Se agudiza la falta de camas para internación en el Hospital San Martín y en clínicas privadas de Paraná

Una chica con la cara blanca como un papel, adormecida sobre el hombro de su madre; una mujer que buscaba sostén en su compañero, que permanecía en cuclillas frente a la fila de asientos y una familia en pleno, con equipo de mate y bolsos de viaje en el regazo, aguardando con ansiedad las últimas noticias sobre el estado de salud del hijo mayor.

Ellos, todos, eran parte de un grupo grande de personas, que permanecía el martes por la tarde en el salón largo y angosto de la guardia del Hospital San Martín de Paraná.

Las más de veinte butacas instaladas en ese espacio no daban abasto y el intercambio de gente -entre los que salían ya con un diagnóstico y los que llegaban en busca de alivio- era incesante, detalló El Diario

El hospital San Martín es, quizás, la principal caja de resonancia de lo que sucede en materia de salud en el orden local y provincial. Sucede que es el centro de referencia en atención de adultos y desde hace tiempo viene recibiendo una demanda continúa, engrosada cada día por las derivaciones de alta complejidad del interior, la falta de lugar en el sector privado y el “crecimiento espectacular” de la accidentología.

Mientras, la infraestructura pública y privada sigue siendo la misma o, incluso, menor que tiempo atrás. Así, explicó la situación el jefe de la guardia del Hospital San Martín, José Carlos Cuestas, quien definió que la capacidad del nosocomio está “saturada”.

Según el médico, el nivel de derivaciones de pacientes desde el interior es altísimo y la tendencia sigue en ascenso. Para el profesional, el problema tiene su explicación en la falta de un trabajo en red, coordinado con los hospitales de la provincia. Tanto es así, que en estos días el hospital San Martín recibió un paciente –recientemente operado- derivado desde Concepción del Uruguay, donde hay un hospital regional, contó.

A eso, sumó la elevada incidencia en el volumen de atención de personas con obra social, lo que da cuenta de que “la parte privada no resuelve el problema”, acotó.

También, la creciente cantidad de casos de personas accidentadas tiene un fuerte impacto en la demanda. “La accidentología ha aumentado espectacularmente y requiere de una atención de emergencia” que en el caso de Paraná, no está cubierta por el servicio del 107. “No hay (un servicio) prehospitalario que puedan atender a los pacientes en la calle y poder hacer una buena derivación. El 107 funciona con un camillero y choferes”, no hay médicos, señaló Cuestas, al intentar desentrañar las distintas razones del asunto.

Así las cosas, concluyó que el impacto final del problema recala en el San Martín, que la situación deja a la luz un grave problema en la política de salud de la provincia y que la atención se garantiza a fuerza de trabajo y voluntad. Y aseguró que siempre se le hace un lugar a quien llega mal.

Intermediarios

Para una persona, someterse a una intervención quirúrgica es de por sí una situación complicada, desde lo físico y emocional; y la situación se torna más compleja e irritable cuando el enfermo y sus familiares deben sortear los obstáculos burocráticos y hasta físicos de las clínicas, sanatorios y hospitales.

“Que un paciente consiga cama para ser intervenido de urgencia depende, en gran medida, de la predisposición del médico, de los llamados que pueda y quiera realizar en el sanatorio o centro asistencias público”, admitió el médico clínico Jorge Alarcón.

En el mismo sentido, el presidente de la Federación Médica de Entre Ríos (Femer), Ariel Rodríguez, consideró necesario analiza la realidad sanitaria pública y privada para entender el contexto en el que se suscitan los acontecimientos.

“En los grandes centros, el ámbito privado absorbe la cobertura de muchas personas que cuentan con seguridad social y es complicado conseguir cama, sobre todo en una etapa estacional como esta, donde hay muchos enfermos internados y las cirugías programadas se superponen con las urgencias; hay cuellos de botella que tiene que ver con estos temas”, consideró.

En este marco, el profesional debe conjugar la ansiedad del paciente con lo que considera que debe realizarse médicamente. “Hay cuestiones que se pueden programar y otras que no, y hay una gestión que es personal, donde el médico puede hacer algo para que se resuelva en mayor o menor tiempo”, admitió.

Espacios

La urgencia médica implica una cuestión humanitaria y hasta de tipo médico legal que obliga a buscar alternativas para solucionarla. En tanto, la cirugía programada depende de la disponibilidad de quirófano, y se espera en función de ello.

Hay clínicas que son abiertas y otras cerradas. Esta última característica supone que únicamente pueden internarse paciente cuyos médicos trabajan en ese sanatorio, donde ingresa, en la mayoría de los casos, después de calificar con sus antecedentes, experiencia y formación.

La solicitud de internación la labra el médico, posteriormente, es el paciente el que inicia el trámite ante la obra social, mientras el sanatorio solicita la autorización para la cirugía programada. El conflicto surge cuando a la persona hay que operarla repentinamente.

“Resolver una intervención quirúrgica supone una enorme burocracia que exigen las obras sociales y de eso se tiene que ocupar cada médico; pero cuando se programa una cirugía es el paciente el que debe asistir al sanatorio e iniciar el trámite, primero en la obra social y luego en la sociedad de anestesistas. En definitiva, son pasos administrativos que deben afrontar el paciente o un familiar”, detalló por su parte Ignacio Uranga, médico traumatólogo y secretario gremial de la comisión directiva del Círculo Médico de Paraná.

Si bien cada una de las especialidades tiene sus características, la gran mayoría de los médicos cubren la parte ambulatoria en sus consultorios y lo quirúrgico, programado o de urgencia, lo concretan en los sanatorios locales.

“Si surge una situación apremiante mando al paciente a la clínica y muevo cielo y tierra para que le den una cama; es una urgencia que debe solucionar el sanatorio, pero si el médico no acompaña el proceso al paciente se le complica”, reconoció Uranga.

Contactos

Una instancia diferente se presenta en los casos de internaciones clínicas, que tienen una alta demanda de camas y por tiempo indeterminado.

“Hay algunos médicos que no trabajamos con ninguna clínica ni nosocomio, porque cubrimos solamente la parte de consultorio; cuando tengo que internar a alguien le sugiero que elija la clínica que quiera y pueda”, contó Jorge Alarcón. En casos como estos, el enfermo dependerá de la atención que le dispense el clínico de cabecera que atiende de ese sanatorio u hospital.

“Si no encuentran lugar intento establecer un contacto para solicitar ayuda, incluso, muchas veces son los médicos de guardia los que terminan solucionando el inconveniente, y es una cuestión muy seria”, apuntó. En definitiva, las carencias físicas terminan siendo resueltas por los propios profesionales médicos.

“Hoy, en Paraná, es un drama conseguir camas”, subrayó Rodríguez. “Para una internación clínica es un drama conseguir lugar”, concluyó Uranga.

Foto: El Diario

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