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Del humor social

Por J.C.E. (*)

¿El humor social existe? Sí, claro aunque a veces por inasistencias pudiera parecer que no, o que está lavado, planchado y prolijamente doblado en un baúl del desván. Pero no, existe y está como dice el gran Eduardo Falú “como resolana debajo de la piel”.

Sucede que a veces parece cansado de hacer apariciones en público que terminan siendo inconducentes.

El viernes 6 de junio de 2014 frente a la Escuela Nº 1 Del Centenario, en Avenida Alameda de la Federación en Paraná en el horario de ingreso del turno mañana, Silvio Ramón Díaz a bordo de un VW Voyage, ebrio y drogado arrolló al pequeño Juan Manuel Martínez Zurbano de 6 años de edad e hirió de gravedad a su hermano mayor de 11 años.

Según determinaron las pericias el Voyage conducido por (Silvio) Díaz circulaba a unos 134 kilómetros por hora.

En un juicio abreviado Silvio Díaz fue condenado a ocho años y cuatro meses de prisión efectiva.

Entre trámites y diligenciamientos habían transcurrido cuatro meses de detención y fue por octubre que la defensa del acusado logró la excarcelación del reo que salió a partir de un fallo de la Cámara de Casación Penal, que consideró la inexistencia del peligro de fuga o de entorpecimiento de la investigación. A la semana, Díaz pidió perdón públicamente a la familia de Juan Manuel. Pero en cuestión de horas quebrantó las reglas de conducta que le impusieron: lo detuvieron en un bar del centro de Paraná consumiendo alcohol y drogas, disfrazado con una peluca, y volvió a la cárcel.

Un llamado telefónico advirtió a la policía sobre la conducta del sujeto por lo que una comisión policial se hizo presente en el lugar y comprobó la veracidad de lo denunciado minutos antes.

Silvio Ramón Díaz regresó a su lugar de detención donde permaneció hasta la noche de este martes cuando el Juzgado de Ejecución de Penas de Paraná decidió beneficiarlo con la libertad.

En tanto la jueza de Ejecución de Penas Cecilia Bértora corroboró su resolución, que ya es efectiva.

La funcionaria aclaró que esa medida no se amparó en la pandemia de coronavirus y aseguró que el  “proceso de resocialización dentro del penal fue fructífero, sin presentar problemas o inconvenientes”.

Tomó en cuenta también el informe del equipo de Juzgado de Ejecución que dijo no haber observado inconductas en su paso por la Unidad Penal.

El humor social de aquellos días de junio de 2014 se vistió de duelo y los reclamos en las calles fueron ingentes. Verdaderas multitudes llenaban los espacios públicos de Paraná exigiendo la condena de Silvio Díaz y mancomunándose en el dolor por la pérdida de una vida temprana.

Dos años antes de la fecha en que el homicida de Juan Manuel Martínez Zurbano de 6 años saliera en libertad, la justicia entrerriana se la concede a partir de los argumentos que ya hemos comentado. Y el humor social se exacerba y vuelven a oírse voces que por unas horas dejan de lado la pandemia  y retornan el tema que lo vistió de luto aquella mañana del  6 de junio de 2014 en la que sin ninguna razón moría atropellado por un borracho y drogadicto que celebraba su cumpleaños, un niño de 6 años que intentaba llegar a su Escuela Nº 1 Del Centenario como todos los días.

Son tantos los yerros, y si se nos permite la expresión, tantas las metidas de pata que acumula nuestra justicia por haber otorgado beneficios que no debieron ser tales que ante hechos como el que nos ocupa recordamos aquello del Artículo 16 de nuestra Constitución Nacional cuando refiriéndose a los habitantes del país expresa que “Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad”. ¿Se entiende? La idoneidad.

(*) Especial para ANÁLISIS

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