Banfield, que sacó provecho de su arma predilecta: la pelota parada, casi aseguró su clasificación a los cuartos de final de la Copa Libertadores de América al golear este miércoles de local a Deportivo Independiente Medellín de Colombia por 3-0. Los goles del equipo que conduce Julio César Falcioni fueron convertidos por Daniel Bilos en dos oportunidades y Diego Ceballos, en el segundo tiempo, período en el que el conjunto colombiano sufrió las expulsiones de Jair Benítez y Jamel Ramos.

Banfield sacó máximo provecho de sus virtudes: solidez en la defensa, presión en el mediocampo, capitalización de las jugadas de pelota parada y contundencia.

El equipo local expuso esos argumentos para empezar a liquidar una eliminatoria que parecía complicada no solo por el rendimiento de Independiente Medellín en los últimos partidos, sino también por el juego propio en los primeros 45 minutos.

Es que Banfield intentó presionar en el campo del rival, pero estuvo impreciso con la pelota y careció de profundidad en los metros finales como para inquietar al arquero David González.

De hecho el conjunto que dirige Falcioni corrió más de lo que jugó (le ganó la ansiedad) y abusó de los pelotazos y centros a sus dos delanteros: Jorge Cervera y Víctor Piriz Alvez, quienes terminaron con golpes y cortaduras en sus rostros.

Dentro de ese juego vertiginoso, pero muy poco efectivo, en el equipo local sólo se destacó la dinámica de Bilos por el sector derecho.

Más allá de la falta de fútbol, Banfield contó con una clara situación de gol a los 2' en los pies de uno de sus zagueros Javier Sanguinetti, quien desde inmejorable posición exigió una buena respuesta de González.

A todo esto, Independiente "aguantó" bien ese envión inicial del equipo local, más por la imprecisión de su rival (se notó mucho la falta de un generador de fútbol en Banfield) que por méritos propios.

Lo llamativo fue que David Montoya y Neider Morantes, dos jugadores que manejan muy bien la pelota, estuvieron muy retrasados y fueron controlados por Andrés San Martín y Pablo Fernández, los dos volantes de contención del conjunto de Falcioni.

Más allá de que Independiente no tuvo la pelota, Banfield que sí la tuvo, no supo qué hacer con ella.

Encima, sobre los 20', Morantes sacó un fuerte remate que se fue por arriba del travesaño. Fue solo una llegada aislada.

Es que Banfield tuvo solidez defensiva, a partir de la marca de San Martín y Fernández en la mitad de la cancha y el anticipo de los centrales; Sanguinetti y Gabriel Paletta.

Pero el problema del equipo local en ese tramo del partido fue carecer de un enganche.

Todo quedó librado a la capitalización de uno de los fuertes de este equipo: la jugada de pelota parada (de los 17 goles que hizo en el torneo Clausura, 10 fueron por esa vía).

Más allá de sus fallas a la hora de generar fútbol y atacar, Banfield contó con varias chances de gol una vez que entró en juego Cervera, el hombre más peligroso del equipo local.

Un cabezazo del lateral Cristian Tavio (23'), un centro desde la derecha de Bilos no conectado por Cervera ni por Piriz Alvez (26') o una escapada de Cervera no resuelta a tiempo (28') fueron algunas de las llegadas de riesgo.

Dos situaciones más no resueltas por Cervera (33') y Piriz Alvez (36') cerraron un primer tiempo con sabor a poco para Banfield, que encima sufrió con un remate desde afuera del área de Nicolás Torres (37') que encontró una gran respuesta de Mariano Barbosa.

Falcioni, muy conciente de que su equipo no estaba jugando un buen partido, mandó a la cancha a Diego Ceballos en lugar de Piriz Alvez, quien hizo poco y nada.

Banfield tuvo dos chances claras en los pies de Tavio (4') y Cervera (6'), pero volvió a fallar e Independiente contestó con dos apariciones de Diego Alvarez (10' y 13'), bien resueltas por un Barbosa, muy atento y metido en el partido.

El desarrollo se hizo de ida y vuelta y Banfield llegó al gol con su arma predilecta: una pelota parada.

Un tiro de esquina desde la derecha de Martín Andrizzi fue resuelto de manera mágnifica por Bilos, quien de media chilena abrió el marcador a los 14'.

El 1-0 fue una inyección anímica para el equipo local, que en cuatro minutos sacó una ventaja de tres goles impensada, luego de lo hecho en el primer tiempo.

Un tiro libre de Bilos que rozó en la barrera y descolocó al arquero González, a los 23' y otro de Andrizzi que fue rozado de cabeza por Ceballos, a los 27', establecieron un 3-0 lapidario para el conjunto colombiano, que se vio desbordado a los 25' cuando se fue expulsado Benítez.

Solidez, presión, entrega, despliegue y un excelente uso de las pelotas paradas fueron los argumentos de un Banfield que no encontró resistencia en un Indepediente Medellín, al que le pesó el partido y no pudo resistir el aliento de las casi 20 almas que gritaron hasta el hartazgo los tres conquistas del Taladro, que casi está en los cuartos de la Copa.