas –hace poco un docente me decía que para ellos el ‘76 queda tan distante como el 25 de mayo de 1810- esto reaviva; reaviva el idealismo de esos chicos estudiantes que se sumaron primero al equipo de la Fiscalía y después, algunos de ellos, al Equipo Argentino de Antropología Forense. Me parece que para pibes y pibas que vean la película, el hecho de que hubiera gente tan joven en el equipo de Strassera les va a hacer sonar una campanita”, reflexionó.
Resumió que “la reconstrucción es muy ajustada, me hubiera gustado que se profundizara más en algunos temas pero será quizás para alguna serie próxima; por ejemplo la complejidad del fenómeno de la ESMA, que está sobrevolado en la figura del fotógrafo Víctor Basterra, quien se ‘robó’ los negativos de esas fotos para que se pudiera conocer la cara de los represores, las sacó de ahí adentro con sumo riesgo y las aportó a los organismos de derechos humanos, a la Conadep y a la Fiscalía del Juicio a las Juntas y así se pudo conocer la cara de los represores y la cara de algunas personas desaparecidas, que de otra manera no se podría haber conocido”.
Por último, opinó que “sería muy deseable que la televisión pública pusiera al aire esta película, después de un tiempo de recuperación de inversiones, porque talvez hay personas que prefieren verla en la pantalla, otras que prefieren verla en la comodidad de su casa, on demand en las plataformas. Pero esto tiene que darse masivamente y tiene que estar en las escuelas, por ejemplo”.