
Por Adolfo J. de Bold (*)
En una cena de la que participé hace un par de meses un integrante del personal jerárquico de la Embajada de la República Argentina en Ottawa me preguntó a boca de jarro: “Doctor, me puede resumir en una frase la razón por la que Canadá es un país ejemplar”.
A mi juego me llamaron pensé, ya que esa es una pegunta que me la he hecho cientos de veces durante mis 55 años como residente canadiense.
La respuesta me salió inmediatamente: “Nos portamos bien”, dije. Esto dejó a la mesa en un silencio total por un momento. Yo gozada internamente el hecho de que en vez de que se me pregunte dónde se podría comprar electrónicos baratos como había pasado tantas veces con delegaciones de visitantes argentinos, esta vez alguien se interesaba en algo en lo que yo podía brindar mi experiencia.
Portarse bien significa simplemente eso, lo que implica desde no tirar papeles al suelo, conducir bien, el respeto mutuo, y hasta no robar del erario. Eso se ve en pocos países de los varios que he visitado. Los países escandinavos, Suiza, Alemania y no muchos más.
“¿Y cuál es la ventaja de portarse bien?” La ventaja es que esa conducta lleva al bienestar financiero lo que a su vez promueve la riqueza material y humanística del pueblo.
Se necesita estar bien financieramente para no pegarle a la maestra, por ejemplo, o hacer 120 mil análisis por semana testeando por coronavirus (COVID-19) causativo de la presente pandemia como lo hace Alemania. Comparar esto con los pocos kits que facilita Nación de vez en cuando para que Córdoba haga lo mismo como lo reporta la Voz del Interior, es absurdo.
El testear tanta gente como sea posible tiene el propósito de detectar y aislar/tratar pacientes infectados tempranamente. Por esta razón, Alemania tiene la menor proporción de infectados y muertes por COVID19 en la Unión Europea. Pero, la razón de base es que tienen los recursos económicos y técnicos (que sale de portarse bien) para hacerlo y también tienen una población que cumple con lo que hay que hacer (se porta bien).
Los Estados Unidos ciertamente tiene los recursos económicos para hacer virtualmente lo que quiera y, sin embargo, tuvo y tiene problemas muy serios con la tecnología de los tests y con peleas intestinas entre el Ejecutivo, el Centro for Disease Control (CDC) y la Food and Drug Administration (FDA). Es decir, plata sola no es suficiente. Hace falta buena tecnología, consenso y liderazgo.
Los análisis que se hacen para detectar el virus en individuos están basados en una tecnología que se llama PCR (Polimerase Chain Reaction). No es una tecnología fácil de implementar y es cara. En mi laboratorio se empezó a usar hace muchos años y era una cosa semi artesanal. Hoy en día está automatizada, pero puede estar plagada de falsos resultados positivos y negativos como el test inicialmente desarrollado en USA.
No creo que este tipo de tecnología se pueda implementar rápidamente en Argentina salvo en pocos laboratorios altamente sofisticados y con el equipo correspondiente que puedan procesar cientos de muestras diariamente.
El fin de la pandemia ocurrirá cuando el virus naturalmente no encuentre más humanos sin anticuerpos generados ya sea naturalmente en individuos después de sobrevivir una infección, o por vacunación o cuando se desarrolle una droga efectiva para curar la infección. Una vacuna toma tiempo en desarrollar y nunca ha sido fácil encontrar fármacos para combatir infecciones virales. Mientras tanto hay que cumplir con la cuarentena que, en realidad, no se sabe cuánto va a durar. Quedate en casa.
(*) Especial para ANALISIS.
Adolfo J. de Bold es doctor, además de Profesor Emérito, Facultad de Medicina, Universidad de Ottawa, Ottawa, Ontario, Canadá.