
Los alfonsinistas están convencidos de que la única forma de impedir que el oficialismo gane en la primera vuelta electoral, en octubre, es caminar junto a De Narváez en Buenos Aires. “Tenemos la obligación moral de generar una alternativa electoral competitiva a la gente”, repiten los laderos más cercanos al candidato. En esta lógica, no descartan sumar a otros exponentes del Peronismo Federal e incluso del macrismo, abandonados a la deriva con la decisión de su líder, Mauricio Macri, de competir por su reelección a jefe de gobierno porteño. Por ahora, todos son planes que flotan en la nebulosa alfonsinista, pero el dato es que no se descartan.
También es cierto que Alfonsín no dio por agotada la instancia de un acuerdo nacional con el socialista Hermes Binner, gobernador de Santa Fe, y con la líder de GEN, Margarita Stolbizer. Por mandato del candidato, el senador Gerardo Morales viajará el martes rumbo a Santa Fe para intentar encarrilar las negociaciones con el socialismo santafecino, que derraparon en los últimos días con la negativa de Binner de acordar con De Narváez.
Según publicó La nación, los radicales recibieron con sorpresa y cierto malestar las declaraciones del gobernador socialista, quien dijo no sentirse “representado” por el sector que encarna el dirigente peronista y que no quiere repetir el viejo error de la Alianza. “Esperábamos otra reacción; tal vez él esté amagando con jugar también a la Presidencia”, interpretan en el comité nacional de la UCR.
“Me parece que estamos equivocando los términos. Nosotros estamos construyendo un armado nacional en el que Binner y Alfonsín serían la garantía de un acuerdo programático, y De Narváez y otras expresiones están vinculados a cuestiones provinciales”, sostuvo ayer Miguel Bazze, presidente de la UCR bonaerense.
Estas disonancias pusieron en duda la posibilidad de que Binner acompañe a Alfonsín como compañero de fórmula. “Haremos todos los intentos hasta el último minuto, pero si fracasamos, debemos tener un plan alternativo”, deslizan, enigmáticos, en las usinas radicales.
Internado
Alfonsín medita estas alternativas mientras descansa en Entre Ríos junto a su inseparable amigo y operador político Guillermo Willy Hoerth. Ambos partieron rumbo a Puiggari anteayer y regresarán pasado mañana, pese a que la terapia antitabáquica recomienda al menos siete días de internación. “Es lo que la agenda le permite. La cuestión era hacer un alto en el camino y mejorar la salud. Venía fumando mucho, casi un atado y medio por día”, deslizó ayer un asesor cercano.
Cuentan los alfonsinistas que este centro adventista, una casona de estilo clásico, enmarcada en la exuberante naturaleza entrerriana, es conocido en el ambiente político por sus programas antiestrés. Por allí habría pasado el ex presidente Eduardo Duhalde, comentan.
Lo cierto es que, mientras lucha por no prender un cigarrillo, Alfonsín sigue de cerca las novedades que se producen en la metrópoli porteña. Se llevó para ello su iPad, en la que recibe por mail los mensajes que le mandan sus colaboradores cercanos y sólo atiende las llamadas más urgentes. El descanso sólo se prolongará un par de días más; en estas instancias de definiciones, la agenda será frenética, advierten al lado de Alfonsín.