De ANALSIS DIGITAL
Jorge Olivera huye de las autoridades desde este jueves. Se escapó del Hospital Militar Central a donde había sido llevado por personal del Servicio Penitenciario Federal, desde San Juan, ya que hace 20 días fue condenado a cadena perpetua en esa provincia por ser considerado coautor responsable de violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos agravado por su estado de cargo público y asociación ilícita, entre otros cargos.
Lo que pocos recuerdan, es que Olivera fue socio de Jorge Humberto Appiani, el ex capitán auditor que llevaba adelante las asesorías legales durante los Consejos de Guerra que montaron durante la última dictadura, y que simulaban procesos en los que enjuiciaban y condenaban a militantes, además de estar acusado de participar en secuestros y torturas e intentos de asesinato.
Appiani es también abogado y tenía un estudio jurídico en Buenos Aires, donde era socio con Jorge Olivera. Ostentando esa licencia, defendió a Olivera en Italia cuando fue detenido por su participación en el asesinato de Marianne Erize.
El crimen de Marianne Erize
Marianne Erize era una joven misionera que a finales de los 60, se mudó con sus padres, colonos franceses, al Bajo Belgrano. La chica se topó allí con la miseria urbana. Mientras estudiaba periodismo en la Universidad de Lomas de Zamora, trabajó ocasionalmente de azafata, hizo un corto publicitario para la marca más popular de cigarrillos y fue elegida Miss “Siete Días”. Tras un viaje a Europa, la muchacha volvió a Argentina y se volcó de lleno al cristianismo e ingresó a la Juventud Peronista.
En la villa de su barrio formó pareja con un joven militante comprometido y ligado a Montoneros. Juntos trabajaron en la villa de Retiro. A fines de 1975 viajó con su compañero a la ciudad de Mendoza, donde el joven fue detenido pocos meses después. En plena dictadura, Marianne no podía visitarlo, so pena de ser también apresada. Pero se instalo en San Juan, donde comenzó a trabajar en la cosecha de aceitunas.
Allí fue secuestrada por un “grupo de tareas” del Ejercito. Conducida a “La Marquesita”, un centro clandestino de detención, Marianne fue interrogada, violada y asesinada. Tenía 24 años.
Olivera ya había sido juzgado en Italia por ese crimen, bajo la representación legal de su socio Appiani, pero quedó en libertad. La justicia llegó hace 20 días, cuando fue sentenciado a cadena perpetua por el mismo delito, pero ayer escapó.