El plantel diezmado por lesiones y ventas con que cuenta Lanús, obligó al entrenador a recurrir a un grupo de futbolistas juveniles que se apoyaron en la experiencia del volante central Iván Marcone, el arquero Esteban Andrada y el zaguero central Rolando García Guerreño, autor del transitorio empate de cabeza a cinco minutos del final, tras un córner ejecutado por Tomás Belmonte, para sostener la diferencia alcanzada en Buenos Aires.
El equipo argentino fue sorprendido en la primera etapa por un infantil penal cometido por Marcelino Moreno que lo llevó al descanso en desventaja porque el argentino Emanuel Herrera estuvo acertado en la ejecución, desde los 12 pasos.
En la segunda parte Lanús se afirmó defensivamente durante la primera mitad para que la pelota quedara lo más lejos posible del arco de Andrada y después Carboni oxigenó la media cancha con los ingresos del mencionado Acosta y el joven Gastón Lodico, aprovechando la velocidad y el buen pie de ambos.
Por eso cuando a los 40 minutos el paraguayo García Guerreño clavó ese soberbio cabezazo en el ángulo superior derecho del arco peruano pareció que la historia estaba cerrada con la clasificación para la segunda fase.
Sin embargo en el segundo minuto de descuento apareció otro argentino, Horacio Calcaterra, quien aprovechó un yerro al intentar rechazar del debutante marcador central ex All Boys y Newell’s, Nehuén Paz, y con un preciso derechazo clavó el balón contra el palo izquierdo de Andrada, a media altura, contra el palo.
Los tres minutos de descuento que restaban fueron a puro sufrimiento para Lanús, que volvió a pararse de mitad de cancha hacia atrás como al principio de la etapa, se hizo sólido para lograr que Sporting Cristal no le merodeara el área, y selló la clasificación teniendo la pelota a 50 metros de su arco.