Pescado clandestino

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Epuyén habría exportado irregularmente sábalos por aduanas de ciudades en las que no existe esa especie

F. V.

Tres de los cuatro frigoríficos de pescado que funcionan en Entre Ríos denunciaron ante la Justicia Federal de Paraná a la empresa de Victoria, Epuyén SA, por el supuesto delito de contrabando agravado. En la maniobra ilícita estarían involucrados, además del titular de la firma, el empresario Oscar Poletti, funcionarios del Senasa y de la Aduana Nacional. Pese a la prohibición impuesta por el gobierno nacional y a las restricciones prevista para evitar el agotamiento de este recurso, clave del ecosistema, Epuyén envió al exterior 2.550 toneladas de sábalo (244 toneladas más de las que tenías asignadas por cupo). Según consta en la AFIP, declaró 1.300 toneladas por la Aduana de Diamante y al exceso lo exportó a través Campana, Buenos Aires, Iguazú y, curiosamente, por las de Mendoza y Pocitos (Salta), donde obviamente no existe el sábalo.

La presentación la hizo el abogado diamantino Luis Stello, apoderado legal de la Cámara de Frigoríficos de Pescado de Entre Ríos, que conforman las empresas, Curimba SA, Pescanor SRL y Lyon City SA, las que también otorgaron facultades al mediático abogado capitalino Fernando Burlando, para inicie actuaciones en Buenos Aires.

El escrito de 38 páginas fue presentado en la Justicia Federal de Paraná por el supuesto delito de contrabando agravado por la intervención de un funcionario público, en forma reiterada y en concurso ideal y de contrabando documentado contra el responsable y los integrantes del directorio de Epuyén SA, Oscar Poletti, con domicilio en Avenida Belgrano y Dorrego de Victoria.

Stello solicitó en la misma acción que individualice e investigue la conducta del médico veterinario del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), cuya intervención en la constatación de los stocks remanentes de sábalo de Epuyén habría facilitado la maniobra del frigorífico.

Huellas y estragos

Las sospechas sobre el proceder de Epuyén, la empresa más grande de Entre Ríos en cuanto a su capacidad de extracción y exportación de pescado, comenzaron mucho antes de que el gobierno nacional decidiera imponer una veda total para la pesca del sábalo y prohibiera a principios de 2007 las ventas al exterior de esta especie, ante la alarma accionada por entonces por los científicos del Conicet, los grupos ecologistas y hasta los propios pescadores, que había comprobado un marcado descenso de la especie en río Paraná.

La firma fundada por Oscar Poletti, un empresario pesquero marplatenese que decidió probar suerte con su actividad en las aguas dulces del Paraná después de algunos escándalos y resonadas causas judiciales que lo tuvieron como protagonista a fines de los años 80 y principios de los 90, logró posicionarse raudamente como la compañía de pesca de especies de río más portentosa de la Argentina.

Desde la Aduana de Diamante, Epuyén fletó a partir de ese momento miles de toneladas de sábalos (Prochilodus Platensis), bogas (Leporinus Maxillosus), tarariras (Hoplias Malabaricus), bagres (Pimelodus Clarias), patiés (Luciuspimelodus Pati), entre otras especies a los voraces mercados de Colombia, Brasil, Bolivia y Nigeria.

Sus prácticas empresarias despertaron casi enseguida todo tipo de cuestionamientos en los pescadores y acopiadores, quienes acusaron a Poletti de estar sometiéndolos a un virtual régimen de cautiverio comercial, pues su control sobre el mercado llegó a ser omnipresente.

Pero Epuyén no era la única empresa que había avizorado que un magnífico negocio bajos las aguas marrones del Paraná, y muy pronto emergieron otras empresas competidoras. En Victoria se instalaron Curimba SA y Pescanor SRL, en tanto que en Diamante surgió Transa SA, que luego dio paso a Lyon City SA.

A principios de 2002, con el fin de la convertibilidad y el advenimiento de un dólar a más de tres pesos, se inauguró una época dorada para el sector que, como muchos especialistas lo anticiparon, sin un marco regulatorio formal y coordinado en ambas márgenes del río, ni controles provinciales eficientes que pusieran coto a la literal depredación que se desató -sobre todo de sábalo-, toda la cuenca del Paraná acusó el impacto.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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Barracas ganó como visitante en un polémico encuentro ante Huracán.

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Zeballos se consagró campeón en Madrid junto a Granollers.

La victoria de Instituto dejó sin chances a Sarmiento, que encima sufrió el empate sobre el final.

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Por Claudio Jacquelin (*)

Dibujo de Alfredo Sábat para La Nación.

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