
Por Guillermo Alfieri
La cuna entrerriana
Plutarco pertenece a la numerosa familia de los Schaller, de Entre Ríos. Nació en 1928 y creció en Villa Crespo (Paraná Campaña), en el Barrio Azul, al otro lado de las vías del ferrocarril. Las tareas rurales le restaron grados al ciclo de la escuela primaria. Apenas adolescente, dejó la casa paterna y a los 17 abriles emigró de la provincia litoraleña. El servicio militar lo ancló en la Capital Federal, hasta que inició el peregrinaje, con la combinación de aventura y trabajo. Como operario de una empresa de perforaciones llegó a La Rioja, donde el agua es oro en polvo.
El llano y la montaña, la flora y la fauna, la minería y la agricultura, explotados y explotadores, el sol y las tormentas, seres humanos desafiando condiciones adversas. Nada fue ajeno a Chacho Schaller. Tipo fuerte, sin alardes desubicados. Lo que vio y sintió lo expuso en piezas periodísticas y en libros con ricas narraciones, como las acumuladas en El Corcino.
El sitio adecuado
En 1960, Plutarco se incorporó al diario El Independiente, dirigido por Alipio Tito Paoletti. “Cazó” imágenes y redactó impecables Fotocrónicas. Por su mérito, se divulgó que las formaciones geológicas de Ischigualasto, con su Valle de la Luna, padecían el saqueo de científicos piratas, con tarjeta de universidades extrajeras. Chacho se especializó en “leer” el desierto fosilizado, de millones de años.
Un acuerdo de límites determinó, entre 1967 y 1969, que el Valle de la Luna correspondía a San Juan y que, como consuelo a La Rioja le quedaba Talampaya. La decepción riojana la reflejó la revista humorística El Champi: el mapa de la provincia de Ángel Vicente Peñaloza quedó reducido a la plaza principal de la ciudad capital.
Schaller fue rastreador honorario en los intentos de que La Rioja reabriera el paso cordillerano a Chile, escaló El Bonete, rozando los 6.900 metros de altura, conoció Los Andes que no ven los turistas. Fue periodista de la travesía a la Antártida, liderada por el coronel Leal. Guió a Arturo Jauretche y a Daniel Moyano en viajes por el interior remoto de la provincia. Hizo de auxilio del corredor Raúl Sufán en un gran premio de turismo carretera, con la particularidad de ser más veloz que los consagrados volantes en la compleja Cuesta de Miranda. Claro que tanta audacia provocó accidentes, quebradores de huesos y dibujadores de cicatrices que tatuaron el cuerpo de Plutarco.
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Los habitantes de la capital de La Rioja, sufrían la endémica falta de agua suficiente para atravesar el rigor de los ardientes veranos. La solución se pensaba con forma de obra faraónica, como la del faldeo del Velasco, cadena montañosa que es parte del paisaje. Con su experiencia en la materia, Plutarco proponía perforaciones de larga longitud para extraer el agua subterránea. El Independiente planteó el público debate y se escuchó la opinión de Schaller. En el primer tramo de la década de los ’70, se licitó y realizaron los agujeros extensos, con un éxito que perdura hasta el presente.
Represión y despojo
Fui compañero de Plutarco en El Independiente, con línea editorial crítica del autoritarismo y de apoyo a la pastoral de Enrique Angelelli. Participamos con alma y vida de la fundación de la cooperativa que imprimió el matutino. Allí detuvieron a Schaller, en la madrugada del 24 de marzo de 1976. Lo torturaron. Lo liberaron en 1983, en el patagónico penal de Rawson. La dictadura consiguió cómplices civiles para que Chacho y otros siete socios fueran excluidos de Copegraf, por “abandono de trabajo”.
Tanteó ocupaciones e intentó reagrupar a la familia. En Cuba surgió una chance de empleo, sin perder contacto con su país. Denunció que Jagüé, pueblo riojano al pie de la cordillera, fue vendido en 1990 a un holding italiano, a un costo de 340 mil pesos, a razón de un peso la hectárea e involucrando a 500 habitantes y a la impresionante Laguna Brava.
Plutarco Schaller volvió a La Rioja. La muerte le arrebató seres amados. Testimonió en causas por delitos de lesa humanidad. Armó un dossier con el nombre de cientos y cientos de represores. Acompaña los actos con reclamos populares, aunque las rodillas protesten. Chacho no afloja. Querelló a los que robaron El Independiente. Sigue dando pelea a la impunidad.