Por Oliva Taleb, especial para ANALISIS DIGITAL

El cambio de estación imponía ocuparse de ordenar, guardar la ropa que ya no usaría. En otro momento, un día de lluvia, hubiera sido la excusa ideal para ver una película… ¿Cine?... Hace más de 20 años que el cine cerró, y no recuerda que alguno de los tantos canales que el video-cable tiene, anunciara alguna que valiera la pena. Opción dudosa, porque ya se sabe… si sopla algo de viento, si los relámpagos terminan en trueno, si finalmente caen algunas gotas de agua, lo que sobreviene es… el consabido CORTE DE LUZ.

Es lo que sucede en su pueblo desde que tiene uso de razón, o se recuerda con nariz. Es digno de publicarlo en esos espacios tipo…”Aunque Ud. No lo crea…” Y cada vez que eso sucede, ella dice en voz alta, haya alguien o nadie escuchándola… “El mundo está por desintegrarse, en cuanto se le ocurra alguien allá en el norte, apretar el botón y aquí en el sur, en el pueblo, se encapota el cielo, caen las primeras gotas, y… ¡la luz se corta!.... Décadas atrás, cuando ella se descubría la nariz, quizás había motivos suficientes. No había nacido la TECNOLOGÍA DE ÚLTISIMA GENERACIÓN, pero… en estos tiempos que el hombre pisó la luna, la gente saca pasaje turístico para visitar Marte, cuando desde el satélite, saben donde vive el “ciudadano común”, y si en la puerta de su casa hay un auto estacionado, no le encuentra razones valederas. Como buen animalito de costumbre, sabe que ANTES DE QUE VUELVA (¿de dónde?), hay que desenchufar todos los aparatos eléctricos para…. ¡que no se quemen!... Por eso, sin luz, el mejor programa posible será la entretenida tarea de subir y bajar, bolsas, cajas con ropa de invierno, guardadas a presión, en la parte superior del placard. Tantos años de práctica no ha de demandarle el intercambio, mucho tiempo. Trabajar sin música (aunque no se le preste demasiada atención) es casi un castigo, por eso dejará visible, a su alcance, la radio portátil, que no se salvará de las descargas… Mientras tanto, revisa la ropa a guardar, sonríe pensando, si el próximo año seguirá de moda, tanto colorido, tanta transparencia. Creativa la moda, con onda, cómoda, alegre. Como toda moda, a nadie incomoda…

Luego, entonces sí, se dedicaría a ella!... ah! Tanta buena intención merecería muy buenos resultados. Como aconsejan TODASSSSSSS LAS REVISTAS, todos los programas femeninos, se impone, UNA PROFUNDA LIMPIEZA de cutis, máscaras milagrosas faciales, imprescindible hidratación, y, unos masajes, suaves, alrededor de los ojos, en las comisuras, de los labios, y en toda línea dibujada, casi como un garabato, que se encuentre sobre el rostro. Tarea difícil, abrumadora en serio. No hay que engañarse, mejoría puede haber, pero MILAGROS, para estas minucias femeninas, no se puede pedir ni esperar… A ella, tampoco le importa demasiado, porque por suerte, la gente que la mira (y no siempre admira), cumple años como ella, le cambian la graduación de los cristales igual que a ella, y armados de cariño, la ven… ¡BÁRBARA!... Hay un no sé qué, dijeran Ferrer y Piazzolla, ¡en la belleza otoñal!... Vestida, silbando bajito y caminando rápido, se han dado vuelta para mirarla… Incorregibles, como es costumbre, pensamientos. O acaso esas dos personitas chiquitas no la miran extasiada, cuando ella, espejo en mano, les enseña los secretos de maquillaje, ante la mirada atónita de los padres, por no haberles pedido PERMISOOOOO…. Ah! Estos hijos, devenidos en padres, conservan aún algunos criterios cercanos al manual de cabecera con que los criara, de Florencio Escardó. Pujando, toda la bibliografía moderna. Y está bien… es el camino obligado por todos recorrido…

El sol del verano ha encontrando descanso. Aquí y ahora, a poco de estrenarse, el otoño, con esa clásica nostalgia que la prensa, la literatura, y el séptimo arte le asignan, promete hacer de las suyas…. Con ese color indiscutido, ocre, que le pertenece, con películas que lo inmortalizan, con gente de la edad de Martina, que la representa, ha llegado a tiempo para apagar los incendios de verano. Temas candentes, aún pendientes. No ha de detenerse en la realidad globalizada. Ella es un ama de casa con dos tareas pendientes. Tan sólo dos. Que sólo dependen de ella. Aún con luz, cortar, podrá escuchar buena música… ¿Por qué no Las 4 estaciones de Vivaldi? Elegir al azar una para el final a toda orquesta. ¿“La primavera”?... podría ser, muy reconocida, popular, nac &pop… Pero,… ¿por qué no escuchar primero “El otoño”?… De prisa, ya, que en cualquier momento puede cortarse la luz…

Subiendo y bajando cajas, desde la altura de la silla que hace de escalera, alcanza a divisar, algunas nubes grandes, regordetas, ocultando el sol. En el aire, ya se respira cercano, el olor a tierra mojada… No le queda otra… Zapatera a tus zapatos…

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