La Orquesta Sinfónica y una ley que puede mostrar caminos para todos

Por Luis Sebastián Orlando Bertozzi (*)

Hoy la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos logró que las palabras Idoneidad, Equidad y Dignidad tengan sentido musical.

Luego de 10 años de trabajo incansable de los músicos de la orquesta, liderados por algunos compañeros de inquebrantable perseverancia, se logró la aprobación de un régimen laboral que ni más ni menos significará un futuro laboral y salarial digno para quienes puedan acceder por concursos y demostrando idoneidad a la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos. Es decir, acceder a un cargo público como lo requiere la Constitución Provincial en su artículo 36, pero cumpliendo los preceptos de la Constitución Argentina que en su artículo 14 bis dice que debemos tener “condiciones dignas y equitativas de labor”.

Haciendo un poco de historia, este año estamos transitando ya el 75 aniversario de la creación de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, hecho que se formalizó el 30 de Junio de 1948. En  aquellos últimos años de la década del ’40 un grupo entusiasta de músicos afincados en nuestra ciudad pero que en muchos casos eran inmigrantes italianos, o algunos que habían nacido en otras provincias y se habían radicado en Paraná logró con mucho tesón y esmero algo casi impensado para el interior de nuestro país, la creación de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, una de las primeras de todo el país y la primera del litoral argentino. Era el año en que nacía por ejemplo la Orquesta Sinfónica Nacional. De ese impulso surgieron años después otras orquestas también, como la Orquesta Sinfónica de Santa Fe, y la de Rosario, por citar solo las más próximas, y que serían juntas la mayor fuente laboral y de vida para las familias de 3 o 4 generaciones de músicos litoraleños.

Me tocó ser de la última generación de músicos que a fines de la década del 80 y principios de la del ‘90 ingresábamos por concurso de oposición siendo niños o adolescentes. Hace un año se jubiló un violinista que había ingresado a los 14 años a la orquesta. En esos tiempos el nivel técnico de los ingresantes era similar al que hoy tiene un estudiante que con esfuerzo podría rendir el 1er año de una tecnicatura o profesorado. Así era en muchos lugares del país. Pero el entusiasmo y la experiencia que transmitían en ese momento los últimos fundadores que quedaban, hizo que los jóvenes se perfeccionen a su lado y amen la orquesta como si fuera su hogar, y gracias a la orquesta seguir estudiando.

En los últimos 40 años, la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos y la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe, han convivido y armonizado sus actividades para poder contener de ese modo a los músicos que decidían seguir su carrera profesional en nuestra región sin emigrar a otros destinos.

Esta circunstancia que se da por la proximidad geográfica hizo que la calificación de los músicos se haya ido elevando de modo significativo. La mejor preparación también se debió a que algunos jóvenes que fueron a formarse en el exterior, volvieron a nuestra región y, concursos mediante, ingresaron al organismo a principios de este siglo.

Otras circunstancias se dieron a lo largo de los años, como ser que desde el año 2011 ya  cada uno de los concursos de ingreso o ascensos para cubrir vacancias no solo son públicos de antecedentes y oposición, sino que además son abiertos “a todo el mundo”. Este sistema “virtuoso” de acceso a un cargo no existe en ningún organismo de la administración pública entrerriana, y es algo que garantiza la excelencia en todas sus concepciones.

Sin embargo, también desde principios de este siglo vimos que la posibilidad y necesidad de compatibilizar el trabajo de las orquestas comenzaba a ser algo que también acarreaba inconvenientes. El grado de exigencia y stress al que se exponen los músicos profesionales es de los mayores que se tienen en cualquier profesión. Hay variados y profundos estudios en este sentido.

Esta situación hace que músicos que por una necesidad económico-familiar están en dos orquestas al mismo tiempo sufran luego de varios años un importante desgaste físico y emocional, pero las idas y vueltas de nuestro país no les permiten optar por estar en un solo trabajo. El trabajo simultáneo en ambas orquestas de los músicos más calificados no solo es desgastante para ellos, sino que además es desmotivante para jóvenes que ven postergar por muchos años su posibilidad de concursar por las pocas fuentes laborales existentes en la región. Así vemos que mientras que el siglo pasado muchos titularizábamos cargos en la sinfónica siendo aún adolescentes, hoy, salvo pocas y precoces excepciones, muchas veces lo hacen ya más cerca de los 30 años. Y aquí es donde la Ley de Grados y Escalafón aprobado para la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos toma un lugar o matiz que realmente puede ser histórico si una vez más este liderazgo de nuestra orquesta es imitado en otras orquestas de la región y el país, lo que, por supuesto, debe ir de la mano de otras medidas y políticas culturales y educativas.

Cuando uno analiza lo que ha pasado el día de hoy, al promulagarse la Ley 11.037, vienen a la mente nuevamente momentos históricos de la cultura del interior del país. Basta mirar alrededor para darse cuenta que salvo la Orquesta Sinfónica Nacional, casi nadie en el país tiene una norma que piense en una carrera para los músicos. Por esto, me atrevo a pensar en sus efectos a mediano plazo, y sus posibles ramificaciones no solo en los músicos profesionales y los actuales estudiantes de música, sino también en otras actividades profesionales.

En nuestra provincia y país muchas veces vemos que por la precariedad de los trabajos, se necesita más de un salario para poder vivir dignamente. Los puestos de trabajo, son cubiertos por los hoy más calificados -asumiendo que se concursan los cargos-, o por los que primero llegaron a tener el nivel necesario para cubrir un cargo. Esto, junto a la realidad actual de sistemas previsionales en crisis, y la cada vez más difundida idea de tener que aportar más años antes de acceder a una jubilación, hacen un combo que postergaría por años la posibilidad que muchos esperan de acceder a un empleo.

Por todo esto, lo que vivimos hoy en la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos considero que es un pequeño primer paso de lo que podría ser un proceso de regreso a la idea de “UN trabajo” digno, que se haga con el máximo amor, dedicación y entusiasmo. Es “UN trabajo” que permita prescindir de la necesidad de dividir el esfuerzo en varias ocupaciones. Y más importante aún, quizás sea la puerta para el primer “un trabajo” para otros jóvenes – o no tanto - que decidieron abrazar la música con la pasión con que lo hicieron los fundadores de nuestra amada OSER.

(*) Violinista de OSER.

 

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