Por José Carlos Elinson
(Especial para ANALISIS)
El flamante intendente Adan Bahl echó de su entorno de confianza al ahora ex director general de alumbrado público municipal, Sebastián “Peka” Benítez.
La causa del despido a tan poco tiempo de comenzar la gestión, tiene que ver según revelaron fuentes cercanas al mandatario, con el contenido de un video en el que se veía a “Peka” en proximidades del Club Echagüe realizando una conexión clandestina de energía eléctrica.
“Peka” es conocido en los ámbitos políticos como uno de los hombres de confianza del intendente, tanto es así que en materia económica el despido no lo afecta porque mantiene un cargo bien remunerado en la planta permanente del Senado provincial.
A muchos de los que pidieron en su momento la cabeza del por entonces intendente de Paraná, Sergio Varisco por descubrir en la vivienda que habitaba junto a la concejal Claudia Acevedo una conexión clandestina de similares características, en esta oportunidad no se le vieron las caras ni se escucharon sus voces, tuvo que ser el propio intendente Bahl el que se hiciera cargo de la situación y lo dejara fuera del staff municipal a Sebastián “Peka” Benitez.
Si los mandatarios, más allá de cualquier acuerdo político se acostumbraran a tomar el toro por las astas, las gestiones de gobierno serían ordenadas. La decisión de Bahl debería ser un ejemplo a seguir por funcionarios con responsabilidades de conducción. La municipalidad y la Casa de Gobierno no deben ser el refugio de empleados de paso con intenciones inconfesables.
Por eso el título “Ya empezamos”, a poco de comenzar la gestión, un funcionario de confianza del intendente es descubierto cometiendo un ilícito.
La pregunta es, ¿la medida tomada por el intendente mostrará el camino a seguir por aquellos en los que depositó su confianza o el tiempo, las urgencias y el cúmulo de decisiones que deben tomarse a diario correrán los delitos –que no son otra cosa- del centro de la escena?