Parece mentira. Ya pasaron 10 años desde que el Negro Juvenal –como le decían a mi viejo- le dijo adiós a la familia, a los amigos, a los compañeros, al fútbol, a la profesión. Me gustaría escribir tanto sobre él pero la memoria -y las líneas- no me alcanzan. Hoy a mi viejo no se lo lee en los periodicos, no se lo ve en la tv ni se lo escucha en radio. Pero de lo que estoy segura, como hija, es que hoy mi viejo estaría emocionado porque sus hijos pudieron terminar sus estudios, porque todos trabajan y viviendo muchas veces condiciones de humillación, aprendieron a hacer valer sus derechos sin temerle a la denuncia, a la expresión, a la verdad tal como él nos enseñó.
Hoy mi viejo estaría orgulloso porque mi mamá durante estos años soportó la peor de las enfermedades, haciendole frente a las circunstancias, fueran laborales y emocionales, depositando todo el amor de una verdadera mamá.
Por último, hoy mi viejo, tal vez, creería un poco en el país habida cuenta el contexto que se vivía cuando se fue, y corrupción queda corto. Pero (Carlos) Menem no volvió más y cabe rescatar que, con el tiempo, se hizo Justicia por la memoria de las víctimas de la última y terrible dictadura militar. Y todavía queda mucho más, claro. Hoy mi viejo estaría contento porque sus amigos lo siguen recordando, lo siguen mencionando, lo siguen queriendo... .
En fin, hoy su joven amigo Daniel (Enz) me pidió que le lleve un clavel blanco en su nombre y le contesté que, si llegaba a Olivos, iba a dejar el suyo y el mío. Pero también le dije que hoy mi papá le agradecería por los homenajes que, día a día, hace visitando a la familia, escribiendo con verdad, y hablando con tanto respeto sobre él.
(*) Gabriela es la cuarta hija de Carlos Juvenal y al igual que Carlitos Juvenal, son los periodistas de la familia. Cecilia -la mayor- es médica; Norita, abogada; Alejandra es licenciada en Ciencias de la Educación e Inés estudia Dirección Escénica.