
En un inédito comunicado, la Conferencia Episcopal Argentina llamó a los diputados electos a rechazar el proyecto de ley que establece la educación sexual obligatoria en todas las escuelas públicas y privadas del país que este miércoles fue aprobado por la Comisión de Comisión de Educación de la Cámara Baja, mientras la curia exigió a los legisladores salientes que no hagan intentos “de última hora”, tal el texto leído por el arzobispo de Paraná, Mario Maulión. La cúpula eclesiástica consideró que el proyecto “vulnera los derechos y obligaciones de la familia, la patria potestad y la libertad de enseñanza”.
Según informó el diario Página/12, la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación aprobó un proyecto de ley que establece la educación sexual obligatoria en todas las escuelas públicas y privadas del país, lo que provocó una rápida respuesta de la Conferencia Episcopal Argentina.
Consultada sobre el contenido de la ley, la diputada Marta Maffei (ARI-Buenos Aires) explicó a Página/12 que “se trata de una ley marco, que reglamenta la ley de Salud Reproductiva, que en su articulado establece que debe implementarse la educación sexual en las escuelas”, aunque aclaró que se trata de un proyecto consensuado en la Cámara Baja que fue aprobado casi por unanimidad en la Comisión de Educación, que integran desde Patricia Walsh (Izquierda Unida-Capital Federal), Jorge Rivas (Partido Socialista-Buenos Aires), Eduardo Macaluse (ARI-Buenos Aires), de la izquierda, por un lado, hasta María del Carmen Rico (Frente Popular Bonaerense), hija del ex teniente coronel carapintada, por otro. Además, indicó que el texto tiene el visto bueno de los asesores de la Comisión de Familia y todavía debe pasar por la Comisión de Salud, aunque es posible que no sea aprobado por los legisladores que actualmente componen la Cámara de Diputados.
El proyecto sostiene que todos los niños tienen el derecho de recibir educación sexual, y dispone que “es obligación de los establecimientos educativos, públicos y privados, de brindar información sobre sexualidad, adecuada a su edad”, explicó Maffei. La norma incluye a todos los niños, desde el nivel inicial hasta el terciario. Y dispone que su implementación estará a cargo del Consejo Federal de Educación, “integrado por todas las provincias, elaborará un proyecto básico con contenidos adecuados a cada distrito. En cuanto a la metodología de aplicación, será definida por cada escuela, con su comunidad de padres y docentes”, sostuvo Maffei.
Aunque está lejos aún de convertirse en ley, el modesto avance de este proyecto consensuado entre todos los bloques despertó la inquietud de la Iglesia Católica, que ayer mismo hizo pública una declaración en la que presiona a los legisladores para que no voten esa norma a través de una declaración que fue hecha pública por el arzobispo de Paraná, que ofició de vocero de la Conferencia Episcopal Argentina.
En el texto, se exhortó a los diputados y senadores que llegarán al Congreso Nacional el 10 de diciembre a ser “consecuentes con sus propuestas preelectorales, rechazando las leyes que atenten contra la familia y la juventud”, entre ellas, según consideran, la de educación sexual. Además, les pide a quienes abandonarán las bancas en esa fecha que “se abstengan de intentar aprobar proyectos que en su oportunidad fueron rechazados por los argentinos”.
La declaración constituye una de las manifestaciones de presión más fuertes emitidas por la Iglesia ante la sanción de una ley, equiparable a la ofensiva contra la ley de divorcio vincular, y se trata de un pronunciamiento que se conoce justo después de las expresiones del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, quien afirmó desde su columna en televisión que la política de Estado en materia de educación sexual “promueve la corrupción sexual” entre los jóvenes.
De hecho, Aguer se había referirse a supuestas entregas de preservativos y anticonceptivos a alumnos de 13 años en un colegio al que no mencionó afirmando que la educación sexual constituye “una invasión intolerable en los derechos de los padres respecto de la educación de sus hijos”. Funcionarios de distintas áreas le respondieron al arzobispo, pero las palabras más duras corrieron por cuenta del ministro de Salud, Ginés González García, quien replicó que la de Aguer “me parece que es la opinión de un fanático”.
Lo cierto es que el avance modesto de este proyecto llegó a oídos de la Conferencia Episcopal, que no demoró en presionar a los legisladores. “Ante versiones que aseguran que se tratarían en el Congreso proyectos de ley que vulneran los derechos y obligaciones de la familia, la patria potestad y la libertad de enseñanza, consideramos oportuno recordar a la ciudadanía y a los legisladores que en ninguna de las plataformas de los partidos triunfantes figuraban tales leyes o planes”, dijeron desde la cúpula eclesiástica.
Finalmente, Maffei consideró que “en la Iglesia están muy mal asesorados. Este proyecto no es contra ninguna iglesia sino a favor de la niñez y la adolescencia, de los niños abusados: el 67 por ciento de los niños son abusados en el seno de sus propias familias. La educación sexual consiste también en educar en la no violencia, en que nadie tiene derecho a hacerles a los chicos cosas que no les gustan y que ellos pueden hablar de ese problema con su mamá, su abuela o la maestra”, sentenció.