Dura carta de los vecinos de la megaobra de calle Catamarca al 600 de Paraná

Foto ANÁLISIS

La obra está paralizada y los empresarios se niegan a realizar las acciones tendientes a evitar mayores daños en la vivienda vecina.

Una de las familias vecina al terreno donde se proyectó el edificio más alto de la región, en calle Catamarca al 600 de la capital provincial, escribió una carta expresándo la situación por la que atraviesan desde que surgió la iniciativa privada. Cabe recordar que se trataba de un fideicomiso conformado por los hijos de Enrique Mizawak -propietarios del terreno- y empresarios de renombre como Gini. El titular de dicho fideicomiso era Hugo Mardón y el arquitecto que forma parte del proyecto es Marcelo Casano. 

En la actualidad, tras varias resoluciones judiciales que fueron en un sentido y otro, la obra está paralizada y en el terreno hay serias irregularidades que afectan las viviendas lindantes. En ese contexto y tras un último fallo desfavorable, una de las familias vecinas decidieron volcar sus sensaciones en una carta enviada a ANÁLISIS. A continuación, reproducimos la carta de los vecinos al proyecto inmobiliario de calle Catamarca: 

"Es como volver a empezar. Algo que ocurre desde 2014 aproximadamente ¿de que se trata?

 Se trata de que en el año 2010 aproximadamente se modifica el Código Urbano de una forma arbitraria, como es costumbre, para beneficio de pocos que actúan con impunidad. Esa modificación, la falta de carta orgánica y la destrucción del código urbano ya deficiente y ahora inexistente  prácticamente, al ser digitado a gusto y paladar, siempre por unos pocos, en el que intervienen diferentes sectores como la Cámara de la Construcción, el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Ingenieros, más gobernantes de turno y funcionarios que actúan de manera irresponsable utilizando métodos que no se podrían probar fehacientemente pero que, por inteligencia pueden ser  fácilmente deducible, han convertido a Paraná en un conglomerado de construcciones sin planificación.

Ya no es el hecho de quien tiene o no la responsabilidad sobre el tema pues son muchos los actores que han hecho posible que  un número importantísimo de familias paranaenses sufran el atropello descomunal de la noche a la mañana como si fuese un tsunami repentino, la destrucción de sus propiedades.

A partir de ese momento comienza un calvario injusto que se lleva puesta la vida, hasta en algunos casos la vida de las personas. Es inaudito que no existe la protección de la propiedad ya construida y privada y que luego se forme una larga lucha inesperada para la familia de corridas por abogados, ingenieros, escribanos, arquitectos para defenderse de algo que nunca debió ocurrir y que indudablemente el Estado ausente es el que debe prevenir  y solucionar, evitando que inocentes cumplan una condena inexplicable: quedar sin vivienda.

Las familias que lo sufren precisamente no son las que cuentan con los medios para decir “tiro esto y me compro otra propiedad”. Es muy triste y vergonzoso tener que enfrentarse a personas inescrupulosas que de mala fe logran lo que logran: invadir la propiedad que con tanto sacrificio, como todo matrimonio joven, le cuesta tanto tener y significa el  seguro donde descansar con tranquilidad, lo elegido, lo propio de esfuerzo personal.

Se habla de construir viviendas para el que no lo tiene, pero no es a costa de destruir lo de quien con tanto sacrificio logro tenerlo.

Debe existir consenso social para impedir que quienes quieren lograr plata fácil construyendo en altura indiscriminadamente, tengan ya definitivamente una ley que ampare las propiedades que pretenden destruir quieran usar el pretexto de  las aseguradoras o arreglos extra de pagar los daños o en algunos casos ni pagarlos, o entregar algún departamento. Es una  impunidad tremenda. Terminan no cumpliendo y conocen muy bien el perjuicio que ocasionan ya que las palabras son “sí, y se te va a romper más la casa” mientras las autoridades miran para un costado “cuando se termine el edificio se verá”.

Para quienes les compete la autoridad plena de evitar este daño, todo pedido les resbala, siguen favoreciendo sin que se conozcan los motivos de porque lo hacen. Comienza en personas a veces mayores,  el derrotero de rogar la actuación de los abogados que en nuestro caso, como en el de muchos, dejaron prescribir las acciones. ¡Inexplicable! Intervenciones que hay que pagar ya que nos convertimos  las personas damnificadas, en deambuladores de estudios jurídicos, en deambuladores de consultorios médicos y en clientes de farmacias con abultadas cuentas a pagar.

A los señores intendentes y funcionarios de esta y otras gestiones ¿qué pretenden?

Como los mismos constructores lo dicen “ganar por cansancio” y “ganar por amiguismo” en distintos ámbitos en los que se manejan o ganar por otros medios de los que no hemos sido testigos pero de los que se puede deducir como lo dije antes. Y piden grupos, que no sean casos individuales para actuar. La gente está harta, cansada, vencida ¿Cuándo se van a dar cuenta? Las mismas personas que integraban la comisión de código urbano son las mismas que están alterando literalmente la cara paisajística de Paraná y la vida de otras propiedades ya existentes ¿Cómo es posible entender eso?

Seguramente ninguno de ellos ha sufrido esta barbaridad. Si han engordado los bolsillos.

Hemos tenido que correr por una respuesta y aun así han tenido que pedir extensiones para que no prescriba la causa.

¿Y nadie puede? El Estado municipal, provincial, los estamentos de la Justicia deben dar una respuesta. Es una cuestión de defensa del ciudadano que está desprotegido.

En nuestro caso particular, la casa y la cuadra que es tan pequeña, sienten el impacto del socavón de los pozos abiertos. Ya con tres edificios en la cuadra, uno al lado del  edificio Busti de casi 17 pisos, uno de 5 pisos y otro de 7 ¿Qué más pretenden en este pasaje? ¿Cuándo la Justicia va a hacer justicia?  ¿Son los dueños de Entre Ríos, que ningún ente puede ordenar que tapen esos pozos? Si me dicen que es privado ¿mi casa no lo es que sí la pudieron destruir?

Entonces el Estado tiene que intervenir en forma urgente en este problema. No es una cuestión entre privados. Entre privados seria si yo o mi vecino hacemos un agujero en la pared. Eso sería entre privados.

Aquí el Estado municipal y provincial son absolutamente responsables.

No necesitamos grandes caravanas ¿Por qué? Porque esto va de lo general a lo particular y de lo particular a lo general.

Señor intendente, lo invito a que por una sola vez se acerque a nuestra propiedad, venga a conocer el “lujo” que se cree que aquí prima. Sólo son paredes y un techo logrado con el propio esfuerzo. Si alguien tiene algo que decir que lo diga y no lo piense o lo hable detrás.

Cosas simples que son importantes como poda de árboles o una luminaria con grandes luchas y esfuerzos se logran y no siempre. El gravísimo problema de Paraná y el actuar de mala fe de muchos gobiernos, hacen que los servicios colapsen y construyan torres que ni siquiera pueden alquilar o vender por los altos costos ¿Cuál es el negocio? ¿Invertir la plata que no se sabe de dónde viene, no importa el lugar?

Aquí los mismos funcionarios municipales abrían y cerraban las calles para que ingresen maquinas que ni siquiera tenían espacio para maniobrar. Y los mismos constructores, Cassano y Gini, que debieron cuidar que ninguna propiedad se dañe, parece que tienen mucho poder porque no dan la cara, al igual que nunca la dieron los inversores y Mizawak, quienes constituyeron el fideicomiso, tras intentos anteriores de varios negocios. Entre todos lograron esta barbaridad que solo fue destrucción.

Y es el Municipio el responsable de hacer cumplir que esto se haya hecho de forma correcta y el responsable de que hoy esos pozos sean tapados y se proteja de mayores daños a las propiedades afectadas. Son innumerables los expedientes sin respuestas presentados al área que corresponde a este problema".

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