Gualeguaychú: el Carnaval hizo vibrar a la ciudad con 22 mil espectadores en el Corsódromo

Papelitos fue la primera en desfilar en el Corsódromo de Gualeguaychú, seguida de Marí Marí, Kamarr y O´Bahía.

Papelitos fue la primera en desfilar en el Corsódromo de Gualeguaychú, seguida de Marí Marí, Kamarr y O´Bahía.

Por Nahuel Maciel

(Desde Gualeguaychú)

Anoche, 22 mil personas –de acuerdo a la información oficial- disfrutando del espectáculo más importante que se organiza a cielo abierto durante el verano en el país y el carnaval más extenso del mundo.

Hasta el momento, el Carnaval del País fue disfrutado por 178 mil personas en el Corsódromo, teniendo en cuenta la siguiente adhesión:

* Primera noche: 20 mil personas.

* Segunda noche: 21 mil personas.

* Tercera noche: 18 mil personas.

* Cuarta noche: 20 mil personas.

* Quinta noche: 22 mil personas.

* Sexta noche: 20 mil personas.

* Séptima noche: 20 mil personas.

* Octava noche: 15 mil personas.

* Novena noche: 22 mil personas.

Así, el Carnaval del País volvió a consagrarse como el espectáculo teatral más multitudinario y que reúne a generaciones enteras y a personas que llegan desde distintas latitudes en familia, en grupos, solos o con amigos.

Minutos antes de las 22, Silvio Solari -la voz oficial del Carnaval del País- anunció el orden de salida y desde entonces habilitó un diálogo apasionado entre el público y sus comparsas.

En primer lugar, desfiló Papelitos, la comparsa del Club Juventud Unida, que este año presenta “Valkë, ser nórdico antiguo del oeste”. Luego, fue el turno de Marí Marí (Central Entrerriano), con su tema “Amanecer prometido”. En tercer lugar, desfiló Kamarr (Club Sirio Libanés), con su tema “Chá, la revelación de la tierra” y cerró la noche O’Bahía (Club de Pescadores), que propone “Vuela”.

La noche contó con el desfile de la nueva Reina del Carnaval, Itatí Guerra (Marí Marí) quien fue coronada el viernes por la noche en una ceremonia que tuvo el color del carnaval.

Entre el público que disfrutó el paso de las cuatro comparsas, se observó al ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona. El alto funcionario llegó con dos asistentes a Gualeguaychú, sin custodios y se alojó en un complejo turístico de la costanera. No hizo ninguna reunión oficial ni política, miró el partido de Rácing por tv y se fue al Corsódromo. En horas de la mañana del domingo retornaría a Buenos Aires.

La jornada fue transmitida por la TV Pública con un especial que inició a las 21 y se mantuvo hasta el final del desfile. También, como todas las noches de Carnaval, el espectáculo pudo ser visto a través de YouTube en la cuenta oficial “Carnaval del País”. Además, tuvo cobertura de medios de la Provincia, del país e internacionales (Barcelona, Londres y República Oriental del Uruguay).

 

El vestuario

 

El vestuario del Carnaval tiene rango de bellas artes. No es casual que en el Museo del Carnaval muchos de sus trajes se exhiben como orgullo generacional, donde el talento permite ese milagro de aguja e hilo, de lentejuelas y laminillas, de ojales y botones; y que provoca el deleite a la vista. Son diseños, son motivos, inspiraciones en telas y plumas que invitan siempre a transitar por las sensaciones.

Es oportuno recordar al diseñador Friedensreich Hundertwasser, a quien se le adjudica una interesante metáfora: “Las personas tienen tres pieles: nacen con la primera (la epidermis); la segunda es la ropa (el vestuario); y la tercera es la fachada de su hogar”. Esta reflexión que más adelante ampliará a cinco pieles -sumando el entorno y la Madre Tierra- forma parte del estimulante texto “On the second skin” que escribió para la edición francesa de Vogue en 1982.

El vestuario del Carnaval del País –algo que se agradece a todas las comparsas- permite que ese arte sea percibido como la piel del Carnaval.

Ya lo decía el dramaturgo francés, Honoré de Balzac: el vestido “es la manifestación constante del pensamiento íntimo”. O el oportuno aporte de Roland Barthes cuando sostenía que “la ropa es una experiencia íntima del cuerpo y una presentación pública del mismo”.

 

Del vestuario a la coreografía

 

Junto a ese vestuario de por sí esplendoroso, aparece otra inspiración trascendental: la coreografía. Se trata de la composición que amalgama la música y el movimiento y que en el carnaval se presentan sutiles y voluptuosos al mismo tiempo.

Cada artista adopta su cuerpo como si fuera un tapiz en movimiento. Y en este caso específico, remite al diálogo cultural de África con América. Si hasta los tacos de los calzados por momentos se suman como instrumentos de percusión, porque a cada paso, cada artista dice lo suyo como contestando a los repiques de las batucadas y a las canciones de las bandas musicales.

Así, las pasista de pronto se hipnotiza cuando escucha un silbato que la convoca. Entonces, mueve sus brazos de un lado hacia el otro. Acompaña ese movimiento con su cintura y con su cabeza gallarda que también escolta a ese giro. Entonces, suelta todo ese Carnaval que ya no le entra en el cuerpo.

Las tribunas estallan en una ovación a manera de reconocimiento. El arte del vestuario, la maestría de la coreografía, construye un escenario que es tan visual como sonoro. Así, permite percibir un talento tan sublime como colectivo, donde cada artista es uno y son todos al mismo tiempo.

Desde la tribuna la mirada no puede abarcar todo el largo de la pasarela. Apenas percibe un escenario estrecho donde ve desfilar a una multitud de artistas. El movimiento deleita; la música, encanta. “El carnaval no es una fiesta que se le concede al pueblo, sino que es el pueblo el que se la concede a sí mismo”, como nos hace descubrir siempre Johann Wolfgang Goethe.

Algo curioso: la pasarela no debe ser percibida como una vidriera. Sin embargo, allí todo se muestra, pero sin necesidad de exhibición. Más que una exposición es una manifestación. Es un espacio donde se expresa lo que se revela y se rebela.

Allí, en ese territorio específico, se expresa –a manera de testimonio- la belleza; el espectador logra descubrir las sensaciones y tiene la experiencia de vivir el ritual colectivo de estar compartiendo la alegría.

 

La música

 

Decir carnaval es decir música. Es más, no hay existencia del carnaval sin la escenografía sonora.
La música en el carnaval es icónica, porque es la que mantiene esa relación de semejanza con lo representado. Es el alma y el corazón del carnaval. Si la música es producto de la razón, entonces hay que señalar que toda razón tiene su espíritu.

Y lo que se vive en el Corsódromo de Gualeguaychú es la fiesta de un espectáculo que es visual, pero que tiene su experiencia también en lo auditivo: por eso se habla de “la creatividad que se expande a medida que se la percibe”. Que alcance con recordar que, con los primeros sones de la música, desde la tribuna se despierta –como si recobrara vida- el propio carnaval.

Y en el caso de Gualeguaychú, la música es también parte de un carácter coral. Casi veinte personas en promedio conforman las carrozas de las bandas musicales. Son los que animan y dan ánimo, es decir, sensibilidad y esencia, a la fiesta de todos. Nadie se queda sin cantar, sin tararear, sin canturrear y se convierte en una especie de juglar de la celebración.

Con instrumentos de percusión y de viento, con teclados y cuerdas, la música se valora tanto como su letra. Es parte de una puesta en escena que asombra de manera integral.

Son diez noches y por eso también se señala que el de Gualeguaychú es uno de los carnavales más extensos del mundo. Y entre noche y noche, en esos interludios, cada sábado la música se asoma para invitar a los hombros a ponerse en movimientos, a que los cuerpos inicien un balanceo rítmico y acompasado, y que los pies se eleven y desciendan siguiendo la percusión como si la propia danza se desperezara de a poco.

Y está la samba. Se dice que la samba es el cuerpo en movimiento como si fuera ella misma una sinfonía de temblores y agitaciones, es decir, la concordancia y la correspondencia del organismo transformado en sensualidad gracias a las oscilaciones y los balanceos: es el meneo de la emoción que ya no se explica con palabras.

 

Las carrozas

 

Y en el Carnaval del País también están –como un actor importante más que como un simple decorado- las carrozas.

Las carrozas son vehículos que tienen un diseño y un decorado único y generalmente son ideales para desfilar de manera festiva. Se la puede definir como un carromato que se destaca por su ornamentación. Estas estructuras, a menudo montadas sobre chasis de camiones, son verdaderas obras de arte en movimiento, diseñadas para representar los temas y las tramas que fueron elegidos por las distintas comparsas.

Esculpidas por artistas artesanos, tienen dimensiones gigantescas para que sea apreciada desde la distancia sin perder volumen y perspectivas.

Las carrozas representan de manera figurativa y simbólica las distintas escenas de la historia que se quiere compartir. Son portadoras de un mensaje potente desde lo cultural y desde lo artístico: es la creación que puede tocarse con la vista.

Construir una carroza es un proceso complejo que involucra un equipo dedicado de profesionales, incluidos artistas visuales, escenógrafos, carpinteros, soldadores, electricistas, iluminadores y artesanos. La estructura del vehículo está preparada para soportar el peso de elementos decorativos, como las esculturas y los artistas con sus indumentarias. El diseño, a menudo grandioso y fantasioso, está meticulosamente planificado para transmitir visualmente la narrativa de la trama que propone cada temática.

De alguna manera son portales donde a través del ensamble de lo poético y lo fantástico; a través del acople entre lo imaginario y lo simbólico, constituyen perfectos empalmes que permiten transitar por otro mundo.

Así, el Carnaval del País implica la música y la literatura, el teatro y las artes y la permanente defensa de ese deseo que invita a superar el espanto y la tristeza, el dolor y la pena, el miedo y todos los miedos.

Por eso, las carrozas tienen luces y sombras bien definidas, sus líneas y volúmenes asemejan grandes cuerpos, donde se trasluce el espíritu gozoso del Carnaval. Y se refleja un arte que no se expresa solo con técnica, con habilidad u oficio: sino con el corazón carnavalero que hace posible el portento, la maravilla y la alucinación, el asombro y la admiración. La poesía misma.

Papelitos: “Valkë, ser nórdico antiguo del oeste”

 

La comparsa del Club Juventud Unida deslumbró anoche por el colorido y el tallado de sus carrozas. Nada nuevo se dice. Sin embargo, así como lució ese arte, hay que señalar que las demás escuadras no lo acompañaron en la misma dimensión.

El carnaval es además de lo visual, un movimiento donde la música es transcendental. En ese sentido, le faltó fuerza y entusiasmo; que se notó mucho más por ser la primera de la noche.

No obstante, hay que reconocer que el talento y la destreza de sus integrantes lograron entusiasmar a un público que la reconoció especialmente con la batucada “Los Pibes” que es dirigida por Esteban Martín Piaggio.

Marí Marí: Amanecer prometido”

 

La Aplanadora del Club Central Entrerriano anoche dejó muy en claro por qué aspira este año a subirse al podio.

Hubo una falta de coordinación entre la despedida de Papelitos, el desfile de las marcas y la salida de esta comparsa. Una situación que pudo haber boicoteado una propuesta que anoche se llevó todos los aplausos y ovaciones.

A diferencia de Papelitos, sus carrozas no conmueven desde lo visual; pero todo el desplazamiento y el arte puesto en la coreografía y en el vestuario por lejos que supera la percepción de estar frente a una de las mejores de este año.

Su desplazamiento fue armonioso e incluso desde la banda de los músicos pusieron tal talento que permitió disimular algunas interrupciones que se filtraron por los parlantes. La banda de Marí Marí entusiasma, hace cantar a capela y mantiene un diálogo con el público que es único e insuperable.

Kamarr: “Chá, la revelación de la tierra”

 

La comparsa del Club Sirio Libanés este año también anuncia que quiere estar en la discusión del campeonato. Su Comisión de Frente está muy bien lograda. La historia se cuenta por sí misma y además tiene un plus con sus “bahianas” que están ataviadas con unos trajes circulares que les permiten danzar rodeando en el aire la alegría del carnaval.

No es casualidad que Kamarr haya crecido noche tras noche, que haya desplegado un arte que en cada representación fue consolidándose y ha crecido en casi todos los rubros puntuales. Por eso sus aspiraciones son concretas y tal vez –después de diez años- haya llegado el momento de coronar tanto esfuerzo.

O´Bahía: “Vuela”

 

El Club de Pescadores cerró la noche. Un público ya cansado la esperó paciente en las tribunas. Hubo demoras en pisar la pasarela. No obstante, los espectadores que tuvieron su día de playa y pileta, que no durmieron siesta, vencieron el cansancio y cuando se anunció que se iba pisar fuerte el asfalto, despertó de su letargo.

Se sabe que la temática es un homenaje –cálido y merecido- a la inspiración que fue Ana Gelós de Peverelli: una hacedora de carnaval.

Esta comparsa anoche hizo lucir más que en otras ocasiones su colorido y prácticamente no tuvo fisuras en su desplazamiento y en la coordinación coreográfica.

Una ovación acompañó esta propuesta, que anoche lució como uno de sus mejores desfiles de este año.

La imagen genérica remite mucho al imaginario de Julio Verne, especialmente en el final cuando se remonta vuelo en un globo aerostático que bien recuerda al “Victoria” de la novela “Cinco semanas en globo”.

 

¿Cómo sigue el Carnaval del País?

 

El sábado 24 será la décima y última noche de la edición 2024.

Las entradas y ubicaciones pueden adquirirse a través de www.ticketek.com.ar o en forma presencial en la boletería del Corsódromo, de martes a viernes de 9 a 13 y de 17 a 21, y el sábado de 9 hasta el cierre, de corrido.

El Carnaval del País, el más extenso del mundo, este año volvió a hacerse presente para que todos puedan celebrar la alegría.

Marí Marí es la máxima campeona y este año tiene “hambre” de más reconocimiento; Kamarr se presenta con energía y estética y avisa que después de diez años es hora de buscar la ansiada copa; Papelitos quiere revalidar su bicampeonato y aspira a un tercero consecutivo; y O´Bahía también aspira al podio con una historia que evoca el mejor sentimiento de carnaval.

El 24 de febrero será la última noche y el momento exacto que se sabrá qué comparsas continuarán en el 2025 y cuál será la que descansará para dar lugar a Ará Yeví (Club Turo Federal). Esto será así, mientras se mantenga el actual esquema de cuatro comparsas, porque no sería descabellado que avance la propuesta de un espectáculo integral con las cinco animadoras históricas del Carnaval del País.

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