Por Luis María Serroels (*)

Es evidente que el kirchnerismo ostenta los niveles de audacia y descaro más espectaculares. Debe aceptarse que alguien se las ha arreglado para dar justo en el punto donde bolsones de injusticia son propicios para penetrar la grieta más vergonzante, allí donde los Códigos se ríen descaradamente de la Carta Magna.

No se sabe qué artilugios y trampas con toga de jueces (por mayoría) le ofrendaron a cierta familia arraigada en el poder, para que se les apliquen excepciones de leyes inexistentes.

Para el kirchnerismo y sus adláteres en el arte del lavado de dinero, parece armarse una arquitectura orientada a aplicarles un sobreseimiento “sin juicio”.

Mucho más grave que aplicar una cláusula errónea es aplicar una ley inexistente. ¡Y menos porque sí! “Cualquier desnaturalización de las reglas de la etapa en que se encuentra la investigación, no se puede alterar la finalidad de conducir el modo más rápido posible al debate donde se defina la responsabilidad de los imputados, garantizándose no sólo los derechos de la defensa sino también los de los de la acusación”, planteó el fiscal Diego Velasco.

Es importante recordar que este representante del Ministerio Público Fiscal ya había insistido con meridiana simpleza en que “el pedido de sobreseimiento sin realizar el juicio, no corresponde”. Esta cuestión ya había sido planteada ante un tribunal hace dos años, concordando en que “el juicio oral y público debía realizarse”.

No debe haber ningún argentino que ignore el accionar contra la ley de la familia Kirchner mientras manejaba el poder político y en sociedad con Lázaro Báez y Cristóbal López. Estas maniobras al margen de lo legal son las que a Cristina Fernández y sus hijos les vinieron de maravillas.

Valen mencionar las hazañas ilícitas K, cuando se blanqueaban mediante los hoteles Hotesur y Los Sauces, a los que no se ocupaban pero se contabilizaban como si estuviesen abarrotados de turistas.

¡La platita, la platita! solía decir sonriente alguien mientras lo envolvía el aroma a papel verde. ¿Quién podría imaginar que un par de miembros de un tribunal encargado de analizar e investigar las andanzas de integrantes del kirchnerismo más rancio, les obsequiarían un escandaloso sobreseimiento (Cristina, sus hijos y su aceitada banda) sin juicio.

Si este temperamento revolucionario por lo ahorrativo de tiempo y gastos se convalida, no sería extraño que por tal procedimiento estuviéramos planteando el otorgamiento a un ministro de Justicia una vía prodigiosa destinada al achicamiento del presupuesto. Un premio equivalente al Pulitzer aunque mucho más rentable.

La principal causa que insume un tiempo interminable y se conoce como Hotesur, es la que ha revolucionado el ambiente tribunalicio y que tuvo preocupación de inmediato por parte del diputado nacional electo, Ricardo López Murphy. De allí que se movilizó para una presentación ante el Consejo de la Magistratura. El blanco dio en los jueces Adrián Grinberg y Daniel Obligado, por mal desempeño en sendos cargos en la función pública. Dice el futuro legislador, entre algunos tramos, que “los magistrados tergiversaron de manera intencionada el sistema penal formal y sustancial, dando privilegios procesales a Cistina Kirchner y el resto de los acusados, so pretexto de supuestas novedades que jamás podrían reputarse como tales y que exceden los supuestos legalmente habilitados por normas procesales para tratar la cuestión”.

Alguien dijo que el delito de lavado de dinero en nuestra legislación requiere para su configuración únicamente que los activos provengan de un ilícito precedente. Precisamente los fiscales Gerardo Policita e Ignacio Mahiques sostuvieron con claridad que las irregularidades en la obra pública constituían el delito precedente de las maniobras de lavado de activos.

En su voto disidente, la jueza Adriana Pallioti dijo que “el único ámbito para discutir la totalidad de los planteos formulados por los defensores resulta ser, inexorablemente, el debate oral, público, contradictorio y continuo, principal etapa del procedimiento penal que garantiza la inmediación entre las partes”.

La hilera de delitos con que el kirchnerismo tapizó el poder, no se ha agotado. A su jefa le tocará su castigo. Sus descendientes abonados al “trabajo noble e inagotable” (?) no quedarán sin rendir cuentas.

Si la sociedad observase con pereza cómplice de qué modo el kirchnerismo modifica los Códigos básicos para salir airosos ante la ley, todo se va al infierno.

No obstante la vida no siempre es de color rosa: a media semana trascendió que si Casación reabre la causa (salpicada de vergüenza), Cristina Fernández puede ser nuevamente procesada. El nuevo magistrado es Fernando Canero, quien ya condenó a Luis D’Elía.      

Esta semana un nuevo juez le impidió salir del país al ex presidente Mauricio Macri. En tanto, la dos veces ex presidenta Cristina Fernández, plagada de cargos ante la justicia, sale al exterior cuantas veces le da la gana.   

“Si quieres derrotar la corrupción, debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares” (Lee Kuan Yew).

(*) Especial para ANALISIS