La cantidad de delitos cometidos por menores creció un 87 por ciento en Entre Ríos

Barbirotto habla de un cóctel preocupante: pobreza, droga, delito, y que todo eso junto estalla en algunos barrios del modo más violento.

Aunque la relación de esos menores involucrados en delitos con el sistema judicial suele transitar por caminos tortuosos. El sistema penal no se ha adaptado, y juzga con un sistema de otra época. “Con la derogación de la Ley de Patronato de la Infancia, en 2005, el chico pasó a ser sujeto de derecho. Pero todavía nos falta. Todavía se aplican a un menor penas privativas de la libertad”, dice Barbirotto.

Como lo que ocurrió en Concepción del Uruguay, un menor que terminó tras las rejas, en un penal, primero, en una comisaría, después.

La restricción de la libertad en el caso de los menores, plantea, es un recurso extremo; pero si así se resolviera, debe ser cumplida en una institución especializada en niños y adolescentes; nunca en una cárcel común. Y por eso ocurrió el habeas corpus.

Ocurre porque en Entre Ríos ocurre que tiene un ordenamiento legal un poco contradictorio: la Ley Nº 9.861 de protección integral de niños y adolescentes no tiene ningún apartado referido a cómo se debe actuar en el proceso penal cuando los menores se vean involucrados en delitos. “Después de la derogación de la Ley de Patronato, urgía tener una ley donde se trate al chico como sujeto de derecho y no como objeto de protección. Esa ley todavía no está, entonces nos regimos con el viejo ordenamiento. Es una contradicción”, analiza Barbirotto.

Los datos del Juzgado Penal de Niños y Adolescentes, a cargo de Mario Gómez del Río, muestran que en marzo de 2011 ingresaron 62 causas; en marzo de 2012, 63 causas; pero en marzo de este año hubo un salto exponencial en el número de causas tramitadas: la cifra alcanzó 116 expedientes. Un incremento del 88 pòr ciento en dos años.

Barbirotto pone el acento en una diferenciación

Asegura que entre 2011 y 2012, la mayoría de los delitos cometidos por menores fueron robos, tentativas de robos y hurtos calificados, y fue muy ocasional la presencia de armas en esos hechos. “Pero en lo que va de febrero a marzo, cuando empieza el año judicial, todo ha cambiado. Los casos de homicidio, tentativa de homicidios y demás delitos, están relacionados con el uso de armas”, explica.

“No sé si lo toman como un juego, pero los chicos andan armados. Y esto lo hemos visto en las últimas causas que han ingresado. En el Juzgado Penal de Niños y Adolescentes se han incrementado cualitativamente los delitos, con uso de armas y la presencia de drogas. Los chicos ya no consideran a la marihuana como droga, es como que la han naturalizado”, postula Barbirotto.

Entonces, si es corriente el porro, ¿qué sería la droga para estos menores? El defensor Barbirotto lo explica de este modo: “Drogarse para ellos es consumir psicofármacos mezclados con alcohol, que es lo que les da coraje para salir a robar. Un chico roba un celular no para uso personal, sino para canjearlo después por droga. Al chico no le sirve un celular sin cargador; le sirve en la medida que después lo puede cambiar por droga”.

“En un 90 por ciento, el chico que comete un delito está bajo los efectos de la droga. Si no estuviera bajo el efecto de la droga, no comete el delito. Ese es el tema. Ahí está la preocupación mayor por el tema drogas. Droga y delito se ha hecho un combo, y más con niños y adolescentes, y ahora tenés que sumarle el arma. Es sumamente preocupante. No sólo compete al Poder Judicial, sino a toda la sociedad, para poder pensar qué está pasando. La pregunta es cómo hace un menor para conseguir armas. Y es que un adulto se la da. Sin dudas. Me pone la piel de gallina ver a un chico con una pistola jurando venganza”, indicó.

Pero enseguida Barbirotto aclara: “No quiero crear una sensación de alarma, ni dar mensajes apocalípticos. Lo que quiero es poner de manifiesto cómo la droga esta metiéndose en los barrios más humildes de Paraná. Estos pibes son reclutados por la gente que vende droga, porque de otra forma un chico no consigue un arma. Esta gente los convierte en soldados a su servicio”.

Números

Los registros de la Policía de Entre Ríos dan cuenta que en el mes de febrero último ingresaron a la División Minoridad un total de 89 menores; 49 de ellos, por delitos; 13, por contravenciones. De ese total, 18 de los involucrados en los hechos policiales eran menores de 15 años, de entre 13 y 14 años.

Mientras, las estadísticas que maneja el Juzgado Penal de Niños y Adolescentes, el único con esa especialización en la provincia, indican que a lo largo de 2011 ingresaron 635 casos nuevos; en 2012, 704; y en los primeros tres meses de 2013, 237.

Pero si se ve lo que ocurrió en forma desagregada en un mes en particular, marzo, se cae en la cuenta del incremento sostenido de las causas penales que involucran a menores: en marzo de 2011 se tramitaron 62 causas; en marzo de 2012, 63 causas; y en marzo de 2013, 116 causas, publicó El Diario.

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