Día a día surgen noticias respecto a la disputa del territorio narco en distintos barrios de la ciudad de Paraná. Enfrentamiento entre bandas, allanamientos en domicilios de acopio de droga y otros indicadores dan muestra que son tiempos de enfrentamiento para ver quien maneja el poder territorial.

La semana pasada se realizó un procedimiento en el barrio Pirola de Paraná donde una pareja con tres hijos tenía en su domicilio unos 76,5 kilos de marihuana prensada. Por las características del lugar y del modo de vida de la familia, ese lugar funcionaba como espacio para el acopio de droga que le pertenecía a un narcotraficante.

El programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) realizó un informe en el cual se reflejó la realidad de los vecinos de los barrios populares, rehenes de los soldados del narcotráfico y muchas veces condicionados para ser parte del negocio a cambio de poder vivir en paz.

Con varios de los jefes narcos más importantes de la región en prisión, la pregunta pasa por saber ¿cuánto es el manejo que aún sostienen los altos mandos a pesar de estar detenidos? ¿Los que están afuera tienen intenciones de tomar el poder? ¿Hay actores que buscan aprovechar esta situación?

En momentos donde los tiroteos en algunos barrios de Paraná son moneda corriente. Zonas puntuales de la capital provincial donde cada día hay ataques de una banda a otra con el objetivo de tener el manejo de la comercialización.

Monica Olivera, presidenta y fundadora de la Asociación Mujeres Luchadoras Positiva, viene hace años dando pelea en el barrio Lomas del Mirador II a las consecuencias del narcotráfico, En diálogo con Cuestión de Fondo, dijo sobre esta problemática: “Yo creo que se tiende a judicalizar o a penalizar a los pibes que están en la esquina en los barrios, si es del Lomas, o del Maccarone o del Morro, de cualquier barrio pobre, es criminalizar”.

“El narco busca referente en cada lugar que tenga una necesidad económica y a veces no tanto, hay casos donde hubo personas que para el común de los vecinos eran honorables, estaban en una iglesia, donde es imposible que vaya la policía. Ellos tienen todo bien digitado”, aseguró Mónica, y agregó: “El problema es cuando se involucran los pibes del barrio, siendo ‘soldaditos de’, porque ahí es donde vienen las grandes disputas de territorio, que es donde nos ha pasado en tiempos de pandemia, ha crecido muchísimo el narcomenudeo, que es lo que nosotros podemos palpar. Si en un barrio tenías cinco kioscos, ahora vas a tener diez. Y ¿qué nos pasaba siempre? Siempre eran los pibes que la única forma de tener unas zapatillas, una motito, era ‘ser de la banda de’. Hoy nos está pasando que personas grandes, a quien inclusive uno veía como personas honestas, que jamás se meterían en algo semejante, lo han tenido que hacer porque en este contexto ha crecido mucho, y sobre todo veo muchos niños pequeños, de nueve o diez años, consumiendo”, describió.

Respecto de los narcotraficantes más grandes de la región que hay sido detenidos en los últimos años, aseguró que la mayoría continúa operando: “Los que están detenidos, que son conocidos por todos, por las grandes causas que hay en Paraná sobre todo, tienen su gente. Ellos tienen todo organizado, aguantan toda una estructura”.

“Yo soy una ama de casa, he tenido el problema de la droga en mi familia… todas las actividades delictivas son malas, pero una de las que más detesto y reniego y si pudiera hacer algo lo haría, es la venta de drogas”, aseguró

Además, la mujer contó cómo es vivir día a día en los territorios más afectados por el narcotráfico: “Nosotros vivimos 2013, 2014 y parte de 2015 en una oleada de violencia terrible, era Colombia, pasábamos y nos tiroteaban, murieron chicos acribillados a tiros en esta zona, fue muy difícil calmar todo eso, la gente empezó a denunciar, cosa que no hacía antes porque tienen terror, y no es para menos, cuando te enfrentás a esta gente no es joda, pero también hay que visibilizarlo porque nadie puede decir que no sabe quién vende o quién consume en el barrio, son los menos, pero los hay. Muchos pibes que están afuera de un sistema escolar, un sistema de deportes, no tienen acceso a nada, y sienten que son contenidos por esta gente que dicen ‘vení, vos sos nuestro, nosotros te cuidamos, te damos para las zapatillas’. Los van juntando, esos son los soldaditos que están en los barrios y después se enfrentan con otro barrio y ahí es el gran problema”.

Además, Olivera apuntó claramente a la “ausencia del Estado”: “Para el pibe pobre del barrio que la mamá no tiene un peso, el pibe que entra en la droga no sale, porque no tiene a dónde ir, no tiene contención, y ese pibe se va a meter y va a morir  va a ir preso, no tiene muchas opciones. No tienen plata, para sacar a un pibe de la droga no hay plata”.