Boca Juniors le ganó a Nueva Chicago 2 a 0 el partido que disputaron desde las 11:00 en la Bombonera, en el marco de la décima fecha del Torneo Clausura y quedó como único puntero. El volante Javier Villarreal puso en ventaja al local a los 9 minutos del primer tiempo, mientras que Antonio Barijho puso cifras definitivas en el marcador a los 17 minutos del complemento.
Boca sabe lo que quiere. Modifica nombres propios, enfrenta a diversos rivales, pero siempre, siempre, sale a jugar con la premisa de resolver cuanto antes los partidos. Puede pasar, como el miércoles ante Chacarita, que se demore lo que insinúa. Hoy, en cambio, en esta mañana futbolera, desde el vamos dejó en claro sus intenciones ofensivas. Fue por derecha, por izquierda, por el medio, de arriba, de abajo. Sí, por todos lados.
No extrañó, entonces, que en los primeros minutos el juego se desarrollara en los últimos veinticinco metros del campo visitante. Cardozo, una vez más, fue clave para darle salida al equipo por la izquierda. El pibe, con una confianza tremenda, se cansó de proyectarse y además de abastecer a compañeros con pases muy profundos.
A los nueve minutos se produjo la primera explosión en La Bombonera. Todo nació de una rápida salida de Abbondanzieri. Cardozo, en posición de diez, arrancó a todo tranco y de cachetada se la dejó adentro del área a Iarley. Llegó el despeje y Cardozo, quien siguió muy metido en la jugada, le dio de una al segundo palo. El arquero De Olivera, muy apado, retuvo en dos tiempos y casi debajo del arco la empujó a la red Villarreal.
Claro, la diferencia tranquilizó a Boca. Que empezó a manejar la pelota de un lateral al otro, mientras que Chicago tuvo algunos momentos de puro desconcierto. No podía hacer pie. Marcaba mal y atacaba peor.
Kmet, un vivo bárbaro en esto de encontrar espacios, se recostó por el sector izquierdo y de a poco le empezó a ganar las espaldas a Calvo. Ya el partido era otro, más allá de que la sensación general era que si los de Bianchi se decidían, seguro que volvían a gritar.
Con espacios y un adversario obligado por la desventaja, Boca se hizo un equipo largo entre la defensa y el mediocampo. Pero muy corto entre volantes y delanteros. Entonces, había dos versiones de un mismo Boca. Daba ventajas atrás (de hecho, Mandra y Tilger pudieron convertir) y metía miedo de res cuartos de cancha hacia adelante. Un poco por méritos propios, con la potencia de Barijho fundamentalmente. Y otro poco por los groseros errores defensivos de Chicago. Un dato que no es menor: Schiavi y Crosa ganaron siempre de arriba cada vez que se sumaron en ataque.
Bianchi quería cuanto antes la definición. Y se puso loco desde el banco después de ese cuarto de hora en el que todo fue de Boca. Donnet, dos veces, tuvo el gol y no pudo lograrlo. También Barijho casi grita. Chicago, con el último resto que le quedaba, insinuó alguna que otra contra por el lado de Mandra, aunque las cosas se pusieron en su lugar cuando Barijho marcó el segundo y merecido gol. Alivio general, en ese momento.
De ahí al final, Boca mostró su oficio. "Pinchó" la pelota y se dedicó a cuidar energías de cara al extenuante calendario que tiene por delante. Pudo, incluso, marcar varios más, pero prefirió cansar al rival y esperar, sin apremios, esta nueva victoria que hace más puntero que nunca.